EL FUEGO QUE NOS QUEMA

Lina miró su reloj y recogió sus cosas rápidamente. Se dirigió a la oficina del Señor Camay y tocó suavemente la puerta, al escuchar una afirmación entró y se encontró con Said y su jefe charlando, pero solo se centró en el presidente.

—Señor. Ya me retiro — dijo ignorando a Said.

Ella tenía la costumbre de despedirse todos los días del agradable hombre, a quién veía como un padre.

—Cuídate Lina—Le sonrió.

A Lina se le hizo un nudo en la garganta, sabía que este era su último día en la oficina y aunque quizás lo vería no sería lo mismo, el notó su tristeza porque se puso de pie, se le acercó para darle un abrazo que fue bien recibido.

— No estés triste mi niña sabes que este no es el adiós.

Ella asintió y al separarse sonrió.

—Lo sé, pero no será lo mismo.

—Pero no te quedas sola — dijo señalando a Said—Te dejo con un excelente jefe.

"Hay no, es una tortura". Pensó y se mordió la lengua se fijó en el mencionado y solo los observaba detenidamente, Lina necesitaba salir de ahí se estaba ahogando ante su presencia.

—Bueno me voy.

—Ve tranquila mi niña— dijo dándole otro pequeño abrazo antes de darse la vuelta y sentarse de nuevo en su silla.

Lina miró a Said antes de salir.

—Hasta mañana señor —dijo de manera profesional.

—Hasta mañana señorita Connor— dijo de forma fría y cortante.

Lina salio sin decir más nada. Corrió disparada al ascensor maldiciendo haberse acostado con Said.

Se reprendió, por haber sido débil.

En la oficina.

—Hijo tenemos que hablar.

—Ahora no padre tengo que dar un recorrido por la empresa.

— ¡Es importante! — golpea su escritorio.

—Bien, que deseas — responde mientras toma asiento.— Bueno padre soy todo tuyo.

— En unos dias cumples 31 años, y sabes lo que significa —Le mira con una mirada como para matar.

— Bueno gracias por el recordatorio, antes de que digas lo que ya sabemos te digo que no, no tengo ninguna novia, por lo tanto, no me quiero casar es absurdo lo que pides.

—Ya eres un hombre maduro y me incomoda que aún estés soltero. ¡Quiero nietos!. Si no te casas pronto no te heredaré la compañía.

Cuando Said oyó que se quedaría sin herencia dio un salto de conmoción. Como su posición corría riesgo no tuvo de otra que mentir.

—Jeje solo bromeaba, está bien padre…. En verdad hay una hermosa mujer que se robó mi corazón.

Expresó seguro mientras recordaba a Lina, esa mujer podría servir, pensaba solo compensarla con dinero por lo ocurrido…pero ahora no tenía alternativa más que proponerle matrimonio.

"Que suerte tiene esa chica casarse con alguien como yo, esto será pan comido". Pensó para el.

— Eso es magnífico—Dijo Camay muy emocionado.

La sola idea de ver a su hijo casado y con nietos le provocaba una inmensa alegría.

—Bueno padre entonces me retiro, muy pronto la conocerás y no sabes quién es. —Mientras sonreía con malicia traviesamente- Nos vemos en casa...