Alexandra nuestra protagonista tenía una vida tranquila al lado de su hermana y su mamá, pero el dia de la graduación de su hermana aparece después de tanto tiempo el ex novio de su ex mejor amiga, con una noticia inesperada, diciendole que su ex mejor amiga estaba desaparecida, esté le pide que le ayude a buscarla, pero lo que ella no sabe es que él guarda un secreto detrás.
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CAPÍTULO 6: ¿QUIÉN ESTÁ DETRÁS?
La luz hizo visible una habitación vacía de paredes blancas. No había ninguna ventana en ellas. No había nada más que solo la cama en la que estaba. Todo era de color blanco, hasta la única puerta que seguro llevaba a la salida. Era como una habitación para locos.
También observé que llevaba puesta otra ropa. Una pijama blanca larga y con adornos ondulados que parecían ser de encaje delicado. La tela era suave y brillante.
—Entonces ¿tú eres mi hija? —el sonido de la voz de un hombre resonó en la habitación.
Me asusté al escucharla y al mismo tiempo empece a buscar el lugar de su procedencia.
—¿Q…Quién es? —pregunté.
—Escucha con cuidado lo que tengo para decirte, mi niña —resonó otra vez, con una pequeña risa.
Aquella voz tenía un tono grave y a la vez áspera, al recorrer de donde provenía, encontré un altavoz en la mitad de una de las paredes.
—No tengo dinero —grité.
—No digas nada y escucha, aunque igual no puedo oírte. Es por eso que te pido que prestes atención.
¿Qué significa esto? ¿Acaso no es un secuestro?
—De ahora en adelante, vas a tener que olvidar tu vida anterior. Pasarás de ser una joven ingenua a una mujer fuerte y decidida. Yo te entrenaré, para que seas mejor que yo.
¿Qué? ¿Dé que se trata todo esto? Quien sea que este hablándome ¿quién rayos es? Dice que olvide mi vida ¿qué le pasa? Eso es como olvidar quien soy.
De repente, la puerta se abrió y una mujer de pelo rubio y rizado, vestida con un atuendo extravagante entró.
—Buenos días —dijo en un tono sonriente, que no parecía amabilidad.
¿Y buenos días a quien? Porque al menos para mí no lo son. Además, ni siquiera sabía si realmente estaba de día. No sabía que hora era y mi madre. Mi madre debe de estar preocupada. Ella debe estar preguntando por mí.
—Oye sal de ahí —dijo la mujer—. No es tiempo de perderse en pensamientos inútiles.
—¿Quién es usted? —pregunté, apenas la miré.
—¿Yo? —dijo riéndose en un gesto de desagradable—. Lo siento, niña, pero yo solo vengo a llevarte a un lugar.
—¿Por qué me trajeron aquí? —pregunté en un tono desafiante.
—No lo sé. Yo solo recibo órdenes y las llevo a cabo. Así que sígueme obediente y no te molestes en huir porque no llegarás muy lejos.
Me levanté de la cama, y al hacer contacto con el suelo, mis pies descalzos sintieron frío. La mujer extravagante se giró para salir y detenidamente la seguí. Al salir de la habitación, mi curiosidad me llevo a observar el espacio. Afuera todo parecía estar bien, las paredes eran igualmente blancas, pero estas sí lucían algunos cuadros de paisajes remotos, lo que alimentaba mi curiosidad y no podía dejar de verlos a medida que daba pequeños pasos.
—Camina más rápido. No tengo mucho tiempo —exclamo, aquella mujer.
Empece a dar pasos más rápidos, hasta el punto de estar a poca distancia de la mujer. Camine tras ella durante unos minutos más, subimos varias escaleras seguidamente, hasta que entramos en un amplió pasillo y lo recorrimos hasta casi la mitad. Frene de un salto, al momento que ella se detuvo frente a una puerta de madera.
—Está será tu habitación. Dentro hay un baño y ropa. Te elegí un vestido, zapatos y todo lo demás. Están sobre la cama —dijo, mientras me miraba de la cabeza a los pies con una expresión sería—. Vendré por ti en una hora. Alguien muy importante te espera.
Abrió la puerta de la habitación y me hizo un gesto para que entrara. Escuche a penas entre que cerro la puerta con llave. Ella me había encerrado. Mientras escuchaba sus pasos al marcharse mi preocupación estaba saliendo a flote, pero no quería mostrarme débil ante esta situación. Constantemente he sido débil. Siempre me he mantenido en las nubes. Al margen de la gente. Y me preocupa lo que me espera después de escuchar lo que dijo aquel hombre que me hablaba por el altavoz "vas a tener que olvidar tu vida anterior".
Olvidar mi anterior no será posible porque saldré de aquí sea como sea.
Me acerqué a la cama y vi el vestido que ella había elegido para mí. Era de un rojo intenso, con un corte elegante y sofisticado. Era todo lo contrario a mi. Me sentí incómoda al pensarlo, ¿por qué querían que me vistiera así? ¿Qué esperaban de mí?
Miré alrededor de la habitación, buscando algo que me ayudara a escapar. La ventana estaba cerrada con llave, y la puerta también. Pero encontré un pequeño cajón en la mesa de noche, y dentro había un pequeño cuchillo de afeitar.
Me sentí un poco más segura con el cuchillo en mi mano. Era una pequeña arma, pero era algo. Me lo guardé en el bolsillo del vestido y comencé a pensar en mi próximo movimiento.
Tenía una hora antes de que ella regresara. Podía usar ese tiempo para explorar la habitación más a fondo, buscar pistas o encontrar otra forma de escapar. Pero también podía usarlo para prepararme mentalmente para lo que estaba por venir.
Respiré profundamente y me miré en el espejo. La persona que reflejaba era casi una extraña. Pero sabía que no podía dejar que me vencieran. Tenía que luchar.
Me acerqué al espejo y me miré detenidamente. Mi reflejo mostraba una persona cansada y asustada, pero también determinada. Me peiné el cabello con los dedos y me limpié los ojos. Tenía que mantener la calma y pensar con claridad.
Comencé a explorar la habitación más a fondo. Buscaba cualquier cosa que pudiera ayudarme a escapar o entender qué estaba pasando. En el armario encontré un conjunto de ropa interior y un par de zapatos de tacón. Me los probé y me sentí incómoda. No estaba acostumbrada a usar tacones.
En el baño encontré un pequeño botiquín de primeros auxilios. Dentro había un frasco de pastillas para dormir. Me pregunté si serían para mí. ¿Querían drogarme?
De repente, escuché pasos fuera de la habitación. La mujer extravagante había regresado. Me sentí nerviosa y me aseguré de que el cuchillo estuviera bien escondido en mi bolsillo.
La puerta se abrió y la mujer entró. Llevaba un maquillaje y un peine en la mano.
—Es hora de que te prepares —dijo, sin mirarme a los ojos—. Él te espera.
Sentí un escalofrío recorrer mi espalda. ¿Quién era él? ¿Qué quería de mí?
—¿Quién es? —pregunté, intentando mantener la calma.
La mujer se rió y comenzó a maquillarme.
—Pronto lo sabrás —dijo, con una sonrisa enigmática.
—¿Por qué recibo este trato? —pregunté.
—Si te respondo esa pregunta ¿te quedarás callada? —respondió ella un poco molesta.
—Tengo muchas preguntas —dije.
—No sé —dijo entre un suspiro—. Probablemente seas alguien importante. Solo te diré eso.
¿Alguien importante? ¿Por qué sería alguien relevante? ¿Qué significaba eso? Mi cabeza estaba llena de preguntas y dudas.
La mujer terminó de maquillarme y se apartó para observar su trabajo. Me miré en el espejo y apenas me reconocí. El maquillaje y el vestido me habían transformado en alguien completamente diferente.
Continuará...