Elliot, un omega puro y dominante, se disfraza de un chico feo y humilde para convertirse en sirviente (Asistente personal) de Cassian Lancaster, un alfa dominante y heredero de un imperio empresarial. Lo que comienza como un acto de protección hacia él mismo se complica cuando surge una atracción inesperada entre ellos. Cassian, intrigado por su misterioso sirviente, no sospecha que tras su apariencia se oculta alguien completamente diferente. Ambos terminan enamorándose sin darse cuenta. ¿Qué pasará si Cassian descubre la verdad sobre Elliot?
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📌 BL/Omegaverse (ChicoxChico)
📌Embarazo Masculino
📌 Ocultamiento de Identidad
📌 Omega ¿débil? x Alfa fuerte
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Capítulo 6
Tal como había dicho Demian, a la mañana siguiente el hombre se levantó al amanecer y despertó a Celine para hacer ejercicio.
—Papá... —protestó Celine, aún somnolienta—. Hoy tengo clases extras, así que mejor hagamos ejercicio mañana.
Demian negó con la cabeza. Su hija menor era muy diferente de su hermano mayor, quien siempre había sido disciplinado. Celine no había aprendido etiqueta desde pequeña. Había crecido como una niña normal.
—Si este mes bajas tres kilos, papá te comprará un equipo de maquillaje —le dijo Demian, tratando de persuadirla. Sabía que su hija soñaba con ser una hermosa maquilladora, así que le encantaba coleccionar productos de maquillaje.
—¿De verdad? —Celine se levantó de inmediato, llena de entusiasmo.
—¿Acaso alguna vez he roto una promesa? —respondió Demian con confianza.
—No —sonrió Celine, entusiasmada.
Esa mañana, padre e hija hicieron ejercicio en el jardín de la mansión antes de que él fuera a trabajar y ella a la escuela.
Desde la distancia, Elliot, quien se dirigía a la habitación de Cassian para llevarle ropa limpia, se detuvo por un momento. El omega observó cómo Demian y Celine entrenaban juntos. La dinámica familiar de esos dos le resultaba extraña y, a la vez, cálida. Sin embargo, su curiosidad fue interrumpida.
—¿Qué estás mirando? —preguntó una voz profunda detrás de él.
Elliot dio un salto y se giró de inmediato, sobresaltado.
—¡Ah! Joven amo... yo solo... —balbuceó mientras sostenía las prendas que le había entregado la señora Rosa.
Cassian, arqueó una ceja mientras lo observaba.
—¿Ibas a mi habitación? —preguntó Cassian, cruzándose de brazos.
—S-sí, joven amo —respondió Elliot, evitando que su voz temblara.
—Bien. Prepara agua caliente en la bañera. Haré ejercicio un momento y... —hizo una pausa, su tono autoritario no dejando lugar a discusión—. Hoy me acompañarás a la universidad.
—¿Q-qué? ¿A la universidad? —Elliot no podía creerlo—. ¿Por qué tengo que ir, joven amo?
—Porque quiero que vengas conmigo —respondió Cassian antes de marcharse, como si fuera la decisión más natural del mundo.
Elliot, que había planeado mantener un perfil bajo en la mansión y nunca salir, sintió un peso en el pecho. Como omega, su presencia podía atraer miradas no deseadas, incluso más allá de las paredes de la mansión. Acompañar a un alfa como Cassian, quien irradiaba autoridad y poder, parecía una idea peligrosa. Tenía miedo de que su tía Bell o Julian pudieran encontrarlo y reconocerlo.
—¿Será seguro este disfraz? —murmuró Elliot, tocándose levemente el rostro mientras suspiraba.
Seguro o no, no tenía opción. El alfa ya había dado la orden y el omega no podía desobedecerlo.
Elliot apresuró a la habitación del alfa, dejando la ropa limpia en el vestidor y preparando la bañera con la misma destreza con la que había cumplido sus tareas desde que llegó. A pesar de su apariencia frágil, Elliot era meticuloso y eficiente. Sabía que debía serlo si quería evitar problemas.
Mientras organizaba las camisas de Cassian, comenzó a escribir en un pequeño libro las tareas pendientes del día, pues no quería que se le olvidara alguna. Su mano se detuvo cuando un escalofrío recorrió su nuca.
—¿Qué estás haciendo? —preguntó una voz profunda detrás de él.
Elliot se sobresaltó nuevamente, dándose cuenta de que Cassian tenía el molesto hábito de aparecer sin previo aviso.
—¿Por qué siempre aparece detrás de mí, joven amo? ¿Qué pasa si me da un infarto por el susto? —protestó con un leve atrevimiento, lo cual era extraño para él.
Cassian arqueó una ceja, su expresión mostrando una pizca de diversión.
—Vaya, ya te atreves a quejarte, ¿eh?
—N-no es eso... —Elliot se tensó, sus ojos bajando inconscientemente hacia el suelo.
Para su sorpresa, sintió la mano de Cassian sobre su cabeza, acariciándolo con una suavidad que no esperaba.
—Bien, debes ser capaz de expresar lo que sientes. Si algo no te gusta, dilo —murmuró Cassian.
—No es que no me guste, joven amo —se apresuró a aclarar Elliot, temiendo que lo hubiera malinterpretado.
Cassian sonrió, su expresión tornándose más juguetona mientras inclinaba un poco la cabeza hacia él.
—Entonces, ¿te gusto? —preguntó Cassian, sonriendo de lado.
—¿Eh? —Elliot quedó completamente confundido, atrapado en sus propias palabras sin poder entender si Cassian lo decía en serio o no.
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