El Silencio De Los Herederos

—Señor Luc, usted nunca está presente en los compromisos importantes, como las fiestas de los demás empresarios. Si quiere contar con mi firma en su proyecto, tendrá que asistir.

Esas reuniones significan mucho para mí.

—Si usted me lo pide, claro que estaré presente.

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Su padre quiere unir negocios a través de un matrimonio estratégico. Y, por desgracia, yo soy su primera opción. Lucas, mi amigo y un abogado brillante, es la segunda. Él nunca pierde un caso y heredó una fortuna tras un trágico accidente aéreo donde murió su padre y el poderoso señor Reyes, junto a su esposa e hija. Nunca se halló el cuerpo de la niña. A veces pienso que esa niña sigue viva… en algún lugar de este mundo.>>

—Entonces, ¿puedo contar con usted, señor Luc? También me gustaría que, de vez en cuando, salga con mi hija. Acaba de regresar de viaje y no tiene amigos por aquí por lo menos hasta que se adapte en la cuidad.

—Será un gusto mostrarle la ciudad, pero deberá ser otro fin de semana. Este ya tengo compromisos.

—Tengo entendido que tu tiempo libre lo dedicas a tu sobrino.

—Así es… Veo que me ha estado investigando.

—Por supuesto. Necesito saber con quién estoy tratando, ya sabe cómo funciona el mundo de los negocios, no pienso poner en riesgo todo mi patrimonio, tengo una hija que depende completamente de mí.

—No tengo problema en salir con el niño. Si gusta, podemos ir a un lugar donde él se sienta cómodo —dice Marián, como si el plan ya estuviera decidido.

—Si no te molesta, este fin de semana iremos al acuario. Le había prometido esa salida a Matt.

—No hay problema.

—Señor Santander, aquí tiene los documentos del proyecto. Puede leerlos y firmarlos cuando lo considere oportuno. Este proyecto fue iniciado por mi hermano… antes del desafortunado accidente. Le pertenece a él, en parte.

—Será un placer trabajar con usted, Luc. Pero antes de firmar, me gustaría revisar las cláusulas con mi abogado. Espero no le moleste que también añada al mío.

—Mientras todo sea profesional, no tengo objeción. Con permiso, señor Santander, señorita Abigail.

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EN OTRA ESCENA

—Angela, ¿hay algo que no me hayas contado?

—No. Siempre te cuento todo, lo sabes. No te oculto nada.

—¿Estás segura?

—Claro que sí, Daniela… ¿Por qué me haces esas preguntas tan raras?

—Porque ya me enteré de que estás buscando información sobre tus padres biológicos.

—(...) Es solo por curiosidad. Nada importante. Por eso no te lo mencioné.

—¿Estás segura?

—Sí. Muy segura.

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Angela y yo estábamos emocionadas por la visita al acuario. Compartimos la misma fascinación por la vida marina. Nuestro sueño es bucear algún día, aunque ahora no podamos costear para un viaje.

Era una tarde hermosa… hasta que un niño corrió hacia Angela y se abrazó fuertemente a sus piernas.

—Angela… ¿quién es ese niño? ¿Por qué te abraza como si te conociera? Daniela estaba sorprendida.

—Hola pequeño… ¿otra vez te perdiste de tu tío? Dani, él es el niño del que te hablé.

—¡Ah! ¡Cierto! Hola pequeño… se ve tan tierno a tu lado. Pero dime, ¿qué haremos con él?

—Esperar. Quizás aparezca su tío… o los hombres que lo cuidan.

(Justo entonces apareció un hombre alto, elegante, y sí… bastante guapo. Se acercó con paso firme.)

—Matt, te dije que no te separes de mí. Hay demasiadas personas por aquí.

(Me acerqué para tomar la mano de Matt, pero una chica me detuvo, interponiendo su brazo con brusquedad.)

—¡Oye! ¿Qué te pasa?

—¿Quién eres tú? -Angela se interpone tratando de proteger al niño

—Esa pregunta debería hacerla yo. ¿Quién te crees para impedirme acercarme a mi sobrino?

—¿Sobrino? Esta mañana otra persona se hizo pasar por su tío… y no eras tú.

—¿De qué hablas? ¿Acaso ya conocías a Matt?

—No por su nombre, pero hace dos días lo conocí en el parque. Un hombre se lo llevó diciendo que era su tío. Y ahora tú dices lo mismo.

—(Ahí entendí. Miguel me contó de ella… la mujer que hizo dormir a Matt en su regazo. Así que esta es la chica del parque.) Ya sé de qué hablas. La persona que se llevó a Matt fue su tío Miguel. Yo soy otro de sus tíos.

—No confío en tu palabra. Muéstrame tu identificación. Y la del niño también.

—¿En serio? Pregúntale a Matt quién soy.

—Pequeño, ¿este hombre es tu tío?

(Matt asintió con una sonrisa leve.)

—Por si tienes dudas, aquí está mi identificación… y la de Matt.

(Leí el nombre: Luc Vivanco Córdova. Y el niño: Mateo Vivanco Risso. Era cierto.)

—Disculpa mi desconfianza… pero con la inseguridad de este país, uno nunca sabe, es mejor tomar precauciones.

—Miguel me habló de ti. Me dijo todo lo que hiciste por Matt. ¿Eres psicóloga?

—Sí… lo soy.

—Quiero que seas la psicóloga de Matt. Pagaré el doble de lo que te estén dando ahora.

—¿Qué?- Angela se sorprende por la oferta que le acaban de hacer

—No es solo por su comportamiento. Es que contigo, Matt es otro. Él no se deja tocar por nadie… pero a ti te busca solo.

—(Me encantaría ayudar, pero no sé cuál es el caso del niño) Déjame pensarlo.

—Por el dinero no te preocupes.

—Eso es lo de menos… solo soy practicante. Me pagan el mínimo.

(Abigail interrumpió de repente.)

—¿Interrumpo algo?

—Obviamente —respondió Luc, sin ocultar su molestia.

—Claro que no. Solo quería asegurarme de que este hombre era de verdad el tío del niño. Fui yo quien encontró al niño.

—Ni que fueras la policía para exigir identificación a mi prometido…—Si todo está en orden, ya nos podemos ir, ¿no?

—Puede irse si quiere. Yo no la estoy reteniendo aquí.

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Daniela y yo seguimos disfrutando del acuario. Nos tomamos muchas fotos. Desde niñas lo hacemos: las mismas poses, el mismo lugar. Es nuestra tradición.

—Angela, ¿crees que esa chica sea la prometida del bombón ese?

—¿De qué prometida hablas? No entiendo.

—¡No te hagas! Sabes bien que hablo de la chica de Luc.

—No me interesa si es su prometida o no. Solo me compadezco por él… y por el niño. ¿Te imaginas vivir con una mujer así toda tu vida? Dios me libre.

ya sé a dónde va esa pregunta tuya. ¡Por favor! Deja de meterme ideas en la cabeza con tus famosas cartas.