Beatriz Salinas, conocida como Bea, asume con entusiasmo la vida; sin embargo, pronto su vida cambiará de un momento a otro y una vorágine de emociones, sentimientos y acontecimientos la podrían llevar a conocer al verdadero amor.
Bea desconoce que tras ella existe una persona obsesionada con acabar con su existencia; y que la vida perfecta que creía tener se puede desmoronar en cualquier momento.
¿Podrá Bea liberarse de quien quiere lastimarla?
¿Podrá Bea reconocer el amor de su vida en medio del caos que se avecina?
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5. Desilusión que lastima (+18)
...⚠️ Advertencia ⚠️...
...El presente capítulo contiene escenas de connotación sexual....
Bruno se acerca a Linda, siempre ha reconocido que esa mujer es una amante experta, jamás la tomaría en serio, pero es estupenda para quitarse las ganas con las que se quedó después de que Bea se retractara de su decisión.
- "Me dijeron que estabas con alguien", dijo Linda cuando él estaba tan cerca de ella, mirando a través del escote.
- Digamos que me aburrí, estás guapa como siempre", expresó Bruno, tomándola de la cintura y acercándola hacia él.
- "Crees que puedes venir y hacerme bailar a tu ritmo", manifestó Linda queriendo mostrar un control que no tenía. "Estoy acompañada y no lo voy a abandonar", agregó.
Bruno ya tenía las manos en las caderas de Linda, mientras la presionaba contra la pared y se acercaba peligrosamente al filo de su pequeña falda, "puedes irte cuando quieras, pero sospecho que te quieres quedar, además nos quitamos las ganas y vas con él", le susurró al oído; para luego darse un beso pasional, invasivo y lujurioso.
Por otro lado, Bea está afuera del club, abrazándose a sí misma; de acuerdo a su aplicación, no hay un taxi cercano, no sabe si llamar a su hermano, que le iba a decir sobre lo ocurrido; seguiría ahí hasta que la aplicación le avise sobre un vehículo cercano.
Alguien la mira desde las sombras, cabello castaño, ojos miel, llena de vida, mejillas sonrojadas, tan perfecta como una muñeca, pensaba quien la llevaba siguiendo en silencio. Ese alguien juega con una navaja en su mano, se pregunta si ha llegado el momento, o esa chica logrará escapar de su destino, dependerá mucho de lo que haga, por ahora solo la observa con detenimiento en la oscuridad de la noche.
Algo extraño sucede, la muchacha vuelve a ingresar al club, porque lo hace, vio algo en la pantalla del celular que al parecer la ha alterado, tal vez debería seguirla; quizás sea divertido lo que pueda ocurrir; en la mente desquiciada de quien la acosa, todo lo que ella haga es objeto de observación.
Bruno y Linda se han ido a un pasadizo más oscuro; él la tiene pegada contra la pared, ella ha levantado una pierna, él no ha demorado mucho en ponerse el preservativo, para luego poner un costado las bragas que ella lleva puestas, dejándose llevar por la lujuria desmedida, mientras sus caderas siguen el ritmo del deseo y la pasión; tratando de ahogar los gemidos de placer, que se pierdan un poco con la música, que ahora suena más fuerte.
Unas fotos desde un número desconocido, habían alertado a Bea del engaño, quería verlo con sus propios ojos, y ahí en medio de la oscuridad, con las luces psicodélicas iluminando de intermitente ese lugar, puede ver a su novio, entregado a la pasión con otra mujer a quien con sus manos está recorriendo con frenesí, ni siquiera había pasado una hora desde que se despidieron, pero ahí donde pueden ser descubiertos en cualquier momento, Bruno estaba sosteniendo relaciones sexuales con otra mujer, vaya que esa desilusión la estaba lastimando.
Edward se había cansado de esperar a su novia y decidió ir a buscarla, no la ubicó afuera de los servicios higiénicos, no sabía dónde más buscarla, no le respondía las llamadas al móvil, empezó a preocuparse pensando que le había pasado algo. De pronto, vio pasar rápidamente como si fuera buscando un tesoro, a la mujer que vio en el centro comercial y que luego coincidieron en la entrada del Club, le pareció extraño que se dirigiera al lado más oscuro del lugar; y al igual que ella terminó siendo testigo del engaño.
- "¡Bruno!", exclamó Bea ante la indignación.
Bruno se incorporó rápidamente tratando de acomodarse aquello dentro de los pantalones, para ir tras su novia, que mala suerte que ocurriera eso, pensó, las cosas no le estaban saliendo bien.
Linda no sabía ni como acomodarse la ropa, mientras trataba de cubrir lo evidente.
- "Edward, yo... él...", tartamudeaba Linda.
- "No es necesario que me expliques, está muy claro lo que sucedió, no me vuelvas a buscar, lo nuestro se acabó no hay nada más que decir", afirmó Edward, para luego alejarse.
Linda se lamenta, acaba de arruinar su relación con Edward y a Bruno no le importó dejarla en ese momento, por ir detrás de esa niña tonta, que pudo reconocer como la chica del centro comercial, qué le veía a esa muchacha se preguntó Linda, y se llenó de odio hacia Bea, en lugar de reconocer su propio error.
Bea caminaba confundida entre los ambientes, lo único que quería era salir del lugar, afuera del mismo, buscó respirar profundamente, se sentía una completa tonta; ese era el hombre con quien iba a tener su primera vez, que asco se dijo, agradeció el concejo de su amiga y haberse retractado, enterarse después del tipo de hombre que era su novio, le habría dolido aún más si hubiese hecho el amor con Bruno.
- "Bea, por favor déjame explicarte", dijo Bruno, tomando el brazo de Bea, quien se separó violentamente para soltarse.
- "No me vuelvas a tocar en tu vida, solo las personas que me quieren realmente me llaman Bea, para ti soy Beatriz Salinas, tu exnovia", expresó Bea con convicción.
Bruno trataba de armar una absurda explicación, Bea no le iba a creer nada de lo que le dijera, volvió a sacar su móvil para ubicar un taxi, pero su equipo se había quedado sin batería, y estaba harta de que Bruno siguiera insistiendo.
Edward miraba la escena de la discusión, mientras esperaba que el valet trajera su automóvil, se indignó cuando vio que Bruno tomó del brazo a la joven y la sacudió, ya que ella se negaba a escucharlo.
- "Escucha maldita sea, ella no es nadie, es la absoluta nada, si nos hubiésemos ido juntos nada de esto hubiese pasado", dijo Bruno sacudiéndola y ella no podía procesar tanto cinismo.
Por primera vez en todo el tiempo que tuvieron una relación, sentía miedo de Bruno y estaba asustada, nadie parecía intervenir y le aterraba que la pudiera lastimar.
- "¿Nos vamos?", dijo Edward, señalando su vehículo a Bea.
Ella se quedó mirando aquel par de ojos azules, que por alguna razón parecían ser un salvavidas en ese momento.
- "Ni se te ocurra irte con ese idiota", gritó Bruno.
- "No soy nada tuyo, vete con esa mujer, termina lo que te interrumpí, yo voy a casa", manifestó Bea, alejándose.
Bruno quiso seguirla, pero Edward lo miró con ojos furiosos, como todo cobarde podía gritarle y ponerse bravo con una mujer, pero se acobardó frente a un hombre que podría partirle la cara; después de todo a el también lo habían ofendido.
Edward abrió la puerta de su vehículo, y Bea se subió, luego él se da la vuelta, para ingresar por el lado del conductor, enciende el motor y emprende la marcha.
Unas cuadras más adelante se detiene y queda mirando a Bea, era una muchacha hermosa, en el centro comercial parecía brillar, pero ahora lucía apagada, aunque haya enfrentado con dignidad al infiel de su novio, podía notarse la decepción en el rostro, era imposible para Edward dejar de mirarla.
Bea se voltea a mirarlo, era evidente que las parejas que ambos habían llevado los habían terminado engañando, pero porqué sintió que podía confiar y subir al auto de inmediato; se quedó pensando que a veces dicen que las almas gemelas se pueden reconocer con solo mirarse, otros dicen que los corazones destinados a encontrarse pueden escucharse, sin que nada puedan hacer sus portadores para evitarlo, solo adentrarse a la experiencia de amar; luego sacudió su cabeza, no era el momento para empezar esas cosas, que le ocurría, el hombre a su costado la ponía muy nerviosa.