Siempre he creído que contaba con una familia unida y llena de amor. Sin embargo, un día la desgracia se presentó en mi vida. Fue en ese momento cuando todo cambió y la tragedia me llevó lejos del amor de mi vida. Este doloroso acontecimiento me abrió los ojos y me hizo darme cuenta de quienes eran realmente mis verdaderos enemigos, aquellos que siempre habían estado a mi alrededor, ocultos tras una falsa fachada de cariño y apoyo.
NovelToon tiene autorización de vane para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Episodio 6
●Tuerto: Así es, señorita. Ahora hablemos con total claridad sobre el motivo de su insistente búsqueda y lo que espera que yo haga por usted.
●Úrsula: con un tono decidido, le mostré un retrato de mi hermana y le dije: Aquí tienes el retrato de mi hermana. Quiero que la hagas desaparecer o que la vendas como sierva; no me importa lo que decidas hacer con ella, simplemente deseo que deje de perturbar mi vida. Luego, tomé una bolsa repleta de monedas de plata y se la arroje a los pies de ese asquerosas filibustero. Toma, eso es todo tuyo, y cuando hayas completado el trabajo, te daré el resto del pago. Pero, recuerda que no puedes revelar bajo ninguna circunstancia quién te contrató para esto.
●Tuerto: No se preocupe, señorita. Más temprano que tarde cumpliré con ese encargo que me ha hecho. Ahora, le aconsejo que se marche; no le conviene que la vean por aquí. Miro a la mujer del retrato es realmente hermosa, y me pregunto qué le habrá hecho a esta serpiente que tiene forma de mujer para que la odie. Una cosa es segura: disfrutaré de esa belleza.
CASA DE MANUEL
●Ofelia: Hijo, ¿por qué estás aquí y no con Inés? No la dejes sola tanto tiempo; ha esperado mucho por ti. Dime, hijo, ¿qué te pasa? ¿Por qué tienes esa expresión en el rostro? ¿Acaso sucedió algo con el señor de la ciudad? ¿No le dio su permiso para que te cases con Inés?
●Manuel: Madre, ese maldito de Alberto Lafon está exigiendo algo tan horrible como el derecho de pernada, y por ningún motivo voy a permitir que le ponga sus asquerosas manos sobre mi querida Inés. Prefiero matarlo, madre, lo haré.
●Ofelia: con un tono de preocupación y determinación, le digo a mi hijo: Hijo, ¿estás seguro de lo que me estás diciendo? No podemos permitir que eso suceda. Además, tengo entendido que esa ley ya fue derogada. Don Alberto no puede hacer eso. Inmediatamente iré a hablar con la señora Sofía para impedir que se lleve a cabo esa atrocidad. No puedo permitir que mi pequeña Inés pase por una desgracia así; me niego a aceptarlo.
Llena de rabia y frustración, Ofelia se dirige apresuradamente hacia el palacio del señor. En el camino, agradece a Dios porque se encuentra con la esposa de don Alberto, la señora Sofía. Desde afuera del palacio, Ofelia levanta la voz y le grita: ¡Señora Sofía! ¡Soy yo, Ofelia! Por favor, permítame hablar un momento con usted.
●Sofía: Hola, querida Ofelia, ¿cómo has estado? ¿Qué te trae por aquí en este momento? Luego, dirigiéndose a los guardias, agregó con firmeza: Déjenla pasar, por favor. Observando la palidez en el rostro de Ofelia, continuó: Te ves tan pálida, como si hubieras tenido un encuentro con un demonio. Ven, vamos a sentarnos aquí.
●Ofelia: Señora Sofía, lamento interrumpirla a esta hora tan temprana, pero tengo que compartirle una noticia desgarradora que me acaba de dar mi hijo. Él me comentó que Don Alberto, su esposo, le hizo una propuesta muy preocupante. Le dijo que, si desea casarse con Inés, primero tiene que llevar a cabo un acto que no solo es inaceptable, sino que además es profundamente injusto. Don Alberto está exigiendo el derecho de pernada, una práctica antigua y denigrante. Por favor, le ruego que intervenga y ayude a mi hijo en esta situación. No puede permitir que su esposo le imponga algo tan ruin y abusivo. Su apoyo es fundamental para que esto no suceda.
●Sofía: llena de indignación, me expreso con rabia sobre la situación: Ese maldito Alberto siempre encuentra la manera de salirse con la suya. No vamos a permitir que continúe haciendo lo que le plazca. No quiero que le haga a Inés lo que te hizo a ti. ¿Por qué me miras de esa forma? Estoy absolutamente convencida de que Miguel es hijo de Alberto y no tu esposo, ¿verdad?. Si le comentas esto a Alberto, te aseguro que la vida de tu hijo cambiará drásticamente. Y no solo porque sea su hijo, sino porque sería el único varón que tendría Alberto y proximo señor de está ciudad.
●Ofelia: ¿Qué está diciendo, señora Sofía? Quiero dejar en claro que mi hijo no es hijo de su esposo, así que no siga insistiendo en eso. No permita que mi hijo se quede solo en esta cituacion, ya que esa carga de culpa lo acompañará para siempre si su esposo le hace algo a Ines. Le pido que le ayude a casarse con Inés de manera que el señor no interceda en esta situación.
●Sofía: Está bien, Ofelia, no volveré a mencionar el asunto, pero quiero que sepas que si Alberto se enterara de que Manuel es su hijo, no se atrevería a acercarse a su esposa. Sin embargo, no te preocupes por mí; ten la seguridad de que mi esposo no hará nada en contra de esa pequeña. Ve y habla con tu hijo para que se calme y no haga algo de lo que pueda arrepentirse.
●Ofelia: No tengo palabras para expresar cuánto le agradezco, señora Sofía. En este momento me dirijo a casa de Inés, donde creo que ellos deberían estar juntos. Me despido de la señora Sofía, quien es un verdadero ángel; es la única persona capaz de hacer algo en contra del hombre que rige la ciudad. Sin embargo, hay algo que nunca haré: nunca le diré a mi hijo que su padre es ese demonio. Preferiría la muerte mil veces antes que hablar. Llegué a la casa de Inés, donde todos estaban reunidos alrededor de la mesa. Al entrar, saludé a cada uno de los presentes con una sonrisa y, con un tono de confianza, les comenté: He hablado con la señora Sofía sobre lo que está solicitando don Alberto, y me aseguró de manera firme que nunca permitiría que eso suceda. Así que podemos estar tranquilos, ella se encargará de la situación.
●Inés: Muchísimas gracias, señora Ofelia. Cuando me enteré de la solicitud que está planteando don Alberto, me quedé completamente sorprendida. No logro entender por qué él nos quiere imponer esto, especialmente cuando me conoce desde que era una niña. Lo encuentro realmente horrible y, sinceramente, nunca podría llevar a cabo algo así.