— Melisa espera. — La llamé pero me ignoró. — Melisa por favor. — Tomé su brazo. — Tú sabías que ésto podía pasar. — Ella me observo y negó con la cabeza. Luego jalo su brazo.
— ¿Qué sabía? ¿Qué sólo me veías cómo la opción de repuesto? ¿eso debo saber?
— Eres mi amiga, mi socia.
— Yo quería más. Y tú, me has cambiado por una colegiala. — Dijo con rabia.
— No te cambie, entré tu y yo nunca ha habido nada.
— ¡Por qué tú no has querido! — Gritó con desesperación. — Pero siempre has sabido de mis sentimientos por ti. — Sus ojos se pusieron llorosos. — Te has comprometido con una niña de 21 años, la pregunta es por qué. ¿La amas? ¿o es que te casas con ella para que te dé su virginidad?
— No sé de qué hablas.
— Te escuché hablando con Ramiro. Dijiste que es la primera vez que conoces a alguien virgen con esa edad y belleza.
— No es lo que piensas. ¿Creés que me casaría con ella por una razón tan tonta?
— No lo creó. Si esa fuera la razón te habrías casado conmigo hace mucho tiempo
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La gente buena sufre.
El sufrimiento que había en casa no era suficiente al parecer. Cuándo empecé a modelar me hacían la vida imposible. En especial Tamara, ella siempre me decía que yo jamás conseguiría ser el rostro de una marca, me decía gorda a pesar de ser delgada, me escondía la ropa o los tacones, derramaba a propósito sus bebidas en mi, y en una ocasión tiro algo sobre la pasarela para que yo me cayera e hiciera el ridículo.
Me cansé de sus sucias trampas y decidí terminar con eso. Aunque tenía que esperar el momento oportuno, y ese momento llego, estábamos a punto de tener un casting para ser la modelo de una marca de cremas, los dueños de la marca avisaron con anterioridad a la agencia, así que teníamos tiempo suficiente para prepararnos. Aproveché un descuidó de Tamara y le cambié las pastillas anticonceptivas. Yo sabía que ella podía salir embarazada. Pero no me importaba. Yo tenía que ganar, por venganza y por mi madre, ella no pagaría los platos rotos.
El día del casting Tamara tenía un semblante muy malo. Casi vomita en la pasarela. Yo fui la más beneficiada, por qué gane. Así que después de conocer el resultado me burle de ella.
— ¿No me guardas rencor por haber ganado verdad?
— Ganaste una batalla. Pero no la guerra.
— Yo creó que gane ambas. Pronto empezarás a engordar.
— Tu lo hiciste. Estoy segura.
— ¿Qué hice querida?
— Perdí por tu culpa. Maldita seas Melissa. Maldita seas. — Tamara se puso agresiva, por suerte llegó Diego y calmó la situación, aunque también se molestó conmigo por lo que hice. Dijo que yo tengo maldad en mi corazón, pero eso no es verdad. Lo que hice fue para proteger a mi madre, y también justicia. Algo que muy pronto alcanzaría a mi padre también.
... Un año después el nos llevó al extranjero por negocios, yo falsifique su firma en varios documentos para que lo acusaran de fraude, sus socios lo descubrieron y no se pudo salvar. No tenía una niña débil y miedosa acusándolo, ahora tenía hombres ricos y poderosos. Razón por la cuál iría a la cárcel. El trató de escaparse, y en ese intento desesperado le disparó a mi madre.
Desde entonces ella está en el hospital. Dormida sin muchas esperanzas de despertar. Mi padre en la cárcel y yo tuve que mentir para poder sobrevivir. Gracias a mis mentiras conservamos el prestigio que teníamos, conté que ellos se fueron a vivir juntos, falsifique la firma de mi padre y vendí su empresa, con ese dinero pude pagar el hospital y mi carrera, aunque no podía malgastar y mejor conseguí una beca, todos me admiraban por hacerlo. Pensaban que era humildad, cuándo la realidad era que me preocupaba terminar me el dinero.
5 años después, cuándo la empresa del hombre que amaba tuvo una crisis muy grave. Yo use mi astucia para ayudarlo. Investigué la vida privada de los banqueros más importantes. Hubo uno al que le encontré un matrimonio aparentemente estable, su esposa era la del dinero y si ella se enteraba de su aventura lo dejaría sin nada. Use esa información a mi favor y logré mi objetivo.
Recibí un gran abrazo de Diego. Algo que valia más que todo el oro del mundo para mí. El pregunto cómo logré una cita con el banquero. No quise que me siguiera viendo cómo una mujer manipuladora, así conteste otra cosa.
— Ya vez. Soy una mujer inteligente.
— Gracias. Eres la mejor amiga del mundo.
— Sigo esperando a ser más que eso. — Quizás ese era mi día de suerte. Pensé erróneamente.
— Ya veremos. — Contesto el y me enfadé.
— Me has dado esa respuesta por años. No quiero seguir esperando.
— Eres libre de salir con alguien más. — Dijo el. Pero a mí no me interesaba eso. Me fuí a casa para descansar, por la noche el banquero me llamo y dijo que quizás no podría hacer el préstamo. Le dije que habláramos en la oficina, no tenía humor para ocuparme de el.
Al día siguiente le advertí que hiciera lo que habíamos acordado. De nuevo tuve que amenazarlo, no le quedó más opción que aceptar.
— Y recuerda. Si Diego se entera te irá muy mal.
— ¿Por qué le diría? Yo soy el que pierde a su esposa si ella se entera de está aventura.
— No te preocupes. No la haré publica a menos que sea necesario. Ya sabes. Dale el dinero y esté secreto desaparece.
— Bien bien. — El se asusto y yo conseguí lo que quería.
Con el paso del tiempo la situación mejoro. Me encargué de buscar diseñadores, consegui contratos con empresas privadas, y pague la deuda que teníamos en el banco.
Don Fernando hasta me regaló acciones de su empresa. Pero al ver el enojó de Diego no quise aceptarlas. Su padre insistió, pero no acepté hasta que Diego estuvo de acuerdo.
Por años, estuve esperando a Diego, pero en lugar de voltear a verme, siempre estaba con chicas que no valían la pena. Me encargué de abrirle los ojos, pero en lugar de agradecerme decía que yo soy mala.
— Tienes una forma de hacer las cosas que no me gusta.
— Lo siento señor Diego. Pero yo no soy cómo las protagonista de las novelas, yo no dejó pasar las oportunidades, ví lo que ella te hacía y decidí exponerla. ¿Cuál es el problema?
— El problema es que siempre actúas con maldad.
— El que sea manipuladora no significa que soy mala.
— Ese es el problema contigo. Para ti sólo existen las personas manipuladoras y malas. ¿No has escuchado de la gente buena?
— La gente buena sufre.
— ¿Por qué dices eso? — Por mi madre. Por los que intentaron ayudarme, nadie pudo hacer nada. Sólo yo y tuve que manipular la situación.
— Por qué lo veo con mis ojos. En un mundo cruel la gente buena es lastimada, mientras que los manipuladores siempre se salen con la suya. — Decir eso me trajo malos recuerdos. Mis ojos lo reflejaron y creo que el se dió cuenta.
— Meli...
— No quiero hablar. Me voy a mi casa. Adiós.
Fin del flashback.
tan linda asustada parece una niña.
afortunadamente su Rodrigo estará ahí siempre.
ya se están destapando las ollas podridas falta que Roberto el hombre perfecto pele el cobre y demuestre lo que es.
pero está enamorándose de Rodrigo.
Y que bien que el la proteja cuide y respete.