Una vez existió un pasado donde, de alguna manera, ella fue la villana de todo el imperio. Merecía morir en aquella guillotina. Sin embargo, ¿por qué recordaba ahora su vida pasada? Lo que era peor, había regresado en el tiempo, antes de que Kristina Laurent cavara su propia tumba.
Si de verdad había regresado, lo juraba. Juraba que, en esta vida, no volvería a ser la villana.
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Capítulo 13: El Susurro del Destino
Suspiré para mis adentros. Personalmente, nunca me desagradaron los elfos, las sirenas o las hadas, al contrario, siempre pensé que eran muy agradables.
—Afortunadamente, esos seres no participan la ceremonia de mañana —comentó con alivio antes de enojarse levemente— pero estarán todas las familias ducales presentes, además de la familia imperial. ¿Creen que somos un circo?
Después de varios años sin asistir a una ceremonia de despertar que no es perteneciente a la de la familia imperial, las tres familias ducales restantes asistirán.
—Es una lástima que la familia Edevane se presente a nuestra ceremonia —Vicent murmuró insatisfecho.
Sí, no se sabe exactamente por qué hay una rivalidad y discordia entre ambas familias, pero se sabe que empezó en la época de la fundación del imperio.
Quizás fue porque los trabajos de ambos duques es muy parecido. La familia Edevane, desde el comienzo del imperio, se encargaron de proteger a la familia imperial y cuidar de ellos, en cambio, la familia Laurent se encargó de los plebeyos y velar por su seguridad.
Antes del nacimiento de Vicent y mío, la familia imperial no prestó mucha atención a nuestra familia.
Sin embargo, luego de nuestro nacimiento, la familia imperial tuvo un fuerte interés en nosotros, intentando adivinar quién despertaría el linaje del ducado Laurent.
Aunque no sé qué provocó que mi maná apareciera y el linaje despertara, ya es un hecho que causará un gran revuelo en el imperio.
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Pronto llegó la hora de comer.
El no ver llegar a los duques para la cena, solo significó una sola cosa: estaban discutiendo.
Hubiese deseado poder decir que nuestra primera cena familiar fue un éxito, pero faltaban dos integrantes; y Eylin y Vicent se ignoraban tácitamente.
—Hermana, escuché que mañana será tu ceremonia de despertar, ¡qué emocionante debe ser! —dijo con expectación— siempre escuchaba hablar de ello en las calles de la ciudad. Y mucha gente espera tu ceremonia.
Resoplido.
—Claro que la esperan con ansias —comentó Vicent un poco molesto— después de todo somos mellizos, por lo que ambos deberíamos despertar, además somos hijos del duque más poderoso de esta generación —concluyó con cierto orgullo.
Solté una leve risita, pero rápidamente ajusté mi expresión.
—Eylin, tú podrás verla mañana —señalé— ahora eres parte de la familia Laurent, así que es correcto que estés presente, también es una buena oportunidad para presentarte a las familias ducales y a la familia imperial.
Al oírme, los ojos de Eylin brillaron.
—¡Vaya! Una vez pude ver al príncipe desde la distancia, parecía el protagonista masculino de una historia —habló con ilusión.
Asentí de acuerdo a esas palabras. Sabía muy bien a lo que se refería, después de todo fui yo la que lo escogió de protagonista masculino de una de mis novelas.
Aunque debo decir que Edward no fue mi personaje masculino favorito; lo fue Víctor, un hombre que, después de la muerte de su amada, fue a su tumba a renunciar a su maná y con ello a su vida.
Pensándolo bien, como solían decir mis lectores, las novelas que solía escribir las relataba en un mundo de fantasía similar.
—Efectivamente, parece el protagonista masculino de una obra literaria —comenté.
—Sabía que mi hermana me podría entender.
Vicent volteó sus ojos, musitando palabras poco entendibles, además de sumamente bajas, de modo que yo, que estaba al lado, no lo escuché con claridad.
—Hermano, ¿dijiste algo? —preguntó Eylin.
—No —sonrió falsamente.
Alterné la vista entre los dos, variando entre una Eylin confundida por la extraña hostilidad de Vicent, y un Vicent despreocupado por la reacción de Eylin. ¿Qué clase de situación es esta? En nuestra primera vida, Vicent no fue para nada hostil con ella.
—Hermana —Vicent volvió a su estado anímico habitual, mirándome a los ojos continuó— mañana se festejará un banquete en celebración a nuestra ceremonia.
Eso también lo sabía. Al principio no entendí por qué Vicent lo decía repentinamente, pero al ver la mirada furtiva que dirigía a Eylin, lo entendí.
—Hermana, escuché que los banquetes son grandiosos, espero con ansias ver el de mañana.
Eylin ignoró a Vicent, e impidió que yo también le respondiera.
Sin embargo, Vicent no se inmutó: —Hermana, tampoco sabes que mañana serás tú la que celebre primero la ceremonia.
Eso no lo sabía y me causaba curiosidad, ¿por qué de repente lo decidieron así? Yo soy mayor que Vicent, pero solo unas pocas personas en la mansión lo sabían. Además, en mi primera vida, Vicent celebró primero la ceremonia, causando furor a pesar de que su maná era un poco más bajo que el del joven duque Edevane.
En cambio, yo, causé revuelo al ser una descendiente de las cinco familias fundadoras que poseía un maná pobre y débil, diría que por poco inexistente.
Debido a ello, mucha gente murmuró en el banquete sobre mis pocas cualidades con el maná y lo decepcionante que era el hecho de que no solo no tenía un maná digno de mi familia, sino que ni siquiera tenía el elemento del linaje.
—¿Sabes por qué celebraré yo primero la ceremonia mañana? —pregunté un tanto incómoda.
—Tampoco lo sé, pero escuché decir a su excelencia, la duquesa, que fue su excelencia, el duque, quien lo quiso hacer así —respondió un tanto pensativo.
Finalmente, la cena terminó con los intentos de Eylin en iniciar una conversación, y con la constante interrupción de Vicent, y viceversa, impidiendo que el ambiente fuera un poco más grato para todos, puesto que ambos excluían al otro de las conversaciones.
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Solté un suspiro.
A pesar de que llevaba mucho tiempo en mi cama, no podía conciliar el sueño; la ceremonia de mañana me ponía muy nerviosa.
El pasado seguía atormentándome, aun sabiendo que ya había empezado a cambiarlo, pero aquel miedo de que el futuro estaba escrito y que era imposible modificarlo me espantaba.
Estuve hasta medianoche sobre pensando que podría pasar al día siguiente y cómo ello afectaría mi futuro.
En mi mente recapitulé todas las desgracias después de mi ceremonia: Primero, ser la burla de la sociedad por no tener elemento y poco maná; segundo, el compromiso con el príncipe; tercero, la llegada de Eylin; cuarto, la indiferencia de Vicent; quinto, el romance clandestino entre el príncipe y Eylin; sexto, el ser inculpada del intento de asesinato de Eylin; séptimo, el encierro en el calabozo y por último, mi muerte.
Esa lista se contó a grandes rasgos, por qué entremedio de esas cosas sucedieron muchas más, que sumaron a que acabara como lo hice.
Quizás fue el cansancio al intentar enumerar mis tragedias, lo que me llevo a parpadear cada vez más cansada, hasta que finalmente me dormí.
La novela surgió un día mientras leía una historia en NovelToon, plagada de errores ortográficos y gramaticales. Pensé: "¿Por qué no escribo una yo, que tenga menos errores?". Lo hice sin mucha planificación, lo que provocó que la historia perdiera sentido, incluso para mí. Al releerla, me desanimaron las incoherencias, el mundo poco desarrollado y los personajes innecesarios que complicaron la trama hasta el punto de que ni siquiera yo recordaba quién era quién.