Amor, peligro, acción, romance, traiciones y mentiras se suscitan en la vida de dos astronautas cuya misión es salvar al mundo. Un grave peligro acecha a la humanidad: una estación espacial abandonada y sin control corre el riesgo de caer sobre la Tierra y su efecto será devastador tanto como el meteorito que acabó con los dinosaurios. La única manera de salvar al mundo es llegar a esa nave, manejarla y sacarla de la órbita terrestre. Los únicos astronautas que podrían lograr la hazaña y evitar la hecatombe son Nancy y Mike, ambos eran pareja pero ahora están enfrentados y se odian. Un complot, además, de uno de los jefes amenaza a la misión y lo peor de todo es que ambos astronautas deberán enfrentar una lluvia de meteoritos que bombardea a la estación espacial abandonada haciendo que el peligro sobre el planea sea aún mayor. ¿Podrán los dos superar sus diferencias y conseguir salvar a la humanidad de la extinción? No solo eso. Alarmados y aterrados por el inminente fin del mundo, todo el personal de la administración espacial en la Tierra abandonan sus puestos y tan solo quedan unos cuantos científicos que deberán dirigir las maniobras para que Nancy y Mike consigan llegar sanos a salvo a la estación espacial, viviendo toda clase de historias románticas, de odios, envidias y celos. Una novela actual y de mucho suspenso, "Amor y terror en el espacio", experimenta suspenso, romance y humor, todo lo que al lector apasiona.
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Capítulo 5
¿Por qué rompimos? Porque Michael Robinson es un idiota, por eso. Él decía que yo lo traicionaba con un astronauta búlgaro que estaba a miles de kilómetros de distancia, en una cápsula espacial que hacía reparaciones al laboratorio científico Odiseya. ¡¡¡Yo habitaba en el Navigator únicamente con Mike!!! ¿Cómo podía estar celoso de alguien que ni veía ni sabía cómo era, que estaba tan alejado y que únicamente, le había dicho en búlgaro "siguren sum, che si mnogo sladuk", o sea que yo estaba segura que él era muy lindo, para que Mike pusiera el grito, literalmente, en el espacio y causar un terremoto hasta Neptuno.
-Eres una coqueta-, me disparó furioso, después que corté la comunicación con Dimitar Zhekov. Él me había dicho que si yo fuera su esposa me tendría que llamar Nancy Zhekova y a mí, eso, me dio mucha risa, sin embargo Mike chirriaba sus dientes como aserradero.
-Solo he sido educada con él-, me molesté también, mientras me preparaba arroz con papa sancochada en la cocina del Navigator.
-No me gusta que le digas que él es hermoso, ni que fueras la novia de ese sujeto-, tenía Mike la furia dibujada en sus ojos.
Ya habíamos cumplido 93 días en el espacio, mis estudios sobre la capa de ozono estaban muy avanzadas y por fin podía regresar a la Tierra. Me reemplazaría, entonces, Kaltz porque Robinson no quería irse del Navigator. -Este es mi hogar, y tú no encajas., me volvió a martillar sin compasión.
Yo amaba, con locura y hasta el delirio, a Robinson, porque era divertido, dulce, romántico y cariñoso. Me hacía reír mucho. -Una chica va donde su enamorado vestida de novia. "Estoy lista mi amor para casarnos", le dijo ella y el tipo, molesto le dice, "te dije, mujer, que íbamos a cazar no a casar" ja ja ja-, contaba su chiste más tonto pero que, sin embargo, me hacía reír a carcajadas.
Nuestras piezas estaban separadas por una mampara, no era gran cosa porque él me veía cambiándome en el reflejo y pues, yo soy muy hermosa, curvilínea, de exquisitas redondeces y figura armoniosa y perfecta y Mike ya llevaba mucho tiempo en el espacio, je. Con él quebramos un primado de enamoramiento porque no pasaron ni tres días que llegué al Navigator y ya hacíamos el amor, desesperados, vehementes y febriles, como lobos hambrientos.
Él me besó primero. Fue, precisamente, cuando me cambiaba para dormir, cansada después de una fatigosa pero fructífera faena de trabajo, y me ponía una camiseta para meterme a la cama. Él vio mis pechos inflados como globos, palpitando al mismo compás de mi corazón acelerado y se deleitó con mis posaderas que a duras penas sujetaban las pitas del calzón. Así convertido en un huracán, me abordó sorpresivamente y sin más ni más me besó apasionado, saboreando mi boca, igual si fuera un náufrago recién rescatado en medio del océano. Yo ya estaba impactada de él. Me encantaban sus ojos, sus brazos, su figura hercúlea y su estampa de alfa, que me tenía con las entrañas chamuscadas de tanto fuego que él me provocaba. No me resistí en absoluto, por el contrario, dejé caer mis brazos, cerré los ojos, meneé la cabeza, sollocé mil veces y dejé que él se deleite conmigo.
Y vaya que lo hizo, quedé completamente obnubilada entre sus brazos, suspirando y gimiendo, completamente eclipsada mientras Mike se apoderaba de mis encantos, conquistaba todos mis rincones, y dejaba bandera de sus ansias en mis quebradas, sinuosas carreteras, esplendorosos valles y desatando mis deíficas cascadas, embriagándolo de pasión y de muchas emociones.
Sin embargo, atrás de ese hombre tan dulce, emotivo, que me colmaba de besos, me llevaba al delirio, me excitaba y me convertía en una antorcha, estaba un tipo celoso en extremo que me consideraba su exclusiva propiedad.
Dimitar Zhekov fue muy gentil al ayudarme con unas fórmulas que requería para mis investigaciones. Él se mostró siempre solícito, además desde que de su cápsula tenía un panorama completo de la atmósfera y la orbita que rodea la Tierra. Entonces intercambiamos siempre informaciones y datos y como Mike me veía a cada momento sonriente, encantada, haciendo brillar mis pupilas, jalando mis pelos, abanicando mis ojitos, golpeando mis rodillas, celebrando las ocurrencias de Dimitar, se vio dominado por sus celos.
Y su estallido fue cuando le dije que él era "mnogo krasiva", es decir, muy lindo.
-No eres más que una mujer vampiro-, se desconoció Mike. Yo quedé boquiabierta y sorprendida por su reacción y le dije que era un idiota y que ya no quería volver a estar con él nunca más. -Mi experiencia en el Navigator ha sido horrible por tu culpa-, le dije muy furiosa, cuando dejé la estación y me trasladé al transbordador que me llevó de regreso a la Tierra.
-¿Peleaste con Nancy?-, se extrañó Kaltz cuando él abordó el Navigator y saludó a Robinson.
-Esa mujer es una coqueta empedernida, quiso seducir a Dimitar-, soplaba su enfado Mike.
-Eres demasiado explosivo, Robinson, así te quedarás solo como un meteorito en el espacio-, le disparó Kaltz, acomodando sus cosas personales en el compartimento que yo había ocupado durante mi estancia en el Navigator.