Pedro es un Exmilitar que debido a una lesión se vio obligado a retirarse, siendo un adicto a la adrenalina en su retiro decide fundar una academia de deportes extremos.
Un día un accidente termino con su vida y cuando cree que es su fin termina el reencarna en el cuerpo de una chica, pero no de una cualquiera sino de la emperatriz del imperio de Arrosa, una chica mimada que está destinada a morir, y ¿Cómo sabe eso?, es porque dicha emperatriz es un personaje relleno en la novela favorita de su hermana.
Pero Carlos no está dispuesto a morir de nuevo por lo que hará lo necesario para sobrevivir.
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Capítulo 6
DANNA / PEDRO
Nos quedamos en silencio un rato hasta que el emperador decide hablar.
- ¿para que querías verme? – me pregunta muy serio
- Para disculparme, tenía problemas y me termine desquitando contigo – le digo, puedo ver su cara de sorpresa, estoy seguro que eso no se lo esperaba – lo trate mal y le dije cosas muy horribles y por eso me disculpo
- E…, yo no sé qué decir – me dice
- Bueno puede aceptar mis disculpas o decirme que me las meta por donde me quepan – le digo y puedo ver como abre sus ojos al ver cómo le conteste
Inmediatamente me reprendo mentalmente por lo que dije, y es que algo en él me recuerda a mis amigos, creo que es su esencia, porque estéticamente no se parece a nadie que conozca, de cabello rojo y ojos dorados, de complexión fuerte y con una altura muy parecida a la que tenía en mi vida pasada, debo decir que es apuesto, lo único que rompe ese aspecto es la cicatriz que cubre gran parte del lado izquierdo de su cara, esta es un corte limpio que va desde la ceja hasta la mejilla, cruzando por su ojo, la verdad es impresionante como demonios no perdió el ojo.
Pero lo que me da la confianza de hablar con él es esa esencia tan parecida a la de mis amigos o incluso a la mía propia, lo cual tiene sentido todos somos perros de guerra, y eso o te une o te separa, a nosotros nos unió, a pesar de lo que vivimos mis amigos y yo nunca nos perdimos, se dé exmilitares que se vuelven agresivos con sus familiares y amigos por el simple hecho de no poder procesar lo vivido, nosotros afortunadamente no nos volvimos así, y es lo que veo en el emperador, a pasar de lo que vivió él sigue siendo él, y eso es lo que me da la confianza, pero debo recordar que él no es mi amigo por lo que no le puedo hablar como uno, además soy consciente que de mi forma de hablar no es lo que se espera de una dama.
- Lo que quiero decir es que no estas obligado a aceptar mis disculpas – le dije después
- No tienes de que disculparte, lo que paso, paso, tu tenías tus razones y te entiendo – me dice
Lo veo a los ojos y no parece enojado así que asumo que está siendo sincero así que asiento
- También vine a verte por otra cosa – le dije
- Y ¿de qué se trata? – me pregunto
- Soy consciente que a partir de ahora debo de cumplir los deberes de la emperatriz, y la verdad me quiero sentir útil, así que estoy lista para empezar – le digo, y no le estoy mintiendo, solo no le dije todo, porque si algo soy es un hombre honorable, bueno ahora una mujer, y no tomare dinero que no me he ganado.
- Así que es eso, bueno en ese caso mi secretario Jenaro te llevara al despacho de la emperatriz y te explicara en que consisten tus deberes – me dice
En ese momento como invocado de la nada alguien toca la puerta y es el tal Jenaro, es un hombre de una edad parecida al del emperador, este entra por la puerta y después de intercambiar unas palabras con el emperador me pide que lo siga.
En el camino no hablamos mucho, es mas no hablamos nada, pero durante todo el trayecto el tal Jenaro traía cara de haber olido mierda, por lo que asumo que no le agrado mucho, es algo molesto que tenga que cargar con los errores de esta chica, pero no importa no pienso quedarme aquí tanto tiempo, por lo que no tengo por qué agradarle a todos.
- Aquí es – dice Jenaro al momento de detenerse abruptamente frente a una puerta relativamente grande, y ambos entramos – sus deberes están en el escritorio, hasta ahora la princesa Camila es la que se encarga de estos, pero tuvo que salir por lo que están algo atrasados, estoy seguro que puede encargarse de ellos – termina de decir, pero por la forma en que lo dijo, estoy seguro que me creé incapaz de hacer el trabajo, una vez termina de hablar de va de allí dejándome sola
Se supone que el debía explicarme en que consistían los dichosos deberes, pero no me dijo nada solo se fue el muy idiota.
- Maldito cretino – le digo a la puerta y me acerco al escritorio para ver en que consiste mi trabajo
Al mirarlos no puedo evitar sonreír, muchas cosas son parecidas a la administración del pequeño hotel que tenía junto a mis amigos y mi familia, con solo pensarlo me da nostalgia, me pregunto cómo se habrán tomado mamá y mi hermana mi repentina muerte, espero que bien, sé que ellas son fuertes y saldrán adelante.
Quito inmediatamente esos pensamientos deprimentes de mi cabeza y sigo revisando los papeles ante mí, algunas otras cosas las reconozco de los estudios de la misma Danna, y es que esta chiquilla era una genio, estoy seguro que ella era mejor opción que su hermano para gobernar, lástima que no tuviera la misma capacidad de inteligencia emocional, de ser así las cosas habrían sido diferentes.
Después de varias horas siento como mi estómago ruge de hambre.
- Que idiota soy – exclamo en voz alta, ya que desde que me levante no he comido nada, y eso era lo primero que debía hacer
Para mi desgracia solo se llegar a mi habitación y al estudio del Emperador, ya que son los caminos que memorice cuando desperté, por lo cual no se ni llegar al comedor, mucho menos a la cocina, y los recuerdos de Danna, aquí no ayudan ya que la chica nunca salió de su habitación hasta el día de la boda.
Sin más opciones solo me queda salir y esperar que un alma buena y cándida decida ayudarme.
Salgo con mucho cuidado y no veo a nadie, por lo que decido encaminarme hasta la oficina del Emperador, él es una buena persona no creo que me deje morir de hambre.
Llego sin ningún problema a su oficina y en la entrada están los mismo dos guardias de esta mañana.
- Disculpen podrían decirle al emperador que quiero verlo – les digo
- Por favor haga el favor de retirarse el emperador está ocupado – me dice uno mientras me muestra una sonrisa burlona
Yo pongo los ojos en blanco, como odio a las personas que disfrutan humillando a otras, o que las tratan mal sin razón alguna, y si algo se es que si alguien te molesta debes enseñarle que contigo nadie se mete.