La vida de Enzo y Lori se cruzó con un lamentable accidente, sin saberlo una amistad cimentada en un secreto los lleva por caminos parecidos. Enzo es la estrella de baloncesto de la escuela, guapo y destinado a la grandeza. Lori, una artista apasionada, la sombra que siempre lo sostiene, la única que conoce la verdad detrás de su arrogancia. El mundo de Lori ha girado en torno a Enzo, alimentando un amor silencioso e incondicional.
Enzo y Lori es una historia sobre la redención, el verdadero significado del amor incondicional y la dolorosa verdad de que, a veces, la persona que más amas es la que más te ciega.
NovelToon tiene autorización de Tintared para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
El rey de la cancha.
La vida de Enzo era una coreografía perfectamente sincronizada, comparable a un partido de baloncesto ejecutado a la perfección, fluida, estratégicamente impecable y con cada movimiento no solo calculado para el éxito inmediato, sino también como una inversión a largo plazo.
Su existencia se desarrollaba sobre unos pilares de disciplina y carisma que, con el paso de los años, no habían hecho más que solidificarse y refinarse.
Sus mañanas eran un ritual sagrado, el despertador sonando siempre a las seis, iniciando una carrera que era mucho más que ejercicio físico; era una meditación en movimiento, con los auriculares bombeando música que marcaba el ritmo de sus zancadas despejando su mente, preparándolo para el día.
Al llegar a la prepa, los salones se convertían en su segundo escenario, aunque las asignaturas a veces le parecían un mal menor, su inteligencia natural, combinada con un carisma arrollador y una habilidad innata para la interacción social, le aseguraban no solo notas decentes, sino también la admiración y el respeto de sus compañeros y, a menudo, la benevolencia de sus profesores, sabía exactamente cuándo estudiar, cuándo bromear y cuándo simplemente sonreír para conseguir lo que necesitaba.
Sin embargo había un lugar donde Enzo se sentía verdaderamente en su elemento, un espacio donde su alma vibraba con una intensidad inigualable, ese era la cancha de baloncesto, un lugar donde podía entregar el alma y recibir la gloria.
Como capitán indiscutible del equipo, no era solo una figura respetada; era el eje emocional y táctico, la estrella de la preparatoria; sus compañeros de equipo lo seguían con una fe ciega, un testimonio de la confianza que inspiraban tanto sus decisiones en la pista como su inquebrantable espíritu. No era simplemente el mejor jugador, el que anotaba los puntos decisivos o el que realizaba los pases imposibles; era el motor que impulsaba al equipo, el que transformaba una colección de talentos individuales en una fuerza cohesionada.
Él era la voz que se alzaba en los momentos de mayor presión, animando cuando la moral flaqueaba, y el primero en celebrar con una alegría desbordante las victorias, ya fueran una paliza anunciada o un triunfo apretado de último segundo. Los entrenadores lo veían como una promesa de futuro, el tipo de talento que aparece una vez por generación, esto era lo que realmente motivaba a Enzo, llamar la atención de las universidades de prestigio, las cuales ya estaban lanzando sus anzuelos.
Para Enzo, el futuro no era una incógnita, sino una línea recta hacia el éxito, una canasta tras otra, un destino grabado en piedra.
Fuera de los focos de la cancha y las aulas, su popularidad no menguaba. Su vida social era tan rica y ajetreada como su agenda deportiva y académica. Siendo una figura que no podía faltar a las fiestas, el alma de las reuniones con amigos, y un imán para las citas.
Su sonrisa radiante, su porte, era, sin esfuerzo, el tipo de persona que iluminaba cualquier espacio al entrar, un centro de atención natural, el epítome de la juventud en su momento de máximo esplendor.
Una tarde, mientras estaba en la cafetería con Marco y Sol, la conversación derivó hacia el partido del viernes, donde Enzo había anotado 40 puntos.
—Amigo, lo tuyo no es normal, parecía que estabas jugando con niños, —dijo Marco, con una admiración genuina. Dándole un puñetazo amistoso en el hombro.
Sol, que había estado revisando las redes sociales, levantó la vista. —Enzo, ¿viste la historia del periódico escolar? No paran de etiquetarte y ya tienen como cincuenta comentarios preguntando si estás saliendo con alguien, eres una celebridad, de verdad, el rey de esta escuela.
Enzo se rió, un sonido confiado y despreocupado, bebiendo su refresco con calma. No necesitó fingir modestia; la verdad era que disfrutaba ese reconocimiento. —Bueno, alguien tiene que mantener el nivel, ¿no? Si no fuera por mis tiros, seguiríamos en la mitad de la tabla, en cuanto a las chicas... que sigan intentándolo —dijo con una sonrisa pícara, alimentando su ego con cada sílaba de adoración. Para él, el mundo era un escenario que había conquistado con talento y carisma, y estas interacciones solo servían para reafirmar su reinado.
—Vayamos a celebrar este triunfo. Dijo Sol.
—¡Está noche serás el mejor! Dijo Marco.
Enzo solo sonrió asintiendo con la cabeza, sin embargo, a pesar de todo ese brillo externo y la constante demanda de su tiempo y atención, Enzo se sentía, paradójicamente, más auténtico y tranquilo en los momentos sencillos que pasaba con Lori, ella no era parte de la multitud que lo idolatraba, mucho menos lo trataba como el capitán estelar, el chico popular o la futura promesa, para ella, él era simplemente Enzo.
Esta falta de artificio, esta simplicidad brutalmente honesta, era un bálsamo inesperado para su alma hiperactiva, junto a Lori, podía dejar caer la máscara del líder, bajar la guardia y hablar de cosas que no eran récords de puntos o la próxima fiesta en algunas ocasiones, ya que le encantaba hablar de él mismo.
En realidad Enzo no sabía explicar la profunda razón por la que esa conexión era tan fundamentalmente diferente a cualquier otra en su vida, pero valoraba cada minuto que compartían aunque nunca lo dijera.
Pero como todo en la vida, nada es perfecto y era precisamente eso, lo que Enzo ignoraba era que esa amistad que consideraba su ancla inquebrantable estaba a punto de ser zarandeada y puesta a prueba hasta el límite por la llegada de un nuevo jugador deslumbrante, una amenaza no solo para su posición en la cancha, sino para el delicado equilibrio de su mundo personal.
ahora sí me quedé sorprendida el amor de Lory siempre fue Ron 👏👏👏👏👏
Lory merecía esa felicidad me encantó la novela 🥰
ese final está buenísimo es inesperado Ron siempre estuvo ahí
que viva el amor verdadero ☺️