Las verdades de su primer amor distorcionaron su mente por un engañó y ella lo mató. Su hermano menor busca justicia sin saber que después de un tiempo empieza a enamorarse de la asesina de su hermano.
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Feliz
Después de tres semanas entre en la casa donde vivía con Darío, todo estaba en su lugar y limpio, recordé lo feliz que era ahí, fuera de las obligaciones con la que habia nacido.
Mi madre me ayudó a poner orden a toda la mierda que habia ocacionado.Toda evidencia del crimen había desapareció como arte de magia, con dinero las normas que gobiernan a este mundo podían ser cambiadas, eso facilito a que volviera a la sociedad como si nada hubise pasado.
Enzo tenía curiosidad de saber donde vivía su hermano conmigo, unos minutos antes entro al departamento, minutos después entre yo. Cuando escuchó la puerta se escondió en un placar, sin decir ninguna palabra, veía mi blusa desabrochada por el escote, mis labios rojos intensos, mi falda larga con su corte en la pierna y mi figura en general. Era difícil esquivar su vista de mi belleza, si antes me veía hermosa, con toda esa ropa sucia en la cárcel, ahora su asombro fue más intensa.
Fui a la habitación donde muchas veces dormí con él que creía que era el amor de mi vida, Enzo con pasos silenciosos vino tras de mí, observaba cada movimiento que hacía, verme tan libre y tranquila hacía que su rabia creciera aún más. "Pareces un ángel inofensivo, si te hubiese conocido en otras circunstancias, posiblemente yo sería tu víctima, pero te voy a destruir Aurora", pensó.
Delante de mi se presentaba un gran desafío, nadie me anticipaba que el amor dolería más de lo esperado. Ya no aguantaba más estar en el lugar donde muchas noches la pase en vela por estar haciendo el amor, salí corriendo, me estaba dando un ataque de ansiedad, sentía que el aire me faltaba. Enzo vino tras de mí, quería saber si estaba bien, pero no quería arriesgar su plan, y sé quedó quieto.
—Señorita, ¿está bien?— me preguntó Marcos mi guardaespaldas tomándome entre sus brazos.
—Vámonos, si te digo que me vuelvas a traer, no me escuches— le dije tomando su brazo.
La sangre le hervía a Enzo de los celos, sentía que se había fijado en la mujer incorrecta, pero debía controlar todo sentimiento que sentía. Se subió a su coche y nos siguió, llegué a las oficinas de mi padre, ahí adentro me esperaba un gran trabajo.
Aquí nos volveremos a ver Aurora, y te daré donde más te duele, así tenga que salir lastimado, pero no te dejaré en paz, dijo Enzo y se marchó.
Dos semanas después en la sala de juntas mi padre presentó al nuevo abogado legal de la empresa, todos los presentes aplaudieron, en cambio, yo no le quitaba la mirada de encima. Cuando tuve oportunidad fui a encararlo.
—¿Qué haces aquí?— le pregunté clavando mi mirada en la suya.
—¿Qué buen recibimiento que me das?— respondió con una sonrisa coqueta.
—No es casualidad que estés aquí, ¿vienes a buscar repuestas?
—No te confundas conmigo Aurora, también es una sorpresa encontrarte aquí. Lo que si me gustaría es saber como lograste liberarte de la condena.
—¡No sé de qué condena hablas!...
—Toda prueba en tu contra ha desaparecido, supongo que fue suerte.
—Suerte o no, algunos ya nacemos con ciertos privilegios.
—Si, ya me di cuenta de eso.
—Tienes la corbata desarreglada, ¿no querrás ver a mi padre así? — le dije y me pare frente a él para arreglar su corbata y sentir de muy cerca su perfume. Él se puso nervioso, enseguida quito mis manos de su cuello.
—¡Tranquilo!, que no voy a estrangularte.
—Antecedentes ya tienes.
Me molesto que me dijera eso, pero era verdad, no quería incomodarlo más.
—Marcos nos vamos— le dije a mi guardaespaldas.
Estaba por dar un paso cuando él me tomó del brazo— ¿Tan pronto te vas?— me interrogó con su voz sensual.
—Tengo muchas cosas que hacer.
—Me gustaría invitarte a cenar.
—Ya tengo una cita.
—Mientes.
—Si no me crees es asunto tuyo.
—¿No te agrado?, ¿por qué no quieres estar conmigo solo unos instantes?
—Estaré en el Hotel Hilton, nos vemos a las diez en la entrada.
—Perfecto.
De apariencia noble se estaba disfrazando para enamorarme y luego romperme el corazón. Él me estaba estudiando, entro a trabajar a la empresa de mis padres para tener más acceso a mis propósitos, y tener más ventaja contra su venganza.
No quise faltar a mi palabra, diez minutos después fui al lugar donde quedamos vernos, él estaba ahí parado todo elegante con su traje y su corbata perfecta, veía como circulaba la gente, muchas mujeres lo veían atractivo, su expresión coqueta movía los rincones de mi corazón, cuando me vio que me asomaba hacia él en compañía de Nicolás mi cita, su sonrisa siguió otro camino.
—Te veo mañana Aurora— Nicolás se despidió con un beso.
—Gracias por la cena Nico, mañana te veo— le respondí.
—¡Lamento arruinar tu cita!— dice Enzo al ver que estaba muy bien acompañada.
—¿Enserió lo lamentas?
—No, yo seré tu mejor cita.
—¿Qué tan seguro estás de eso?
—Tengo una ficha a mi favor...
—¿Se puede saber cuál?
—Pronto lo vas descubrir.
—Bueno, entonces, ¿Dónde piensa llevarme señor Abogado?
—Me gustaría llevarte al lugar donde un día fuiste feliz.
No podría volver a ese lugar, aunque aparentaba estar bien, mi conciencia tejía culpa en mi corazón. Mis ojos se cristalizaron al recordar a Darío, porque con él todo temblor y temor se desvanecía y se volvía amor.
—¿Estás bien?— me preguntó.
—No quiero nunca más volver al lugar donde fui feliz. Me conformo con que repares lo que ya a dolido.
—Me pones un trabajo duro.
—Si no puedes, aún estas a tiempo de bajar del barco.
—Dije que será un trabajo duro, no que no quería.
—¿Enzo?
—¿Qué?
—No tengo toda la noche y estos tacones ya me están incomodado.
—Perdón, vamos.