Maktub, estaba escrito. Se define como lo que está destinado a ser sucede, esta es la historia de Emir el hijo mayor de Mahtob, y de Kala una mujer musulmana Chií, hija de un líder Iraki que vive en Kerbala una de las ciudades sagradas. Al cruzarse sus caminos, todo cambia. Luchar para poder vivir su amor no será fácil. Al mismo tiempo su hija Zeynep será objetivo de los pecados de su padre, la verdad tarde o temprano siempre nos lleva al mismo lugar. Por más que la ocultemos es como el agua, siempre busca su cause. Nuestra querida Mahtob y Pedro, estarán listos para enfrentar todo lo que viene para ellos. La vida está en constante cambio. Maktub
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Una oportunidad
Capítulo 6
Emir le contó a su abuelo sus planes en Bagdad, pero tenía dudas. Sobre todo con las leyes del islam. Mohamed le explicó las diferencias que existen entre ellos como musulmanes y sobre todo las restricciones en la península arábiga.
Después de unos días se despidió de todos y después de un largo viaje llegó a su destino en compañía de Tono. No quiso llevar un guardaespaldas como lo había exigido su padre.
Fueron recibidos por Ibrahim el contacto de su mejor amiga Elisabetta, el pertenecía al parlamento Iraquí. La mayoría de sus pacientes eran niños, que habían perdido la vista en ataques terroristas o por infecciones no controladas durante su gestación. Pero también había personas mayores que no tenían los recursos para una cirugía.
—Salam Aleikum Doctor, ¿Qué más necesita para llevar acabo su trabajo?.—preguntó Ibrahim
—Aleikum Salam, por el momento tenemos todo. Venía preparado.—respondió Emir
—Al-hamdu lillāh, la comunidad está muy agradecida con usted.—decía Ibrahim
Mientras en Kerbala, Kala y su hermana se encargaban de hacer nuevas vasijas, esos años sin su madre habían sido complicados.
Afortunadamente su padre no se había vuelto a casar y se les hacía extraño, Nayla se acostumbraba a vivir en la oscuridad, aunque había sido difícil. Pero Kala no se separaba de ella, tal y como se lo había prometido. Pero ese día, aprovechando que no estaba Ahmed, Abdala llamó a su puerta. Por debajo de ella les dejó una nota con un folleto, Amal lo recogió y fue hasta Kala a mostrarle con cierta precaución por su sirvienta
—Al-hamdu lillāh, mira lo que nos dejó Abdalá.—le mostraba Amal, Kala le dio una lectura rápida
—Es nuestra oportunidad para que Nayla reciba ayuda profesional.—decía emocionada Kala
—Dudo que mi padre acepte llevarla, ya sabes lo que tiene en contra de los extranjeros.—decía Amal
—Necesito escribirle una nota a Abdalá y pedirle que nos ayude a ir a Bagdad.—decía Kala
—Te has vuelto loca, si se van y regresan mi padre va a matarlas. Por desobedecer.—le advertía Amal
—Nayla tiene una vida por delante, y si no hacemos algo. Pasará toda su vida en las tinieblas, necesitamos saber que realmente ya no tiene solución. Así nos conformaremos.—decía Kala
—Pero si se van no podrán volver, entiende padre las va a enviar al castigo. Y más ahora que está a un paso de convertirse en el Imán de Kerbala.—insistía Amal temerosa de su padre
—Amal, no tengo miedo y sé que Nayla tampoco. Tal vez cuando vea que ya le devolvieron la luz a sus ojos nos perdone.—decía Kala
—Lo dudo, olvidemos esto. No hay que desafiarlo, además si se van se podrán en riesgo, no pueden salir sin el. Mucho menos viajar solas. Madre decía que el mundo era grotesco y que muchas de las mujeres que intentaban huir eran abusadas y asesinadas. No soportaría perderlas.—le explicaba Amal
—Esta bien, lo dejaré. Pero si por miedo no hacemos algo por ayudar a Nayla, jamas seremos perdonadas por Allah. Imagínate que nos casemos, si nuestros esposos aceptan llevarla con nosotros. Nos estamos arriesgando a que quieran abusar de ella, y más al verla en esa condición tan vulnerable. Sabes que no todos los hombres son buenos, siguen sus impulsos. Yo no soportaría algo así, Jamal desde que se casó no viene para saber si nos puede ayudar, a él no le importamos.—le explicaba Kala
—En eso tienes razón, pero como le haremos llegar la nota a Abdalá, no pueden irse solas. Los retenes están llenos de hombres malvados, yo temo por ustedes.—decía Amal
—Por lo menos mi madre nos enseñó a leer y escribir, así que escribiré en este momento una nota y voy a mandar a uno de los niños que andan jugando allá afuera. Para que le lleven la nota.—respondió
—¿Y como vamos a pagar el favor?, y también ¿como vas hacer para que Zoraide no se de cuenta?, ya sabes que ella es su empleada de confianza y nuestra vigilante.—preguntó Amal
—Ella está ahorita ocupada con la recámara de nuestro padre, distráela y enseguida haré la nota para enviársela a Abdalá, en cuanto al pago. Le entregaré el oro que me regaló mi papá.—decía Kala
—Esta bien, esperemos que acepte.—decía Amal, escribieron la nota y tal cual Amal fue a distraer a Zoraide.
Kala se colocó el burka para buscar a su mensajero, le hizo señas a unos niños que jugaban en la calle, eran hijos de los trabajadores de las casas contiguas. A cambio de dulces accedieron a llevar la nota, Abdalá era muy conocido en la comunidad.
Nayla estaba sentada en el patio trasero, escuchaba el canto de las mujeres que vivían a espaldas. Solo podía sentir el sol cubriéndola, extrañaba poder ver todo su alrededor. Kala se acercó a ella.
—Hermanita, te tengo una noticia. Tenemos una oportunidad de ver un especialista, para saber si puedes volver a ver.—le decía Kala
—¿De verdad? Padre accedió.—preguntó Nayla
—No, el señor Abdalá nos trajo un folleto de un medico en Bagdad que está haciendo una campaña para personas con problemas como el tuyo, aún no sabemos si es gratis. Pero yo venderé todo mi oro para que tú puedas volver a ver.—respondió Kala
—Padre jamás va a llevarme, siempre ha dicho que ya no soy importante, que no tengo futuro y que solo debo esperar mi muerte. Y que con suerte ustedes velarán por mi, que soy una carga.—decía Nayla
—Yo no creo que seas una carga, como se lo dije a Amal. Yo tengo fe en que podemos ayudarte, le pedí ayuda a Abdalá y sé que él nos llevará hasta con el médico. ¿Confías en mi?.—preguntó Kala
—Si, pero si nos vamos no podremos regresar, y después que vamos a hacer, y si caemos en las manos equivocadas, podemos ir presas. Y si volvemos aquí, nuestro padre no dudará asesinarnos para limpiar su honor.—respondió Nayla
—Si, funciona y vuelves a ver. Te prometo que yo haré todo lo posible para que solas salgamos adelante.—decía Kala
—De acuerdo hagámoslo, confío en ti.—decía Nayla por fin tenía una esperanza de recuperar su vista, era pequeña aún y aunque tenía miedo. Sabía que lo lograrían
Llamaron a la puerta y Kala se acercó de inmediato para recibir la respuesta de Abdalá. Recogió la nota.
—Señorita Kala, no pueden abrir la puerta a quien sea. ¿Quién era?.—preguntó Zoraide, Kala escondió la nota
—No abrí, son los niños que están jugando.—respondió
—Ten cuidado Kala te estoy observando, no dejaré que la serpiente me muerda dos veces.—le dijo Zoraide
Kala se fue rápido a su habitación, ahí estaba Nayla y Amal.
—¿Qué te dice?.—preguntó Amal
—Aceptó, dice que nos iremos mientras todos están en la oración. En cuanto escuchemos el llamado del Muecín. Nos esperará aquí afuera.—respondió Kala
—Al-hamdu lillāh, no hay marcha atrás. Maktub.—decía emocionada Amal
Las tres se abrazaron, Kala preparó todo para su viaje. Solo llevarian sus joyas, además su mejor burka, el problema serían sus documentos. Así que tenía que sacarlos del cajón del escritorio de su padre, en cuanto se fuera se escabulliría para sacarlos
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