Anya es una joven modesta, inocente y alegre que fue criada por su tía después de que su vida se viera sacudida por la trágica perdida de sus padres, sin embargo, eso no era lo único, ya que el destino le tendría otra mala pasada.
Se suponía que buscaba tener un futuro feliz, tranquilo; sin embargo, nunca creyó que su vida terminaría atada de la forma menos pensada.
¿Podrá ser feliz?
¿Podrá conocer lo que es el amor?
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capítulo 6
Anya había desarrollado diferentes traumas, por lo que pasó en su infancia, muchas veces en las noches sufría pesadillas, porque recordaba durante la noche los eventos que vivió y los traumas que esto le causaron, se despertaba nerviosa y con ansiedad, y sentía una opresión en el pecho esa mañana, eran frecuentes las pesadillas, así no amaneciera con buen ánimo, buscaba la forma de sentirse mejor.
Que te pidió el viejo a cambio del dinero, Margaret ya estaba informada de que ese día irían por Anya, su hija tenía curiosidad de Cómo había obtenido tanto dinero.
—¿me dirás cómo conseguiste dinero?
—eso no importa, solo me pidieron a Anya.
—¿Y que le dijiste?
—Que si, en unos minutos vienen a buscarla.
—Pero eso no está bien mamá, y además, Anya obviamente no irá a ningún lado.
—¿Qué, ahora sientes pena? ¿ o querías que fueras tú?
—No, pero es tu sobrina, y a mi padre no le gustará la idea.
—Si, pero no la voy a tener toda la vida conmigo, y sobre tu padre, él no puede saberlo.
—si, pero es feo, tienes que decirle a Anya que la vendiste, para que esté preparada.
Anya se avecina hacia el comedor y pudo oír su nombre, cuando su prima lo pronunció.
— oí mi nombre, ¿que cosa tengo que saber?
En ese momento tocaron el timbre y anya fue abrir, era el hombre que había visto dos años antes, pero como no le prestaba atención a las cosas que no eran importantes, no lo recordaba, al contrario de él, que si recordaba detalladamente el rostro de ella.
—¡Hola!, ¡Buenos días!
— ¡Buenos días!
—Si, ¿ qué se le ofrece?
—¿Busco a la señora margaret Spencer?.
Anya sin tener conocimiento de nada lo invitó a pasar, y como tenía que irse al trabajo fue a su habitación por su mochila, en la sala Margaret mantenía una conversación con Bastian.
—como le dije, vengo departe de mi abuelo, Robert Dimitrova.
—¿así que tú eres el afortunado que se casará con mi sobrina? Es difícil, pero ya verá que todo saldrá bien, ¿me imagino que ya sabe que, es la chica que le abrió, la que se llevará? Ella no lo sabe aún, por lo que tendrá que acercarse cuidadosamente, ¿ya sabe a qué me refiero?
—no, no sé a qué se refiere.
—por favor, digo que tienes que conquistarla primero, ya después viene el matrimonio.
Como Bastian no estaba contento, ni de buen ánimo con el supuesto compromiso, no le agradaba la conversación dejándole saber a Margaret su desagrado.
— permítame aclararle algo señora, yo no estoy ni estuve de acuerdo con lo que usted hizo, pero vine porque no tuve otra opción, y si vine fue para llevármela, no sé, si sabe, pero yo no vivo en este país, dejémonos de rodeos, sé perfectamente que todo se trata de un negocio, yo no vine aquí para romances.
—me parece que está confundiendo las cosas, quedamos en que Anya no sabrá la verdad.
—¿y que creyó señora, que yo me tomaría el tiempo para estupideces? Ya obtuvo lo que quería, vendió a su sobrina como un objeto.
—si, pero te recuerdo que fue tu Abuelo quien pagó.
—si, ¿pero y usted, es su sobrina? ¿cómo fue capaz de semejante acto tan repulsivo?
— Óigame, me está ofreciendo.
—No lo creo, las personas sin escrúpulos como usted, no saben el verdadero significado de dicha palabra.
Margaret se quedó callada y atónita por las palabras de Bastian, se recompuso y le pidió a Aurora que fuera por Anya.
— mamá dice que bajes, y tomes tus documentos importantes.
— está bien, ¿para qué los documentos?
—no lo sé, creo que saldrán, solo tómalos.
Anya hizo lo que su prima le informó y bajó a la sala donde estaba el hombre esperándola.
—¿dime tía, dice Aurora que vamos a algún lugar?
—si, él es Bastian Dimitrova, está interesado en ti, quiere conocerte más, y me pidió permiso para que salieras con él hoy.
—¿no entiendo, ¿qué es esto, una broma tía?
— no, no es una broma, ¿tú me ves bromeando? Anya analizando todo, y tratando de comprender lo que acababa de oír le preguntó al hombre.
—muy bien, ¿dígame quién lo mandó para hacerme esta broma?.
— no es una broma, responde Bastian.
Anya se dio la vuelta para irse porque ella no iba a seguir escuchando lo que el hombre estaba diciendo, pero las palabras que él pronunció la dejó inmóvil por unos segundos.
—bueno, si no me crees pregúntale a tu tía, seré sincero, ella te vendió y yo vine por ti, así que, por qué mejor no dejamos de perder el tiempo y busca tus cosas, lo que te vayas a llevar y nos vamos.
—¿ qué fue lo que dijo?
— aquí tengo el documento firmado por tu tía, donde se le entregó dinero a cambio de su sobrina, tú, dijo Bastian porque estaba cansado de esperar, Anya de inmediato le quitó el documento que Bastian tenía en sus manos, leyendo lo más rápido que podía, al ver que su nombre estaba plasmado en el documento, sus manos temblaban.
—¿ qué es esto? ¿Qué significa?, sin dejar de leer negaba con su cabeza y balbuceaba, no, no, esto no puede ser ¿Qué significa esto? Le preguntó de nuevo a su tía, ¿Qué locura es esta?
—no es una locura, él dice la verdad, dijo su tía.
—¿de qué estás hablando? ¿Te das cuenta de lo que estás diciendo?
— sí, y tienes que irte con él, yo no te quiero aquí, dijo las duras palabras tomando a la joven por su brazo y sacándola de la casa.
— no, no, ¡tía por favor no me hagas esto!
— llévatela le dijo al hombre, Anya se tiró al suelo de rodillas, suplicándole a su tía.
— ¡te lo suplico, no me entregues a un desconocido! ¡Por favor no lo hagas!, Bastian sentía pena por la chica, pero tenía que llevársela, Así que la agarró a la fuerza para subirla al auto, Anya tratando de zafarse, entre gritos y sollozos no pudo.
—¡Por favor ayúdenme!, déjame ir, no, no, repetía una y otra vez, pero nadie la ayudó, Bastian le dio la orden al chofer y este hecho a andar el auto, Anya se giró y miraba como el auto se alejaba del lugar que tanto amaba, su casa, seguía forcejeando tratando de abrir la puerta del auto, y tratando de detener al chofer, Bastian Quién no tenía mucha paciencia le gritó.
— basta, ¿puedes dejar de llorar? ya eres mía, y no hay nada, ni nadie que lo impida.