Dilata reencarna en su primera vida, con recuerdos de la segunda. Hará de todo para poder tener una mejor vida y ser feliz junto a su hijo.
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Escape.
18 de Mayo.
Por fin mi esposo se va a su viaje.
Mi hijo cuando lo fui a ver se mostró preocupado al ver mi cara hinchada pero le hice saber que todo estaba bien y que pronto seremos solo los dos.
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El día se me hizo interminable, no sé porque siempre que esperas con ansias a que llegue un momento en específico el tiempo pasa más lento de lo usual.
Es de noche y todos tienen que estar ya durmiendo, como nosotros no somos tan importantes no hay nadie vigilando dentro de la casa.
Estuve haciendo unos pantalones para tener mayor movilidad a la hora del escape, hoy solo haré reconocimiento del almacén para saber que es lo que puedo sacar.
Salgo de la habitación en silencio, aunque todos estén dormidos igual tengo que ir con cuidado.
Voy por los pasillos a oscuras tratando de no chocar con nada. Al llegar me escondo en la pared para vigilar que no haya nadie dando una vuelta y como yo esperaba no había guardias haciendo sus rondas.
Abro la puerta del estudio, coloco la pantalla para ver el sueño que tuve para escribir la novela en un momento donde el Duque hacía sus negocios sucios y guardaba el dinero en este lugar para que nadie supiera de lo que hacía, fue así como nadie supo sobre la caza y venta de esclavos.
Voy hacía al estante y muevo unos cuantos libros de una manera determinada para que se abra una puerta escondida.
Con la luz de la pantalla alumbró el pasaje hasta llegar a una gran sala llena de cofres.
Comienzo a revisar y quedo asombrada con lo que veo.
Mucho oro y joyas en los cofres, si saco algunas de estas cosas no creo que se den cuenta hasta un tiempo después, tardarían mucho tiempo en hacer un nuevo inventario pero primero tendrían que darse cuenta de que faltan cosas.
Veo una puerta al lado contrario de la habitación y me dirijo a ella para ver qué hay detrás.
Abro con cuidado para ver qué del otro lado solo hay un tunel oscuro muy largo, miro hacia atrás antes de adentrarme en el túnel.
Camino como por media hora hasta por fin llegar a una salida.
Abro la nueva puerta para salir fuera del muro que divide la propiedad del Duque con las demás, al inicio de un bosque.
Al parecer encontré la manera de salir de forma más segura.
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Ayer fue el baile del príncipe y hoy será nuestro escape, confío en que cada uno estará llegando a su destino al mismo tiempo si salgo en la noche.
Preparé un bolso con algunas mudas de ropa para mi y mi hijo, lo demás lo sacaré a la hora de huir para irnos directamente.
–¿Estas listo para irnos?
–Sí mami.
Busco ropa oscura un poco discreta para Drystan y los mismos pantalones de la otra vez para mi. Mi hijo se coloca su mochila en la espalda listo para seguirme hasta el final.
Me aseguraré de que sea feliz en esta nueva oportunidad.
Abro la puerta mirando para todos lados asegurándome de que no haya nadie, miro a mi hijo y le hago la seña para que guarde silencio, comienzo a caminar con él tomado de mi mano, pasamos los pasillos con cuidado escuchando algunos ruidos de vez en cuando.
Llegamos a la puerta del estudio y siento como mi hijo se pone más nervioso apretando mi mano con fuerza.
–No tengas miedo –susurró en su oído después de dejar un beso en su frente.
Abro la puerta y entramos en silencio, voy directo al estante.
Cierro detrás de nosotros y caminamos por el túnel, al llegar voy a un cofre con monedas de oro y abro un bolso para comenzar a echarlas, luego voy a un cofre de monedas de cobre y plata pero esas las hecho en un bolso pequeño que me amarro en la cintura, voy a otros cofre con joyas y saco todas las que puedo.
–Listo, vamos.
Vamos al otro túnel para salir del lugar.
Respiro profundo cuando logramos salir del túnel, le doy ánimos a mi hijo para que caminemos hacía el pueblo y poder tomar un carruaje a un lugar lejos de aquí.
Creo que iremos al reino Rosel.
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Dios.
Fueron los 13 días más largos de mi vida y los más incómodos.
Es impresionante que este mundo sea más viejo que el otro del que vengo pero están muy atrasados en cosas de tecnología y pensamiento.
Las calles son de tierra, los carruajes tirados por pobres caballos, las mujeres tienen que usar vestidos largos, anchos y con muchas capas, los hombres son dueños y señores de todo, confían tanto en la magia que no han avanzado adecuadamente.
Con los baches y el movimiento del carruaje me duele la espalda.
Llegamos a un pueblo en la frontera del imperio Rosel con Amberley, no me iba a quedar en ese reino porque si nos llegasen a buscar era fácil para el encontrarnos pero no tiene el mismo poder en otro reino.
Me acerco al gobernador del pueblo para poder comprar una pequeña casa.
–Buenas tardes mi señor –digo haciendo una reverencia.
–Buenas tardes señorita –responde a mi reverencia– ¿En que puedo ayudarla?
Se ve un hombre humilde y amable.
–Me presento, mi nombre es Dilara Dupeyrón y estoy buscando una casa pequeña que pueda comprar para vivir con mi hijo.
El hombre nos observa con atención.
–Un placer mi nombre es Russel Campbell gobernador del pueblo de Iris ¿Puedo saber donde está su esposo?
–Mi esposo falleció hace poco y sus familiares nos quitaron la casa, por suerte pude sacar un poco de dinero para irnos.
–Está bien, deje que revise.
Saca unos papeles de una biblioteca y comienza a revisarlos hasta que se detiene en uno.
–Tengo un territorio un poco alejado del pueblo al inicio del bosque, es grande pero tiene un precio bajo por estar tan aislado, la casa es pequeña, humilde y alejada.
–¿Está muy lejos?
–Se encuentra a una hora y treinta minutos en carruaje, si le interesa puedo mostrarle.
–Nos encantaría.
El gobernador nos lleva directo a un carruaje de su propiedad, nos acomodamos y partimos, miro el camino con atención para poder volver al pueblo en el futuro.
Llegamos a unas vallas de madera que el cochero abre al instante, seguimos el camino por unos minutos más hasta llegar a una casa como describió el hombre, pequeña, aislada y humilde. Se notaba que estaba deshabitada desde hace mucho tiempo, el terreno era muy grande y estaba lleno de maleza, no sé podía ver ya la valla desde donde estábamos.
Tendríamos que hacer unos arreglos más adelante pero por ahora está bien.
–¿Cuál es el precio del terreno?
–Treinta monedas de oro.
Estoy sorprendida, el terreno a pesar de estar abandonado es demasiado grande y por la vegetación se nota que es una tierra buena para el cultivo.
–¿Las tierras de los lados están vacías?
–Sí.
–¿Cuál es su precio?
–Quince monedas de oro cada una, esos terrenos no tienen casa, son del mismo tamaño que este, también abarcan parte del bosque, todo está rodeado por vallas para señalar los límites de cada terreno.
– Quiero entonces estos 3 terrenos.
–¿Qué?
–Sí, quisiera comprar los tres terrenos, para serle sincera no me gustaría tener vecinos tan cerca, me gusta más la tranquilidad.
Después de la sorpresa del hombre partimos de vuelta al pueblo para firmar el traspaso de propiedades.
Pongo los terrenos a mi nombre y el de mi hijo.
Por unos días nos quedaremos en una posada para comprar los muebles que colocaremos en la casa.
no se arrepiente solo es su marido el dilema debería acabar con esa farsa ya que tiene apoyo así no va sola no le hará nada y este Raymond de todo por ella ya que puede ser que pronto haya bebe a bordo