Jamás pensó que las personas más cercanas a su vida, su propio padre y el padre de su novio Agustín, la intercambiaran por una deuda de dinero.
Siendo que estos debían mucho a un mafioso llamado Thomas Moretti, su libertad se vio reducida a mil pedazos.
Presa del dolor que le ocasionó su niñez, así como todo lo que tuvo que sufrir, su única "esperanza" es intentar salir de aquella oscuridad mediante Thomas, el hombre que marcaría para siempre su vida.
¿Podrá llegar a lo más profundo del corazón de aquel mafioso?
¿Podrá encontrar su libertad?
¿Podrá al fin ser feliz y dejar atrás tanto dolor que ha tenido por años?
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Capitulo 6.
La mañana del sábado llego y Luisa estaba decidida darle fin a tanto dolor así que muy temprano salió de la casa sin dejar hecho nada, a unas cuantas cuadras la esperaba Agustín en su auto.
Subió y se fueron rumbo a su destino.
- Al aeropuerto?.-. Dijo extrañada Luisa.-. Pensé que nos iríamos en auto.
- No amor si tu padre se da cuenta es capaz de cerrar todas las fronteras.
- Entiendo.
El resto de viaje no dijeron nada cuando llegaron al aeropuerto Luisa estaba más confundida.
- Porque nos dirigimos a la parte privada.-. Se refería a donde estaban los aviones o jet privados.
Agustín no respondió.
Cuando llegaron un avión los esperaba.
- Es hermoso mi amor.-. Lo abrazó.
- Te amo Luisa nunca lo olvides y pase lo que pase recuerda que no me dieron más opciones.-. Decía Agustín sin soltar a Luisa del abrazo.
- Porque me dices eso, amor.-. Luisa se alejó un poco para mirarlo mejor.-. Sucede algo?.
- No me odies.
Cuando dijo eso Santiago y Ricardo aparecieron de la nada.
- Que hacen ellos aquí.-. Luisa miró a Agustín.
- Perdóname Luisa por favor perdóname.-. Los ojos de Agustín se llenaron de lágrimas.
- Porque me pides perdón Agustín.-. Luisa empezó a ponerse nerviosa.
- Deja te lo explico querida hija.-. Hablo Santiago con sarcasmo.-. Lo que pasa es que tu novio acaba de traerte a la boca del lobo.
Agustín negaba.
- No Luisa ellos me obligaron.-. Agustín trató de defenderse.
Luisa no entendía nada pero tenía un mal presentimiento.
- LLÉVENSELA!!.-. Grito Ricardo y unos hombres bajaron del avión.
- No me toquen suéltenme-. Luisa se negaba a ir con ellos.-. Porque me hiciste esto yo te amo.-. Lágrimas rodaron por sus mejillas
- Lo siento Luisa por favor perdóname.-. Agustín se alejó de ella no podía soportar como lo veía Luisa.
Luisa, en cambio, se derrumbó al ver que aquel hombre que le dijo muchas veces que la amaba y le prometía protegerla la estaba dejando en la deriva con su malvado padre y esos hombres, no podía creer que el fuera capaz de hacerle eso, deseo que fuera una pesadilla y que pronto la despertarán.
- No ves Luisa él te acaba de vender no le importas en absoluto jamás te quiso.-. Su padre le recordó que no era una pesadilla.
Volvió su vista a Agustín que se paró y la miro por última vez.-. Por favor mi amor no me hagas esto.-. Pero Agustín siguió su camino.
Al ver eso Luisa lloro sin consuelo le dolía el pecho guardaba una esperanza pero su acción lo dijo todo.
- Lo ves él no te ama.-. La empujó de vuelta al avión.-. Nadie te ama.-. Esas palabras destrozaron más el corazón de Luisa que camino con la cabeza agachada.
Santiago por un momento se conmovió de ella pero su odio era mayor, Luisa intentó por última vez hacer recapacitar a su padre.
- Por favor papá no me entregues a esos hombres ayúdame te lo ruego.-. Luisa se arrodilló.-. Perdóname todo lo malo que te echo apiádate de mí.-. Ella en el fondo quería creer que su padre la ayudaría.
- Ya deja de hacer el ridículo y acepta tu destino.-. La empujó a los hombres y Luisa cayó de rodillas.
- Que fue lo que hice para que me odies tanto porque siempre me trataste así.-. Sintió la necesidad de saberlo.
- No me sirves Luisa y lo que no me sirve lo desecho.-. Se dio media vuelta y se fue.
Ante esa respuesta Luisa se resignó y subió al avión no podía hacer nada pues la persona que pensó que la amaba había sido un fraude y ni que decir de su padre que jamás la quiso.
Al subir en el avión sintió que le pincharon algo en la nuca y cayó inconsciente en los brazos de aquellos hombres.
