¿Es posible volver a amar después de una ruptura? Cinco años después de romper su compromiso, Gus y Félix vuelven a cruzar miradas. El pasado regresa como una herida abierta, trayendo consigo el amor que nunca murió… y la falta de valor que amenaza con destruirlos. Esta vez, no solo se juegan el corazón: también su última oportunidad de salvarse el uno al otro para poder terminar juntos.
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PASADO
Mi tobillo está muy hinchado y efectivamente, mi piel tiene un tono púrpura. Dejo caer el zapato al suelo, Félix busca en el closet y yo aprovecho para examinar cómo es que ahora está habitación le pertenece y yo soy su invitado.
¡Una semana atrás y yo vivía aquí! Este era mi mundo, mi privado, mi más íntimo lugar en el mundo y ahora, Félix dormía aquí.
—¡Lo encontré! —Dice él.
Camina hacia mí. Se sienta en la cama.
—Tengo un moretón —se me ocurre decirle.
—Y eso te encanta, ¿no?
No negué sus palabras, tampoco oculté la pequeña sonrisa que mi boca dibujó a causa de saber que él seguía recordando aquel detalle mío.
—Sí.
Niega suavemente meneando su cabeza.
—Voy a tocar tu piel.
—Está bien.
Su mano se aferra a mi tobillo. ¡Me duele! Siento sus dedos recorrer aquella zona con lentitud. Usa un poco de pomada y la embarra sobre la zona morada. ¡Me arde! Presiona un poco al sobar y el dolor aumenta.
—¿Te duele mucho? —Él quiere averiguar.
—Sí me duele, pero me aguanto.
Su pulgar presiona y soba la hinchazón, me duele pero siento agradable cada vez que traza círculos.
—¿Estás bien?
—Sí. Puedes presionar más fuerte. ¡Es inexplicable! —Le pido.
Me mira a los ojos por varios segundos. Asiente. Hunde su pulgar, sus demás dedos me presionan y yo encuentro esa sensación dolorosa demasiado agradable a mi alma.
—¡Ahgggg! —Retuerzo mi pierna, me muerdo los labios y dejo que el dolor fluya.
—¿Está bien así?
—Siento caliente mi tobillo. ¿De qué es la pomada?
—Tiene hierbas medicinales muy potentes.
—¡Ay, es que si siento caliente!
—¿Te molesta?
—No. Me gusta porque me duele y eso es inexplicable. ¿Puedes apretar más?
—¿Estás seguro?
—Sí. ¡Aprieta mi piel!
Y sin mucho esfuerzo sus dedos se hunden para presionar y yo me retuerzo de dolor. ¡Me encanta!
—¿Más?
—Sí. ¡Más fuerte!
El dolor que él provoca en mí, me hace apretar los puños, me prendo de la colcha y aprieto. ¡Inexplicable esta sensación! Siento que embarra más pomada sobre mi tobillo y el calor de la sensación se vuelve fuego. ¡Es increíble! Me gusta como se siente.
—Ya estoy por deshacer la hinchazón.
—Está bien.
—Nunca había hecho esto contigo.
—Yo sé.
—Solo me habías contado que te gustaba el dolor en los hematomas.
Me atrevo a sonreír, sus manos siguen tocando mi parte dolosa.
—Bueno, hoy lo comprobaste.
Un relámpago nos deslumbra a través de la ventana y empieza a llover con mucha intensidad, un segundo después, el sonido del trueno es escalofriante.
—¡Listo! Ya terminé —dice Félix.
—¡Muchas gracias!
—Deberías descansar un poco. Yo, tomaré un baño.
Las gotas de lluvia caían con mucha intensidad, producían un sonido al golpear el vidrio de las ventanas.
—Esta bien.
Me acomodé en la cama, tome la almohada y la puse en mi nuca. En el cielo de la habitación seguían pegadas las estrellas fosforescentes que yo dejé pegadas. Quise no darle mi atención a él, concentré mi mirada en el techo y de vez en cuando, obligaba a mi tobillo herido a girar lentamente.
—¿Te acuerdas de que yo te ayudé a pegar esas estrellas en el techo? —Félix se anima a preguntarme.
Yo me había olvidado de eso, intenté recordar y cuando estuve a punto de abrir la boca, el techo se iluminó con más estrellas y constelaciones.
—¡Se ve padrísimo! —Me animo a decir.
—Compré este astronauta, sus proyecciones son increíbles.
Ahora sí, me digo a darle mi atención. Su mirada se encuentra con la mía, Félix no tiene playera, su pecho está desnudo y es hermoso. Una selva de vello en su pectoral desciende como camino hasta su pelvis y allí, me limito a no mirar más.
—Sí está muy padre.
—Lo compré para ti.
—¡¿En serio?!
—Sí, pero no hemos tenido oportunidad de platicar y regularmente siento que te incomodo, así que siempre estás evitándome —sus palabras fueron inesperadas para mí.
—No te evito, pero bueno, a veces si me siento incómodo cuando estás cerca de mí.
—¿Por qué te sientes incómodo?
¿Qué debía responderle? ¿Confesarle que su presencia despertó en mí aquellos sentimientos románticos que yo solía tener por él en el pasado? ¿Decirle que se había puesto más guapo que antes y que verlo así, despertó nuevos deseos en mi alma? ¡No sabía qué decirle!
—Deberías ir a bañarte, yo, te agradezco mucho lo que hiciste por mí esta tarde.
Su mirada seguía fija a la mía y de forma natural, sus labios se dibujaron en una sonrisa amplia que me hizo sentir calidez. ¡Calidez en la lluvia!
—Iré a bañarme. ¿Tienes hambre?
—Ammm, en realidad...
—Espero que la lluvia termine pronto, pediré que nos traigan comida.
❤️❤️❤️
Siento un cosquilleo en mi rostro. Me muevo un poco sobre la cama y al abrir los ojos, él está allí, tocando mi mejilla.
—No quise despertarte —Félix me mira con atención y su sonrisa me sorprende un poco.
Quiero bostezar un poco. Subo mis manos a mi rostro, cubro mi boca y bostezo. ¿Esto está pasando?
—¿Qué hora es?
El techo de la habitación sigue iluminado por las estrellas que proyecta el astronauta. ¡Preciosura de cielo!
—Son las ocho de la noche.
—Tengo que volver a casa de mi hermana, yo...
Me siento en la cama.
—Ella vendrá mañana por ti.
—¿De verdad?
—Sí. Le he hablado hace un rato.
—Está bien.
—¿Cómo sientes tu tobillo, aún te duele?
Félix tiene una mirada que brilla con la poca iluminación. ¡Me gusta! Sus pupilas son mi pasión secreta.
—No, bueno —muevo mi tobillo—, ya no me duele como antes.
—Me da gusto.
—¡Gracias por ayudarme!
—¿Quieres tomar una ducha? El agua está caliente.
Su sugerencia me hizo dudar un poco y al mismo tiempo, sentí que los nervios comenzaban a retumbar en mi interior.
—Estaría bien, pero no traje ropa.
—Ese no es problema. Yo te puedo prestar la ropa que necesitas.
Su mirada era tan dulce que me sentí hipnotizado por sus palabras. ¿Prestarme ropa? Sentir las prendas que él usa, eso era una oferta tentadora.
—Bueno, tomaré una ducha.