Selig pensó que Marisol lo abandonó cuando dejó de responder sus mensajes y llamadas. Se preguntaba qué habría hecho mal para que ella se alejara.
Marisol, por su parte, creía que Selig la había olvidado al no buscarla durante tantos años. Sentía un profundo dolor por haber perdido a quien consideraba el amor de su vida.
Sin embargo, el destino tenía preparada una sorpresa para ambos. Un encuentro inesperado los enfrentó y descubrieron la verdad detrás de su separación: un malentendido que los mantuvo alejados injustamente.
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Fué un adiós?
Narradora
Las horas fueron pasando y ya Selig estaba muy preocupado, pues Marisol se tardó más de lo que él esperaba.
—¿A donde vas, hijo? —preguntó Eleonor, acercandose a él con cierta preocupación.
—Luz aún no regresa y ya estoy preocupándome más de la cuenta —respondió colocándose su chaqueta —. De cualquier forma si está bien, tendría que haberme atendido el móvil y no lo hace.
—Bueno hijo, yo... —dijo ella, capturando la atención de Selig —lo cierto es que no quería decirte esto ya que es el día de tu cumpleaños pero... Ella no regresará.
—¿Qué dices? —preguntó con su ceño fruncido.
—Mira, encontré esto en tu habitación y pensé que quizás solo era una broma de mal gusto, pero viendo y considerando el tiempo.. —agregó, entregando al joven una carta supuestamente escrita por Mar.
...Selig:...
Quiero agradecerte por el tiempo compartido juntos, pero lo cierto es que no tengo el valor de decirte las cosas a la cara y poder confesar la realidad que vengo viviendo hace tiempo. Conocí a alguien más y... Realmente siento que lo nuestro se desgastó.
Por favor, no me odies y pienses que no te he querido, porque si lo hice. Pero no veo justo que sigamos juntos cuando todo está marchito ya.
Te deseo buena vida y espero que pases un cumpleaños feliz.
Al finalizar la carta y negandose a creer en ello por el "te amo" que ella le dedicó a traves de aquella llamada, Selig corre fuera de su casa y rápidamente se monta en el carro de Eleonor, para luego marchar a toda prisa y tratar de encontrarla en alguna parte de la ciudad.
Pasó junto a una grúa que se estaba llevando un vehículo completamente calcinado y otro destruido, lo que indicaba que había ocurrido un accidente.
Sin importar ese asunto, decide seguir su recorrido, visitando cada tienda de la ciudad, el aeropuerto, la estación de bus y tren.
No dejó de buscarla, añorando el que quizás todo sea un mal entendido o un invento de Eleonor, pero para su mala suerte... Todo indicaba que ella se había marchado en verdad.
"¿Como la buscaría? jamás supo su nombre completo"
—Mar.. —susurró una vez se detuvo frente a aquel banco en el cual ambos bebieron por primera vez juntos —¿Por qué me abandonaste? —preguntó mientras las lagrimas caían como cascadas de sus ojos —¿¡POR QUÉ ME DEJASTE SÓLO!? ¿¡CUAL FUÉ MI ERROR!?
Sus gritos llamaban la atención de los transeúntes que pasaban por allí, pero a él no podía importarle menos.
Quería gritar, llorar, pedirle una explicación razonable o si quiera verla y que le dijera a la cara que ya no lo amaba.
—Selig... —la voz de Zachary sonó detrás de él, pero siguió negándose a aceptar lo que estaba sucediendole, recibiendo como único consuelo los brazos de su hermano.
—¿Por qué me abandonó, Zachary? ¿ Qué hice mal? —preguntó entre llanto.
—Tu no hiciste nada mal —lo consoló, doliendose por el triste llanto de su hermano mayor.
...ΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩ...
Narradora.
Dolido, abandonado...
Era la forma en que Selig Cuddyer se sentía.
No podía asimilar el hecho de que su amado sol se fuera sin dar motivos u explicación lógica.
Pasados unos cuantos días, su hermano y padres trataron de sacarlo de esa habitación en la cual se encerró negándose a socializar con otros o retomar su vida.
Todo lo que quería era tener a su amada de regreso, poder hablar con ella o si quiera saber cual fué la razón de su abandono, porque no se creía ni un poquito el hecho de que conociera a alguien más cuando pasaban la mayor parte de tiempo juntos.
—¡Ya basta de tonterias, Selig! ¡abre la maldita puerta! —oyó decir a Zachary, quien al igual que sus padres se encontraba preocupado.
—¡Vete de aquí, Zachary! Quiero estar sólo —respondió, rompiendo a llorar una vez más —solo quiero que Mar regrese conmigo.
—Te ayudaré a buscarla si es lo que quieres, pero para eso tienes que salir de esa habitación —respondió, llamando la atención de su hermano mayor.
Poniéndose de pie ante las palabras de Zachary, camina hasta la puerta y la abre viendo real preocupación en los ojos de su hermano.
—¿Crees que ya no la he buscado por doquier? —preguntó con seriedad —. Recorrí cada maldita cuadra de ésta ciudad, pero no pude localizarla.
—¿Probaste si quiera localizarla en el aeropuerto por nombre y apellido? —preguntó su Zachary, dejando totalmente pensativo a Selig.
—Quizás suene algo tonto pero... Pese a que llevamos un año de relación, jamás le pregunté su nombre completo —contestó, viendo al contrario negar incrédulo.
—¿Como es que sales con alguien durante un año y no sabes su maldito nombre completo? —cuestionó.
—Sólo sé que le decían Marisol —añadió, despeinandose su cabello por la frustración.
Pese a que sonara tonto, lo que menos le importó de ella fué conocer su nombre completo, algo que ahora necesitaba y por lo cual se maldecía una y otra vez.
—Selig, existe la posibilidad de que quizás tuviera algun problema con alguien o quizas un accidente.
—¡Oye lo que dices, por Dios! —gritó molesto al escucharlo.
—Todo puede pasar —añadió con seriedad —. El carro que le regalaste estaba registrado a tu nombre ¿probaste con buscarlo?
—Eso no —dijo alarmado, corriendo a su teléfono y tomarlo con manos temblorosas.
Una vez marcó el número de la policía, le otorgó el número de placa de su vehiculo dándolo por desaparecido y recibiendo la peor de las noticias.
—El vehículo del que habla fué completamente destruido hace algunos días atrás debido al accidente, por el momento no sabemos nada del conductor pero creemos que fué un hombre.
No bastó más que escuchar esas palabras para confirmar la carta que Mar dejó. Ella se había ido a causa de un hombre, uno por el cual lo remplazo.
El fuerte llanto de Selig, dió alarma a su hermano, quien rapidamente corrió a él y lo sostuvo como pudo.
—Si se fué con otro, Zachary. Me dejó por otro. —lloró.