Tan Frío Como La Nieve

6-Disculpeme si le cause problemas al seguir con vida-. Dijo Adrian con un aire frío.

- Me los causas, ahora solo regresa a tus labores y sigueme siendo de utilidad-. Dijo Mariana completamente nerviosa, solamente queria que él saliera de su vista.

- Con su permiso mi señora-. hizo reverencia y salió.

Al quedarse sola no pudo evitar sentirse aliviada, tenia inmensas ganas de llorar ya que sentía que Adrían la mataria en cualquier momento, afortunadamente no fue así.

Despues de respirar profundo pensó (Su mirada realmente me asustó,tengo un mal presentimiento, será mejor que tome cartas en el asunto) Se decía mientras una mirada arrogante se asomó se asomó en su cara.

Al fin y al cabo él no tenia magia, si desaparecía, nadie se preocuparía por el, nadie en este mundo lo necesitaba, y aunque el quisiera, jamás podria tomar reprimendas contra ella ya que no rea nadie ante los ojos de la sociedad ya que Mariana se encargaba de que nadie lo conociera por supuesta enfermedad.

Al pensar en las probabilidades, Mariana se sintió más tranquila ya que apesar de todo ella saldría victoriosa de todo y aunque el dicidiera hacer algo, ella seria la víctima ante los ojos de los nobles ya que ella hace el papel de la esposa preocupada por la supuesta enfermedad que aqueja a su joven marido.

Adrían fue a la cocina, habian pasado algunos días desde su salida de los calabozos, p extrañamente solo sentía un poco de hambre, ya no sentía el mismo apetito que solia tener antes del encierro, era como si la mitad de su estómago siemlre estuviera lleno.

Al terminar, hirvió un poco de agua, le agrego hojas de té de naranja y se sirvió una taza pero observo una eztraña coloración verde en el agua.

Adrían se acercó a la taza y la acercó sutilmente a su nariz, al parecer esa taza tenia algún tipo de compuesto de níquel fuerte en su interior, lo sabía ya que antes de casarse con Mariana, Estudio todo tipo de venenos, somniferos, todo tipo de magias y rituales oscuros y de luz, para protejerla. Si que habia sido un idiota al pensar que alguien lo amaría.

Talvez el no sabía usar magia, pero no estaba de más el aprender. Observó detenidamente la taza completamente decepionado ya que pensaba que ella se desharia de él de una forma más inteligente.

- Que decepción-. Dijo mientras tiraba el té por la ventana y se fue a su habitación.

Mariana estaba completamente confiada de que su plan funcionaría, ya que no era la primera vez que lo hacia pues le habia hecho lo mismo a su primer esposo, no era un hombre especialmente malo con ella, pero siempre la ignoraba y trataba de estar el menor tiempo a su lado.

Ella nisiquiera queria casarse, solamente quería enfocarse en el marquesado familiar pero a ella no se le permitió por el simple hecho de ser mujer, ó eso es lo que se le hizo creer para que no tomara las riendas de la familia ya que ellos estaban conscientes de la crueldad de Mariana hacia con los demás, siempre fue una niña arisca y orgullosa fue siempre mimada por todos lo que la hizo en una completa tirana al crecer.

La familia finalmente vio la mala educación que le terminaron dando y finalmente la querían fuera ya que no querían que dañara la reputación familiar y pusieron como heredero al hermank menor de Mariana.

Al enterarse ella estaba furiosa y juró vengarse. Cuando faltaba solo unos cuantos días para su boda, fue llevaba al reino de Baviera ya que ella era una noble del reino de Saboya que quedaba al norte de Baviera.

Fue llevaba por toda su familia y pasaron una última cena en familia en la frontera. Mariana todo el tiempo expresó su descontento y se retiró a su habitación finjiendose enojada, al llegar se tiró a su cama con una sonrisa de oreja a oreja.

- Mariana, ¿Puedo pasar?-. Se escuchó la voz de su padre através de la puerta.

Después de un rato Mariana no contestó y su padre volvió a decir

-Esta bien si no quieres que pase, pero diré algunas cosas que quiero que sepas y que necesito escuches con el corazón en la mano