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Amor En Tiempos De Guerra

Amor En Tiempos De Guerra

Status: En proceso
Genre:Aventura / Amor prohibido / Amor a primera vista / Amor en la guerra / Romance oscuro
Popularitas:801
Nilai: 5
nombre de autor: Tania Uribe

Yo antes era una espía y asesina respetada por todos, temida por todos, la más importante y reconocida por todos aquellos que oían mi nombre temblaban del terror y la desesperación que sentían al oír de mí. Creía que lo tenía todo, incluso creía que tenía a mi lado a un hombre que me amaba y respetaba como mujer y compañera de equipo. Desgraciadamente estaba muy equivocada y terminé por ser traicionada por él y por la gente que creía que me era leal, pero ni siquiera eso.

Ese día perdí todo y terminé por ser arrestada, humillada, maltratada, casi violada por uno de los custodios que me llevaba a ser finalmente encarcelada, sin juicio alguno en cual pudiera defenderme; era frustrante dado que yo fui una de las personas que propuso que todo criminal, sin importar su rango no tendría un juicio sino que en cambio iría directamente a "Azgaard" la más cruel y sanguinaria cárcel clandestina que el mismo maldito Hitler autorizó sin haber consultado a sus generales y consejeros.

NovelToon tiene autorización de Tania Uribe para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capítulo 4.

SOFÍA

El Alcaide, luego de su escueto y frío discurso de bienvenida se fue sin mirar atrás. En dirección a su oficina probablemente, dejándonos a todas sumidas en la más completa desolación, crueldad y humillación.

Nuestras últimas esperanzas de ser solamente prisioneras dentro de una cárcel para trabajar en fábricas de manera forzada era algo que ya había quedado atrás.

Todas comprendimos que al ser nuestros carceleros, bueno... todos eran hombres y seríamos cruelmente sometidas a abusos sexuales por parte de todos ellos. Eso no era ninguna sorpresa para mí, pero para las demás era el infierno mismo. Y eso que todavía no les tocaba lo peor.

Con sólo dar un vistazo a las mujeres en el pelotón de prisioneras, cualquier persona podía darse cuenta de que la mayoría de esas mujeres tenían claros signos de haber sido violadas y golpeadas a la hora del arresto.

Por lo visto yo era la única que no había sido violada y eso que yo era una traidora, y por lo tanto... no me era extraño que no quisieran violar a una mujer como yo que era considerada poca cosa para considerar tan siquiera pensar en tomarme sexualmente por ellos.

Y eso era debido a que el oficial que me llevó arrestada me consideraba una traidora que no valía la pena ser violada.

Obvio que no iban a tener problema en querer abusar de una judía pero de una traidora, menos iban a tener problema pero al ser oficiales arios con el concepto del pensamiento alemán colectivo y no militar de que los soldados Nazis no caerían tan bajo en querer abusar de una mujer que no fuera perteneciente a su raza y credo.

Las demás mujeres jóvenes y de buen ver y que fueron puestas en el mismo camión en el que venía yo, no tuvieron tanta suerte.

Aquellas pobres mujeres que fueron brutalmente abusadas en forma reiterada frente a sus familias, dentro y fuera de sus escondites por los soldados fascitas.

Ellas me contaron entre lágrimas y sollozos, aquel momento en que esos Soldados abusaron de ellas frente a sus familias entre burlas y risas. No tuvieron ningún reparo, ni siquiera remordimiento.

Después de todo una prisionera no tenía ningún derecho humano. Una prisionera de guerra es sólo un objeto o basura insignificante para el bando enemigo.

Hasta donde recuerdo, en las guerras el hecho de que una mujer del bando o país enemigo sea violada es el acto más astros y humillante en contra de un ser humano. El violar a una mujer que es importante para el enemigo... era el peor insulto.

Y dicho acto astro y aberrante era cometido en masa por ambos bandos y sin excepción. Violar y matar en muchas ocasiones luego de haber violado a las prisioneras de guerra era ordenado por los superiores de dichos soldados y por desgracia lo presencié demasiadas veces que ni siquiera podía contarlas con los dedos.

Sin embargo, había ocasiones en las que un soldado no deseaba violar a las prisioneras de guerra, debía acatar dicha orden de su superior. Y había veces en las que simplemente las mataban para no cometer dicho acto y hacían todo un montaje para que pareciera que se había ejecutado una violación. Y tenía que decir que era lo único humano que veía en toda mi vida.

Las mujeres del bando enemigo al estallar una guerra, siempre se volvían objetos de violaciones por parte de los Soldados.

Y en cuanto a la Tercer Reich, bueno... este había ordenado apresar y exterminar a los judíos, a los disidentes políticos y religiosos, a todos los que eran considerados enemigos o indeseables para Alemania, recordaba que una vez mi antiguo mentor decía que las mujeres eran el tesoro más preciado para un hombre pero también eran una debilidad, el talón de aquiles de cualquier hombre poderoso y peligroso.

Me vi obligada a ver toda clase de atrocidades desde niña y sin pensarlo me convertí en una prisionera por culpa del amor que fue mi talón de aquiles, mi mayor debilidad, fui vulnerable y eso me llevó a ser prisionera de guerra.

Sin embargo el deseo de ser una sobreviviente del holocausto era un deseo que cumpliría al precio que fuera.

Además no era la primera vez que las mujeres éramos hechas prisioneras o esclavas, siempre fuimos sometidas, incluso hasta por nuestras propias familias y hemos resistido contra viento y marea.

Fui entrenada para soportar muchas cosas y para sobrevivir a lo peor, y gracias a mi fortaleza es que aún seguía de pie. Y lo iba a lograr una y otra vez, sin importar qué.

Siendo mujer estaba capacitada para adaptarme a cualquier situación. Iba a vivir para contar mi historia y me encargaría de que la siguiente generación supiera sobre mi hazaña.

Resistiría. Lo iba a resistir, resistiría a lo que el futuro me deparara. De antemano temía que iba a tener que soportar ser ultrajada por soldados dentro de la cárcel.

Sin embargo, nunca fui de las esperan a que alguien venga a salvarme, ya no. La única que podía salvarme era yo misma.

Tenía que ser perseverante y audaz para salvar mi vida y las de esas mujeres que no tenían la fuerza para hacerlo. El único que podía disponer de mi vida era Dios y nadie más.

El hombre siempre ha tenido terror de la fuerza de voluntad de la mujer, es por eso que nos someten a la fuerza. Ninguna mujer es débil, ellos son los débiles.

El hombre que es hecho prisionero no piensa en el bien de la mujer, sino más bien en su propio orgullo.

Morir no era honorable. Morir y extinguirse sin antes pelear era darle el gusto al enemigo a sucumbir a la muerte.

Debía encontrar el modo de proteger mi vida y de las demás reas.

Veía una luz al final del camino, el Alcaide de Azgaard, Maxwell Fürstenberg había dicho que sus superiores elegirían a su amante exclusiva de entre nosotras.

Pensaba en que era mejor ser tomada sexualmente por un enemigo a que ser violada por un pelotón completo. Ya que podía comprar mi libertad y de algunas de las presas si podía logrando que un superior Nazi se obsesionara conmigo.

Me aferraba a una mínima esperanza por más pequeña que fuera. Si tenía que usar mi cuerpo para asegurar mi vida y de las otras reas, entonces lo haría sin dudar.

Muchas mujeres a mi alrededor seguramente estaban pensando lo mismo que yo y era bastante factible hacer tal sacrificio con tal de salir de Azgaard.

Como obrera corría el riesgo de ser violada por todo un pelotón. Todos podían tomar provecho de mí. Podía resultar muerta, mal herida hasta el punto de quedar invalida y eso no iba a ser una gran pérdida para Maxwell Fürstenberg, simplemente iban a buscar a más prisioneras para tomar mi lugar. Maxwell Fürstenberg lo había dejado bastante claro.

Además el Alcaide nos había dado la advertencia de que nos echaría a una fosa común a la primera que se quitara la vida, a la que no se dejara someter y a la que se volviera un problema.

En pocas palabras para nosotras siendo presas de Azgaard, en particular no era factible y seguro convertirnos en obreras, era mejor ser una meretriz.

Según lo que dijo el Alcaide de esta cárcel, sólo unas cuantas de nosotras seremos convertidas en rameras de los altos mandos, las demás seríamos obreras, pero claro que omitió el hecho de que no por el simple hecho de que fuéramos a trabajar en fábricas estaríamos exentas a no ser abusadas sexualmente por parte de los Soldados de rango bajo, muy al contrario, estaríamos muy expuestas y desprotegidas.

Yo podía defenderme de unos cuantos, pero no de todos ellos y mucho menos las demás presas.

Para poder sobrevivir necesitábamos un protector con poder dentro y fuera de la cárcel.

Ninguna estaría libre de ser violadas de forma reiterada por los Celadores de los cuales estaríamos bajo su cargo. Las humillaciones y los maltratos hacia las prisioneras de guerra de Azgaard, apenas estaban a punto de comenzar.

Ahora las mujeres y yo, éramos prisioneras de guerra, esclavas y como tal estaríamos sometidas a todo tipo de trato cruel y denigrante.

Nuestras vidas valían menos que un perro.

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