RELOJ MAJICO

Después de dejar atrás la oscuridad de la noche y la amenaza de Thorne, Leo y Aria continuaron su viaje hacia la aldea de Brindlemark. La aldea se encontraba en el corazón del valle de Silvermist, rodeada de densos bosques que se extendían hasta el horizonte. Al este de la aldea, el valle se abría hacia el Mar de Cristal, un vasto océano que se extendía hasta el infinito.

Para aquellos que no conocen la geografía de la región, el valle de Silvermist se encuentra al este del reino de Everia, cerca de la frontera con el reino de Valtoria. La aldea de Brindlemark es un pequeño asentamiento que se ha desarrollado alrededor de un antiguo castillo, que ahora sirve como centro de la aldea.

A medida que Leo y Aria se acercaban a la aldea, pudieron ver la torre del castillo elevándose sobre las casas y los edificios de la aldea. La aldea estaba rodeada de un muro de piedra, con una puerta principal que se abría hacia el valle.

Leo y Aria entraron en la aldea a través de la puerta principal, y fueron recibidos por los aldeanos, que se mostraron curiosos y amistosos. La aldea estaba llena de vida y actividad, con personas trabajando en sus jardines y campos, y niños jugando en las calles.

Leo y Aria se dirigieron hacia el centro de la aldea, donde se encontraba el castillo. Estaban ansiosos por encontrar refugio y seguridad en la aldea, después de su encuentro con Thorne.

Leo y Aria llegaron al pueblo de Brindlemark, exhaustos y heridos después de su pelea contra Thorne. El pueblo estaba rodeado de colinas verdes y bosques densos, y el aire estaba lleno del aroma de pan fresco y hierbas aromáticas.

Aria se apoyó en Leo, que la ayudó a caminar hacia el centro del pueblo. Los habitantes de Brindlemark los miraron con curiosidad y preocupación, ya que estaban cubiertos de polvo y sangre.

"¿Dónde podemos encontrar ayuda?", preguntó Leo a un anciano que estaba sentado en una silla fuera de su casa.

El anciano los miró con ojos bondadosos y dijo: "Pueden ir al templo de la diosa Eira. Los sacerdotes y sacerdotisas pueden ayudarlos a curar sus heridas".

Leo y Aria se dirigieron hacia el templo, que estaba ubicado en el centro del pueblo. El templo era un edificio impresionante con columnas de mármol y un techo de oro.

Al entrar en el templo, fueron recibidos por una sacerdotisa llamada Elara. Ella los miró con compasión y dijo: "¿Qué les ha sucedido? ¿Por qué están tan heridos?".

Elara los llevó a una habitación tranquila en el interior del templo, donde había una gran fuente de agua cristalina. Ella les pidió que se sentaran en el borde de la fuente y cerraran los ojos.

Luego, Elara comenzó a cantar una melodía suave y mágica, mientras movía sus manos sobre el agua. La fuente comenzó a brillar con una luz suave y azulada, y Leo y Aria sintieron una energía cálida y curativa que se extendía por sus cuerpos.

Las heridas de Leo y Aria comenzaron a cerrarse, y el dolor y la fatiga desaparecieron. Se sintieron renovados y revitalizados, gracias a la magia de Elara.

"Gracias", dijo Leo, mientras se levantaba y se estiraba. "Nos has ayudado mucho".

Elara sonrió. "Es mi deber ayudar a aquellos que lo necesitan", dijo. "¿Qué os trae a Brindlemark?"

Aria se acercó a Elara. "Estamos buscando a alguien", dijo. "Un hombre llamado Thorne. ¿Sabes algo de él?"

Elara frunció el ceño. "Lo siento, pero no conozco a nadie con ese nombre", dijo. "¿Qué relación tienes con él?"

Leo y Aria se miraron entre sí, y luego Leo dijo: "Es un enemigo. Nos ha estado persiguiendo".

Elara asintió. "Lo siento, pero no puedo ayudaros a encontrarlo", dijo. "Pero puedo ofreceros comida y refugio por un tiempo. Podéis quedarse en el templo hasta que estéis listos para seguir adelante".

Leo y Aria se miraron entre sí, y luego asintieron. "Gracias", dijo Leo. "Aceptamos tu oferta".

Pero mientras se sentaban a comer y descansar, Leo y Aria no podían evitar sentir que Thorne estaba cerca, observándolos, esperando el momento perfecto para atacar.