Dos agentes del gobierno mueren en un atentado, ambos despiertan en un mundo totalmente diferente, no entienden que situación es esta, ahora deben unirse o pueden morir de nuevo.
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Soy feliz
Después de unos meses la construcción estaba terminada y los campos estaban preparados para sembrar, fue un trabajo muy duro dónde se requirió de mucha gente y el dinero de la mitad de la dote de Regina.
-Eso no quedo muy grande?
-Es por qué hacerlo provincial salía lo mismo que hacerlo así, te prometo que el dinero lo vamos a reponer, afortunadamente las cosechas de frutas está bien, las tierras ya están listas.
-El dinero era para eso no te preocupes, por cierto ya está listo todo para el viaje?
-Si, el señor Harris acepto quedarse un poco más.
-Entonces cuándo nos vamos?
-Pasado mañana, alista tus cosas.
-Lo único que no le gusta es el carruaje.
-Jaja bueno a caballo tampoco es muy cómodo, Pero puedes viajar en ambos, has mejorado en tu desempeño.
-Si, ahora ya me acostumbré, el señor Harris se sorprendió al verme correr todas las mañanas.
-Si, yo con él puedo entrenar con la espada tiene buena técnica
Ambos solo ven que todo va mejorando, de lejos lo ve el joven Christopher, aún no puede creer que aquella niña arrogante cambiará tanto.
Después de unos días ambos parten hacia el sur deben supervisar la cosecha de frutos, ahí tienen una casa a su disposición, el viaje es un poco tardado, ya que ninguno de los dos está acostumbrado a estar cabalgando mucho tiempo.
-Por fin llegamos, estoy cansada
-Vamos a tomar algo ya mañana vamos a los campos.
-El territorio es grande, el paso de la frontera está cerca.
-Si, solo unos kilómetros más.
Ambos llegan, la doncella de Regina va con ella y prepara su habitación.
Para su sorpresa James tiene una visita no muy grata.
-Vaya, vaya, por fin vienes.
-Conde de Ferlig, que hace aquí, es de mala educación llegar sin avisar.
-Déjate de estupideces James, prometiste venderme estás tierras, puedo subir el precio.
-aunque lo haga, ese precio no es ni la tercera parte de lo que valen estás tierras, no las venderé.
-No tienes palabra acaso.
-No me importa lo que pienses, no vendré las tierras por qué es lo que sostiene a la Baronía, además ahora me he casado, mi esposa depende de mí y a ella le prometí que la situación cambiaría.
Regina traía entraba acomodando su vestido, ella no se dio cuenta de que había alguien más, cuando vio al conde solo voltea a ver a James.
-Conde, ella es mi esposa Regina Foster.
-Mucho gusto. -Ella lo saluda formalmente -
El conde solo la ve y entiende por qué James quiere seguir con la Baronía, es una mujer joven y bonita.
-Tu esposa es bonita, ahora entiendo, aun así puedo pagar más, sé que tienen problemas de dinero.
-No, no venderé las tierras, ahora sí nos disculpa, tenemos que salir.
El conde sale enojado, solo ve a Regina y se pregunta quien es y por qué está con ese idiota sin fortuna y sin carácter.
-Si no es por las buenas será por las malas, no solo puedo quedarme con las tierras sino con una mujer hermosa.
James solo toma de la mano a Regina pues ambos se dan cuenta de como la ha mirado el conde.
-Ese estúpido va a dar problemas.
-Si, la forma en que te mira no me gusta, además porque quiere las tierras, tiene suficiente.
-James debemos averiguar que planes.
Para el conde las tierras eran importantes porque así podría poner más negocios cerca de la frontera, piensa quitar los árboles y construir un hotel.
-Wao esto si es bonito mira cuántos árboles son, deben ser hectáreas.
-Si, me esperas aquí o vamos.
-Ve, yo mientras reviso los granos y la otra parte donde no hay árboles dicen que solo es maleza y algunos árboles de bayas que no se comen, si se limpia podemos ver que podemos sembrar.
Regina va con el capataz a ver los campos disponibles que por falta de dinero no se han sembrado.
-Señora el año pasado se limpió un poco, ya que el barón dijo que vendería, Pero después mando un mensaje donde dijo que no, entonces no seguimos limpiando hasta que él viniera.
-Dios! Es bastante, que tipo de baya es?
-Son silvestres, no saben dulces y tampoco son de utilidad, por eso las cortamos.
-Heee!
Regina pegaba un grito, pero de sorpresa, el capataz se asusta pensando que algo le había picado o lastimado.
-Pero, Pero... Si es...
-Señora, que le pasa?
-Oh por Dios, es café, es café, dile al barón que venga, ve corre corre.
-Si, si señora.
Regina entraba en los plantíos y vio que en el suelo estaban los árboles que habían tirado.
-Nooo mi hermoso café, que triste.
-Que paso?? estás bien?
James llegaba corriendo, se asustó cuando lo llamaron.
-James soy tan feliz, muy feliz, mira.
James avanzó un poco más y vio el cafetal lleno de frutos.
-Esto es...?
-Si, si, es...es café.
Regina recogía el café que ya estaba seco no va a desaprovechar está oportunidad, James solo le ayuda, ya que ella se ve muy tierna recogiendo todo.
-Espera te vas a lastimar, deja que lo hagan y aún falta ver dónde lo vas a moler.
-No importa yo me lo voy a llevar todo, muero por un café.
-Jajaja bien.
James ordeno que el café fuera recogido, mientras Regina llevaba un poco en su bolsa, James la acompaña de regreso en lo que el va otra vez a su trabajo.
Regina está en la cocina, después de varios intentos, logra hacer un poco de café, justo llegó James ambos por fin tomaban una taza de café.
-Creo que le faltó un poco, lo tueste en el horno de pan y lo molí dónde muelen las especies, poco a poco iré mejorando.
-Está bueno, ya extrañaba el aroma.
-Si verdad.
Ambos van al despacho, con sus tazas de café.
-Yo iba siempre por un café antes de subir a la oficina.
-Si, te veía siempre.
-En serio?
James se pone un poco nervioso pues en su vida pasada jamás le dijo que a él le gustaba.
-Si, tú eras atractiva, lo eres ahora también.
-Nunca dijiste nada.
-Bueno, tú eras una compañera de trabajo y siempre me viste así.
-Bueno tú también eres muy serio, además eras de una familia importante no.
-Porque lo dices.
-Vamos James, tu apellido era Smith, tu abuelo es uno de los mejores agentes, toda tu familia lo es, tu tio es director de la agencia.
-Ja, mi Abuelo... El no es lo que parece, pero eso ya no tiene sentido, ya no estamos ahí, ahora solo estamos tú y yo.
-Juntos, eso no lo dudes, yo estaré contigo.