Historia de Carolina Rosales, alias La Caro, una peligrosa narcotraficante de Sinaloa, México. Una mujer de carácter violento y capaz de cualquier cosa, con tal de resguardar su territorio y ampliarlo a costa de lo que sea. Hasta que..... Mejor te invito a que leas mi cuarta novela. Muchas gracias lectoras, lectores.
Espero que la disfruten.
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2- NANA YOLA.
Al cumplir tres años, Caro era una niña muy inteligente, ya decía casi todo lo que oía, menos una palabra básica y que por lo general, es la primera en pronunciar: MAMÁ.
Carolina siempre estaba detrás de la Nana Yola.
Nana Yola era una mujer soltera, no era guapa, pero su atractivo estaba en su modo de ser, muy atenta, amable y cariñosa. Ella nació en un pequeño pueblo que se encuentra muy cerca de Mazatlán, El Recodo. Ella un buen día salió huyendo del pueblo cuando tenía 16 años, su Padre recibió una cantidad generosa de dinero de un hombre que era el dueño del pueblo, ahí se hacía lo que él decía, y cuando había necesidad, pagaba cantidades generosas de dinero, con tal de cumplir su capricho.
Antes de huir, Yola fue notificada por su Padre que ese fin de semana, ella sería entregada a Juan José Lizárraga en legítimo Matrimonio y que tenía que prepararse. Ella le contestó a su Padre que está bien, ella lo acepta sin ningún problema.
Lizárraga es un tipo de 75 años y sabe que es el cacique del pueblo, muchas jovencitas de su edad fueron entregadas al tipo ese en Matrimonio, pero después ya nunca se volvió a saber nada de ninguna de las chicas.
Yola ya tenía tiempo guardando el dinero de sus domingos, ese día se encerró en su habitación y sacó una caja de zapatos de debajo del ropero, contó el dinero y se preparó para la huída. Su Madre le dijo que fuera a comprar algunas cosas y ella aprovechó para huir, llegó a la terminal de autobuses, compró un boleto a Culiacán, lo pidió directo para no parar en Mazatlán, como los autobuses salen cada quince minutos, no tuvo que esperar mucho tiempo para salir. Cuatro horas después, llegó a Culiacán y de ahí tomó un autobús al Puerto de Altata, ahí se quedó tres días, como era menor de edad, no tiene identificación y se quedó a dormir en la Terminal de Autobuses. Después de esos tres días, decidió trasladarse hacia Navolato y una señora, que la vio deambulando por el centro de la población se le acercó: Qué haces aquí sola criatura?.
Hui de mi casa, contestó Yola.
Hiciste algo malo?. Volvió a preguntar a la mujer.
No, yo soy de El Recodo, tengo 16 años y mi Padre arregló un matrimonio con el cacique del pueblo, es un señor muy viejo y aproveché un descuido de mi familia para escapar de algo que yo no quiero. Se desahogó Yola.
Eso que hizo tu Padre es muy malo.
Seguro que recibió dinero por tu inocencia. Ven, acompáñame a mi casa. Veo que no traes nada, solo lo que traes puesto.
Mi mamá me pidió ir por un mandado a la tienda y aproveché para huir. Usé mi dinero de los domingos que me daba papá.
Eres muy valiente...
Me llamo Yolanda.
Yo soy Susana, vamos a mi casa.
Así Yolanda conoció a la mujer que vendría a ser como su segunda Madre. Con ella encontró un hogar, cariño y comprensión. La mujer le preguntó si tenía alguna identificación, pero no, no llevaba nada.
Mira Yolanda, voy a ir a hablar con un amigo abogado que conozco y le voy a pedir que te consiga un acta de nacimiento, para poder inscribirte en una escuela.
Yola le contestó que está bien, pero que no quería ir a la escuela. No por ahora, ya que temía que la estuvieran buscando.
Creo que tienes razón, hay que dejar pasar un tiempo. Después veremos.
Conociendo a éste país, por mi experiencia, quizá lo secuestro un narco.