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El Rey Demonio

El Rey Demonio

Status: En proceso
Genre:Dominación / Amor-odio / Demonios / Brujas / Viaje a un mundo de fantasía / Fantasía épica
Popularitas:15.1k
Nilai: 5
nombre de autor: thailyng nazaret bernal rangel

El demonio más poderoso dominó el Reino de Adafa, llenando la tierra de oscuridad, ejércitos de demonios y criaturas detestable, Ivonne Clauder, una sobreviviente humana, buscará la forma de acabar con el ser que destruyó la paz y al mismo tiempo acabar con las maldiciones que pesan sobre sus compañeros y ella, pero no todo será como lo planeó, terminará luchando contra sus deseos de venganza y una fuerte atracción

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PRESA DEL REY DEMONIO

...IVONNE:...

La fiebre me hizo delirar y temblar de escalofríos, en mi inconsciente cuerpo mi mente nadaba entre extrañas imágenes de cadenas y látigos contra una piel magullada.

El pitido en mis oídos me hizo abrir los ojos y todo los sonidos se abrieron de golpe para aturdir mi cabeza.

Varios demonios me observaban y me estremecí, tratando de colocarme en piel, a pesar de que mi cuerpo protestó me levanté.

Una cadena en mi tobillo me impidió separarme de la pared de piedra rústica en la que me hallaba.

Estaba dentro de una construcción de pilares grandes y resquebrajados por el tiempo, sin ventanas y un techo en bóveda.

Éste debía ser el castillo.

Mis piernas temblaron me apoyé de la pared, mientras esos tres demonios me evaluaban como si estuviesen ante un caracol sin cáscara a punto de perecer.

Uno de los demonios tenía una apariencia humana, de piel oscura y cabello rapado, pero allí terminaban las semejanzas a lo natural, tenía las pupilas rojas como todos los demonios y unas alas de murciélago, sin camisa, mostrando un torso musculoso, tan solo llevaba pantalones de cuero y botas.

El otro era un ser delgado, con alas y piel gris, dientes descubiertos y orejas largas.

Había también una figura femenina, con largos cuernos y alas, una tes blanca y cabello negro alisado hasta la cintura, llevaba puesto un vestido rojo fuego, sus labios eran negros y gruesos.

Jamás había visto un demonio con forma de mujer y menos tan hermosa, aunque no era tan estúpida para afirmar que por dentro era igual.

Me reparaban, inmóviles.

— ¿Qué rayos me ven? — Perdí la paciencia, arrastrando mis palabras mientras me abrazaba donde tenía la herida, el cuero de mi corset estaba muy húmedo y supe que me estaba desangrando.

— ¿Cuál es el destino de esa humana? — Preguntó el de piel oscura, observando hacia una de las columnas, no había nadie, al menos no que yo pudiera ver, había una presencia oculta y por los gestos que hizo el demonio parecía que le estaba respondiendo.

— Está muriendo — Intervino la demonio de los cuernos — Su alma se desvanece.

— Será como ordenes — El oscuro inclinó su cabeza.

— ¿Con quién rayos hablas? — Enseñé mis dientes y ninguno me prestó atención, observé hacia la columna — ¿Si eres el maldito rey de los demonios por qué no te muestras?

La demonio siseó — Calla, miserable humana — Me fulminó con sus ojos.

— Regresen al Inframundo, donde pertenecen — Gruñí, tirando de la cadena — Asquerosas y horribles criaturas, solo mancillan y destruyen, no son de utilidad.

— Cierra esa boca — Gruñó el oscuro — No tienes voz aquí, mejor mantente callada o te arrancarán los dientes.

— Estoy muerta, así que es igual.

— Los demonios estarán demasiado alterados con su presencia — Opinó el demonio de piel gris y por su voz suave, supe que también era una hembra — Espero que la cacería vaya mucho mejor porque pobre de ésta frágil criatura — Me evaluó y apreté los dientes — Si es que no muere antes.

— ¿Quién tendrá el honor de absorber su alma? — Siseó la demonio, entreabriendo los labios hacia mí, pasando su dedo índice adornado con una larga uña sobre la barbilla.

La cornuda se estremeció por algo.

Hubo un silencio, otra vez la presencia opinando.

— ¿Eres tan cobarde qué no puedes dar la cara? — Lo provoqué, arrastrando mi cuerpo hacia abajo para poder sentarme.

— Si, mi señor — Todos murmuraron y empezaron a caminar hacia la salida.

Las puertas se cerraron.

— Al parecer quieres adelantar tu muerte.

Una voz profunda y gruesa retumbó en el salón.

Me quedé callada, viajando mis ojos cansados por las paredes, tomé un trozo de pared suelta y la aventé al sitio de la columna, chocó contra el mármol y terminó en el suelo, haciendo eco.

— Estoy aquí — La voz se oyó más cerca, a unos pocos metros, en la esquina llena de penumbra en la pared.

Pupilas de intenso color rojo brillaron en la oscuridad, empezó a avanzar y la antorcha cercana reflejó unas alas grandes con plumas negras, flanqueando un cuerpo esculpido por músculos de color canela y un rostro perfecto de hombre, cabello negro y liso, corto, rozando un lado de su rostro hasta el pómulo, tenía una mandíbula fuerte y una barba incipiente, la nariz era aguileña, las cejas eran pobladas, pestañas rizadas hacían un aro oscuro que aumentaba la intensidad de sus ojos.

Como el otro sujeto de piel oscura, tampoco llevaba camisa y dos alas pintadas con picos de cuervos marcaban desde sus hombros hasta los pectorales.

Los pantalones de cuero permitían visualizar que también sus piernas eran gruesas y largas, con músculos marcados, ni hablar de abdomen.

Me observó sin expresión alguna.

— ¿Eres tú el Rey Demonio? — Pregunté, mi voz saliendo con dificultad — Gastaré mi último aliento para matarte — Saqué una daga de mi bota.

— Humana insignificante — Resopló, acercándose lentamente, sus pasos no se escuchaban.

Tenía largos colmillos blancos y afilados.

Apoyé mi cabeza de la pared.

— Maldito ¿Cómo te atreves a lucir como un humano? — Gruñí, distinguiendo sus alas, era el mismo demonio lobo que apareció en las colinas, antes de que ese grandote me aplastara.

Su risa elegante y llena de malicia se oyó.

— ¿Te parezco que luzco como humano?

— Tenías otra apariencia allá afuera, una que si mostraba tu horrible y podrido interior — Lo señalé con la daga.

Inclinó su cabeza a un lado, evaluando todo de mí.

— Bruja ¿Por qué no te sanas con unos de esos conjuros? ¿Te crees tan poderosa para invadirme sin pagar las consecuencias? Voy a enseñarte a no andar metiéndote en donde no debes — Su voz amenazante era serena y eso aumentó mi miedo, mi corazón no dejaba de latir apresurado, por la fiebre y por el pánico.

No entendí a lo que se refería.

— Adafa no te pertenece, el mundo no te pertenece — Hundí la punta de mi daga en mi pulgar y observó mi acción con curiosidad.

— ¿Ves a tu rey en alguna parte? — Ironizó y la furia calentó mis mejillas — El mundo es de quien lo posee — Se apartó de la columna y metió las manos en los bolsillos de sus pantalones — Yo soy el dueño de este mundo y tú raza son las ratas, una plaga que debe ser exterminada.

— Aquí la única plaga son tú y tus montón de alimañas.

Se aproximó, como un gato jugando y se agachó frente a mí.

— ¿Vas a morirte ya? Mírate, tu existencia es demasiado miserable, no puedes ni mantener te pie ¿A qué rayos viniste? ¿Qué rayos buscas?

— Matarte — Susurré, cerrando mis ojos — Quiero acabar contigo.

Escuché su risa burlona y volví a abrir los ojos.

— ¿En serio? ¿Tú? ¿Matarme a mí?

— Matarte es la solución a todos los problemas — Jadeé, sintiendo el cuerpo entumecido, mis latidos bajaron — Todo terminaría si murieras. El mundo volvería a la paz y los humanos serían libres.

— ¿Y tú eres la persona que iba a concretar ese plan? Una niña escuálida, sin fuerzas, para enfrentarte a mí tendrías que igualarme en poderes y habilidad, no eres más que una coraza marchita que rompería hasta con el pensamiento.

No pude soportarlo más, el odio estalló en mí guié mi daga a su garganta, con la única fuerza que me quedaba.

Le encajé hasta la empuñadura, llena de mi veneno, la sangre negra me llenó los dedos.

— Mira lo que ha hecho la miserable y escuálida humana. qué

El Rey Demonio no hizo ningún gesto de dolor, al contrario, se movió tan veloz que atrapó mi garganta en un segundo.

Las garras salieron de él y sus párpados se tornaron negros, rasgó mi corset con sus afiladas uñas negras y enterró su mano en mi costilla rota.

Solté un grito cuando hundió sus garras en mi piel y el horrible dolor me dominó.

Tomó la costilla y volví a gritar, la empujó, el hueso chasqueó y alejó su mano.

Me soltó y me quedé jadeando, sintiendo un inmenso alivio cuando el dolor se disipó rápidamente.

Bajé mi mirada y toqué la piel de mi costilla.

No había herida, no había nada.

Solo piel sana.

¿Por qué lo hizo?

El rey demonio se quedó agachado y quitó la daga de su garganta.

La herida se cerró de inmediato, mi daga se hizo cenizas en su palma.

— Lástima que no pueda morir — Dejó caer la ceniza al suelo — Esto no fue nada sorprendente, si te dejé atacarme fue para probar mi punto, tendrías que ser un demonio de mi categoría para borrarme de la faz de la tierra — Una línea negra corrió por su garganta hacia su pecho, debajo de la piel, se desconcertó un poco y me lanzó una mirada — Tu cuerpo está envenenado.

— Es por culpa de la maldición, la misma que lanzaste sobre mi gente.

Se levantó, sus alas se recogieron.

— Te quedarás en un maldito calabozo — Gruñó y fruncí el ceño.

— ¿Por qué me curaste?

Me dió la espalda — Los demonios menos poderosos morirán si te tocan.

— ¿Qué rayos harás conmigo? — Me levanté, tirando de la cadena en mi tobillo.

— Cierra la boca y no hagas preguntas.

Volvió a desplegar sus alas cuando caminó al centro del lugar, eran tan grandes que parecían medir dos metros cada una.

— No me sirves como comida.

Despegó del suelo, enviando una ráfaga de aire, saliendo por un traga luz del techo.

Debía buscar la forma de salir o de encontrar una debilidad en el rey para poder acabar con él.

...****************...

Fui llevaba a un calabozo por dos demonios, sin poder hacer nada ya que me paralizaron y me arrastraron hasta una de las celdas.

Al entrar me aventaron y cerraron con llave.

Los calabozos estaban por debajo de castillo y olía a humedad.

Había un esqueleto en una esquina, con ropas deterioradas, sentado con la cabeza inclinaba hacia adelante, por su apariencia habían pasado muchísimos años de su fallecimiento.

Me levanté y sostuve los barrotes, observando hacia el oscuro pasillo iluminado por antorchas.

Aquello me preocupaba, si yo no era útil para los demonios entonces harían de mi vida una tortura, tal vez el rey me había sanado para alargar mi sufrimiento y planeaba tenerme de esclava hasta que muriera.

Decidí acostarme para pensar en un plan de escape.

Cerré mis ojos, agotada.

Alguien tocó los barrotes y abrí mis ojos como platos.

Un demonio delgado, con piernas de cabra deslizó una bandeja por la rendija que estaba en la parte baja de la puerta.

La bandeja fue arrastrada por el suelo hasta detenerse a unos pocos metros de la cama.

— Come — Siseó.

No me moví de la cama.

— Ni loca, eso debe tener algún otro hechizo y yo ya tengo suficiente con tener el cuerpo envenenado.

— Como quieras, humana tonta — Se alejó, golpeando los cascos de sus patas contra el suelo.

— Espera.

Se detuvo y giró su cuello largo.

— ¿Qué quieres?

— ¿Quién mandó la comida?

— Tu mamá — Se burló, maldito.

— ¿Quién te hizo ese peinado? Tu mamá — Señalé su cabeza calva con tres pelos.

— Mocosa puedo matarte y arrancarte la piel, pero el rey ordenó que no te tocaramos y no quiero arriesgarme a quedar como Ogran.

No sabía de quien hablaba, ni me importaba.

— ¿Por qué lo ordenó?

Resopló por su nariz huesuda.

— No te creas privilegiada, acaba de comenzar tu infierno.

— Gracias — Gruñí con sarcasmo.

— Los humanos son tan horripilantes — Empezó a caminar de nuevo.

— Como si tu estuvieras muy bonito — Rodé mis ojos — ¡Lindo peinado por cierto! — Elevé la voz para que me escuchara.

Observé la bandeja, había una charola con avena espesa y caliente.

¿Avena? Eso tenía que ser un sueño o alguna alucinación demoníaca para torturar.

El olor hizo crujir mi estómago adolorido.

Me levanté a prisa y me arrodillé, tomando la charola.

No podía soportar el hambre así que tomé la cuchara y me llevé varios bocados con desesperación, quemando mi lengua.

Era imposible que aún existiera la avena, esto era irreal.

Aún así seguí comiendo y el alimento me dió calor.

Bebí el vino, dulce y exquisito, todo en menos de unos segundos.

Volví a acostarme sobre la cama cuando dejé el plato limpio, con la intriga de lo que iba hacerme el rey.

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Bettzi Iseth Nieto Peralta
superior, deliciosa 😍😍😍
Bettzi Iseth Nieto Peralta
encantada😍😍😍😍😍
Yesika Bastidas
confio en tu autora que lo haras genial
𝓔𝓶𝓪𝓷𝓭𝓮𝓻 🖤
SIIIII!!! ESO ES POR LO QUE ESTOY AQUÍ!!
Aquí entre nos, me encantan las novelas donde hay bebés 🤭🤭no sé, es como un gusto personal 🤭🤭
Se viene el mini Ezra❤️
Ruth Godoy
quiero mas capitulos por favor massss que paso
Eva Otero
Autora por favor que Ezra y Ivone queden juntos hasta el final 🙏
Eva Otero
Que capítulo tan triste la separación de Ezra y Ivone por Favor Autora que ellos puedan vencer a sus enemigos para que estén juntos y tu Ivone no le vayas hacer caso a Peter tu solo eres de Ezra nada más y de los mini demonios que te dejaron en la barriga 🤭
Orozco Beatriz
me encanta !! 💖 😍 Ezra ea un amor a su modo 😈😏 ... por favor autora que puedan llegar a estar juntos y tengan su mini Ezra 😁
Karol Cristal Zuñiga Moreno
muy bueno
𝓔𝓶𝓪𝓷𝓭𝓮𝓻 🖤
🥺Ahora sí hay chamaco seguro? o nel pastel? 🤣Yaaa por favor autora🥺amo a Ezra y lo quiero con Ivonne🥺❤️
Marcela Lopez
estupendo, lo malo fue que le dieron la espalda a ella que los ayudó
Eva Otero
Jajajaja 🤣 Ivone que odiaba tanto al rey demonio que lo quería matar y ahora quiere que se la coma de esos encuentros van a salir unos mini demonios 😈.
Liliana Diaz
waooo.pero que amigos se gasta Ivonne el ser humano se caracteriza por traicionero y por juzgar
Eva Otero
Autora por favor que Ezra tenga una oportunidad de estar con Ivone y que queden juntos hasta el final.
Yesika Bastidas
esta muy genial ye mereces cada uno de mis votos semanales
Marcela Lopez
espero que no muera
Liliana Diaz
demasiado bueno más capítulos
𝓔𝓶𝓪𝓷𝓭𝓮𝓻 🖤
😭😭 Ahh, nooo, Ezra😭No merece soportar el peso solo😭 Me duele... hasta acá siento el dolor😭😭
Gracias autora excelente capítulo ❤️✨
Delia Consuelo Tami Carreño
fascinada 😘😘😘😘
Valeria Fátima Belon
que buen cap.
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