Romance Prohibido II

Damián.

Mi celular suena y miro la pantalla, deslizo el dedo en este y lo colocó en altavoz, aprovechando que estoy solo en la oficina.

— Hola Yovana.

— Tu cómo siempre tan expresivo amor. — habla con reproche.

— Estoy ocupado.

— Como siempre. — colocó los ojos en blanco, ella suspira.

— En fin, aún así te amo.

— Yo también. — musito tranquilo.

— Ya supe lo del juicio de hoy, al parecer la pasante que te asignó papá es muy eficiente.

Muy seguramente la cotilla de Luci fue quien le contó todo.

— Hizo bien su trabajo.

— ¿Y es bonita?

Ruedo los ojos. — ¿Para eso llamaste? — suelta una risita sutil.

— No la verdad es que quería escuchar tu sexy voz, te extraño mucho este asunto de industrias revolución se está alargando mucho.

— Bueno, sabíamos que eso podría suceder y yo también te extraño.— digo sabiendo que eso es lo que quiere oír.

escucho una sonrisa de satisfacción y vuelvo a rodar los ojos.

— ¿Qué te parece si nos divertimos un rato por teléfono?

Pauso lo que estoy haciendo en el computador y suspiro.

— De acuerdo, comienza...

En ese momento la puerta de mi oficina se abre y Julio entra al lugar.

— ¿No te enseñaron a tocar? — comento tomando mi celular y quitándole el altavoz. — Yovana, te hablo mas tarde, julio acaba de entrar a mi oficina.

— Cielos ese inoportuno. — se queja. — Bueno, amor, hablamos en la noche, para continuar nuestro juego. — dice con su voz seductora.

— De acuerdo. — cuelgo la llamada y miro a Julio. — ¿Qué se te ofrece?

— ¿Hablabas con Yovana? ¿Interrumpí algo importante? — colocó la mirada en mi computadora y continúo con lo que estaba haciendo

— No, interrumpiste nada, ¿Dime qué se te ofrece?

— Bueno, además de pedirte que me cuentes los pormenores del juicio de hoy, también vine a invitarte a tomar una copa después de que termine la jornada.

— El juicio estuvo, bien, la pasante demostró ser audaz, con respecto a lo de la copa... Está bien.

Sonríe satisfecho.

— Entonces confirmamos que la pasante no solo es atractiva si no también inteligente y capaz.

Guardo silencio ante su comentario, pero, la verdad es que si, y es gratificante saber eso.

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Celeste.

El reloj marca las 17:00 horas, dando así el final de la jornada laboral de hoy viernes, apago mi computadora y miro a mí jefe/tutor/mentor/ el cual se ve muy concentrado haciendo quién sabe qué en su computadora, me da un poco de nervios distraerlo, pero no quiero hacer esperar a Brittany.

— Abogado Ivanov. — intento llamar su atención, pero mi voz sale muy bajo, y no me escucha, o eso creo, carraspeó un poco fuerte. — Disculpe, abogado. — esta vez hablo un poco más alto, logrando así llamar su atención, dirigí su maravillosos ojos hacia mí. — Ya he terminado todo, ¿Puedo retirarme o me necesita para algo más? — mira la hora en su reloj de marca y vuelve a verme. — Puede retirarse.

— Gracias. — guardo mis cosas en el bolso y me coloque de pie. — Nos vemos el lunes abogado. — digo mientras camino hacia la puerta.

— Nos vemos. — escucho que murmura en voz baja. Tomo el pomo de la puerta y al la abro pero antes de salir del todo de la oficina, lo miro.

Escribe en su laptop de forma rápida, está bastante concentrado, recorro su rostro con mis ojos.

¡Cielos ser tan guapos debe ser un pecado!

Sonrió ante mis pensamientos y cierro la puerta tras de mi y suspiro.

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Un rato más tarde, llegó junto a Brittany al bar, ella divisa rápidamente a las otras chicas y vamos hacia la mesa que estan ocupando.

— ¡Ya llegué yo, el alma de las fiestas! —anuncia mi compañera, las otras sonrien emocionadas.

— Hola chicas. — saludo mientras tomo asiento.

— Hola, Celeste, ¿Cómo has estado? Brittany nos contó que te fue genial en tu primer juicio, y además que recibiste una felicitación de tu jefe, ¡Eso es increíble! Por cierto, nos alegra que hayas podido acompañarnos. — habla Ana María, le sonrió amablemente.

— Bueno, basta de saludos, vamos a pedir, no lo habíamos hecho para esperarlas a ustedes. — interrumpe Katerine.

— Deberíamos comenzar con algo suave. — Dice Julieta.

Katerine levanta la mano, un mesero la ve y se dirige hacia nosotros.

— Ya vamos a pedir guapo. — dice guiñándole un ojo haciendo que el hombre se sonroje.

—Katerine por favor., no coquetes con el hombre. — comenta en voz baja Julieta. La pelirroja solo sonríe.

— Bueno yo quiero un Aperol Spritz. — dice Julieta.

— Yo quiero... — Ana María Lee detenidamente el menú por unos segundos.

— A mí dame un Manhatan. — interrumpe Katerine.

— Valla tu si quieres comenzar fuerte. — comenta Brittany mientras también lee el menú.

— Ya, elegí, tráeme un espresso martini. — Ana María sonríe satisfecha por su elección.

— Ay yo también voy a querer eso. — anuncia Brittany y me mira. — ¿Que vas a querer tu Celeste?

— Bueno, no se mucho de cócteles, ¿Cuál es el más suave?

— El que yo pedí. — Miro a Julieta y le sonrió.

— Bueno, tráeme ese tambien. — el maestro asiente y se despide después de anotar todo.

— Bueno, después pedimos la botella de Whisky. — abrí los ojos al escuchar a Katherine.

¿Estás mujeres de verdad piensan embriagarse?

Yo creí que solo íbamos a tomar un trago.

— Bueno, Celeste, cuéntanos con lujos de detalles, ¿como estuvo ese juicio? — pregunta Ana María.

Les sonrió, todas me miran interesadas y no me queda más remedio que comenzar a contarles todo.

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Un rato más tarde, ya todas tenemos nuestras bebidas a la mitad.

Debo decir que me gusta estar aquí, es agradable conversar con estas mujeres, son muy divertidas y dicen cada ocurrencia.

— Bueno, y hablando de otras cosas más interesantes. — habla Julieta. — Dinos Celeste, ¿Tienes novio, amante amigo con derecho a algo así?

Sonrió sintiéndome un poco avergonzada sobre todo porque todas me miran muy curiosas.

— No, nada de eso, estoy soltera.

— ¡Oh enserio una chica tan hermosa como tú no lo puedo creer!

— Haber Ana María, tal vez a ella le gusta estar así, al fin de cuenta los hombres solo sirven para amargarte la vida.

Ella vuelve a verme, supongo esperando que confirme o niegue la teoría de Katerine.

— La verdad, he estado concentrada en mis estudios. No tengo tiempo para chicos.

Ellas guardan silencio por unos segundos.

— ¿Pero debe haber alguien que llame la atención no? — — indaga Brittany.

— No, por ahora no. — respondo, pero por mi cabeza cruza el bello rostro del abogado Ivanov.

¡Oh cielos Celeste no vayas por ahí!

— Pero, ¿Y ustedes? ¿Cuál es su estado civil? — les sonrió.

— Bueno, yo estoy felizmente casada. — la primera en responder es Julieta, quien me muestra su anillo. — Además hace cuatro meses me convertí en mamá, es por eso que me ves así, rellenita, no he logrado bajar de peso.

— Y como no si tragas todavía por dos. — le dice Katerine, Julieta le saca la lengua.

— Yo creo que te ves bien. — le digo, ella me sonríe

— Gracias, mi esposo dice lo mismo.

— Yo estoy comprometida. — Me dice Ana María. — Me caso en cinco meses, por cierto estás cordialmente invitada, le dire a mi organizadora que te incluya en la lista y te envié una invitación.

— ¡Oh cielos gracias! — la idea de asistir a una vida me entusiasma, nunca he ido a una.

— Yo, estoy soltera y amo eso como dije antes, los hombres solo te amargan la existencia. — habla esta vez Katerine.

— ¿Pero te gustan los hombres? — cuestiono curiosa.

— ¡Oh sí, me encantan! Pero solo los quiero en mi vida para una cosa. — dice y se inclina en la mesa. — Para que me den como a cajón que no cierra. — murmura en voz baja, las otras mujeres se ríen, mientras yo asiento sintiéndome avergonzada.

— Ella solo se acuesta una o dos veces con el tipo que le gusta y luego lo manda al diablo, es una zorra. — comenta Julieta.

Miro a Katerine que solo se digna a tomar de su cóctel sin lucir ofendida por el comentario de Julieta, al parecer es normal que se traten así, en fin.

— ¿Y tú? — le pregunto a Brittany. Ella suspira.

— Lo mio es complicado. — me dice y la miro confundida. — Es decir, tengo una relación con él pero, no sé a ciencia cierta que somos.

— Solo juega contigo, ya te lo he dicho, mándalo al diablo y búscate otro. — la regaña Katerine, Brittany solo sonríe.

¡Oh al parecer el asunto si es complejo!

— Bueno, ya todas hemos terminado con nuestros cocteles de niñas, es hora de pasar a lo fuerte. — anuncia la pelirroja levantando la mano, llamando la atención de El mesero el cual llega a los pocos segundos. — Guapo, traemos una botella de whisky y dónde servirlo. — nuevamente le guiña el ojo y el chico le sonríe coqueto. — Al parecer, alguien tendrá acción esta noche. — murmura viendo el trasero del mesero.

— No tienes remedio. — comenta Julieta.

El mesero no demora mucho en traer la botella en una hielera, también trae unos vasos pequeños.

— Gracias guapo. —vuelve a coquetear, el hombre no dice nada y solo se aleja. — Bueno, comencemos con esto. — la pelirroja comienza a servir un poco del licor en cada uno de los pequeños vasos, hasta que llega al mío.

Miro su acción y muerdo mi mejilla interna sintiéndome un poco preocupada. Es la primera vez que tomaré un licor tan fuerte, he tomado cerveza antes, pero supongo que no es igual. Solo espero tener tolerancia al alcohol y no embriagarme rápido.