Ofelia no ha tenido suerte en esta vida desde su llegada. A su corta vida no ha sabido más que de sin sabores.
Luego de años de abuso y violencia, encuentra una segunda oportunidad en el amor, de la persona que menos hubiera imaginado.
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Capitulo 17
Ofelia
estaba afuera, al lado del auto del señor Verro, quien me pidió que espere mientras el terminaba de hablar algo con el señor Vicenzo. Mientras estaba ahí observaba la casa, la casa que me albergó por tantos años y dónde solo tenía malos recuerdo. No podía recordar ni una sola buena situación desde que me trajeron a este lugar. Sin duda no extrañaría nada, quizás solo el trabajo en el huerto, puede ser un trabajo pesado, pero me encantaba estar al aire libre, y me gustaba mucho el cosechar la propia siembra, me hacia sentir útil. Y era algo que podía ver, que podía notar, algo que yo había hecho, ya que era yo quien sembraba esas semillas.
Noto que el señor Verro se va acercando al auto, el señor Vicenzo se queda en la entrada de la casa fumando y observando. Verro da la vuelta al auto y sube, me sorprendió que no tuviera chófer, era él quien iba a manejar. Abrí la puerta de atrás, cuando él me hace seña para que me siente adelante, me quedo dudando, pero no quiero empezar mal con esta persona, así que obedezco.
Una vez en el asiento, noto que él me observa lo que me pone nerviosa al punto máximo, siento que la cara se me calienta, y me doy vuelta y quedó mirando por la ventanilla del auto, una mirada por última vez a aquella casa. Y el auto arranca.
Fuimos en silencio absoluto un largo rato, hasta que él hablo.
- Estás bien Ofelia?.- Me pregunta en un tono amable, mientras me dirige una mirada, que no quise corresponder.
- Si señor.
- Vamos a tener un largo viaje, así que quizás lo mejor es que hablemos para que se haga más corto. Nos dirigimos a mi casa en Roma.
No supe que responder, así que solo me límite a quedarme en silencio.
- Tienes 15 años verdad?
- 16 señor.
- 16? Estoy seguro que te escuché decir 15 cuando Graviano te pregunto.
- Cumplí 16 hace dos semanas.
- Cumpliste años? pues feliz cumpleaños! Lo festejaste?
Niego con la cabeza y él me mira.
- No eres de muchas palabras verdad? Está bien no te quiero incomodar, puedo poner la radio sino te molesta.
Asiento con la cabeza, y enciende la radio. Fuimos todo el resto del viaje en silencio, con el sonido de la música de fondo. Él cada tanto me miraba, pero era casi como una mirada curiosa, como si quisiera descifrar algo. Yo solo miraba por la ventana, el paisaje fue hermoso mientras salimos de la finca e íbamos por el campo, y si bien al llegar a la ciudad se hizo distinto, no dejaba de ser hermoso. Muchas construcciones que observar, negocios, calles, era todo hermoso, era como un contraste entre lo antiguo y lo moderno.
Me sorprendió porque el orfanato donde me crié quedaba alejado de la ciudad, en un pueblo, dependía de una parroquia del lugar. Y la casa del señor Vicenzo quedaba en un mismo pueblo también y ero alejada, dónde solo había metros y metros de tierra, y todo le pertenecía, por lo cual no habia casas alrededor. Sin dudas era todo un cambio la ciudad. Nos alejamos un poco más, y llegamos a un barrio, con enormes construcciones, casas muy vistosas, enormes, lo que llamarías mansiones. Supuse que era el lugar donde el viviría y no me equivoque, unas cuadras más y estábamos en su mansión.
Él abre su puerta y baja y yo hago lo mismo, me hace seña para que lo siga, y emprendo camino detrás de él. El lugar era precioso, una casa hermosa, enorme, con grandes ventanales que daba hacía el exterior, pensé que sería un trabajo enorme mantener esos vidrios limpios si esa iba a ser mi tarea. Adelante había un jardín precioso, con gran variedad de flores y plantas, y algunos árboles. Entramos, y la casa era igual de hermosa por dentro que por fuera. Todo tan fino y elegante. Una ventana enorme en un pasillo me dio vista del jardín detrás de la casa.
- Bonito no?.- Me pregunta él, cuando observó que mi caminata se freno para quedarme observando, asentí y el me sonrió, lo que me hizo sonrojar.
- Ven, acompáñame a la cocina.
Al llegar a la cocina, hay una mujer de unos 50 años, un hombre y 3 mujeres más.
- Bien, ella es Ofelia y estará trabajando en la casa. Ella es Carmina, es el ama de llaves de la casa, es quien manda cuando no estoy y podría decir que también cuando estoy en la casa.- Ellos ríen, y la señora me saluda.
- Hola Ofelia, es un gusto.- Me dice en un tono amable y casi con una mirada de asombro y tristeza.
- Él es Filippo, es el chófer. Ellas son Gianna, Lía y Stella, las mucamas.
Todos saludan de forma amable, mientras me observan, desde que puse un pie en la cocina todos se quedaron mirando.
Bien, ven que te muestro tu habitación, y luego Carmina te pone al corriente.
Salimos de la cocina, y seguimos viaje por otro pasillo, tenía cuadros y muebles en las paredes con decoraciones, mucha luz, mucha ventanas, era realmente más luminoso que la anterior casa, donde todo era en toques de madera y colores oscuros. Al final del pasillo vamos por una escalera hacia abajo, me asombra que sigue otro pasillo donde se encuentran varias puertas.
-Este es el área de los empleados, aquí están sus habitaciones, cada una tiene su propio baño.
Entramos a una de ellas, supongo que es la mía, es mucho más grande que la anterior, aunque claro que tampoco debería ser tan grande para pasarla en tamaño, la pintura es clara, el piso es de madera, hay una cama enorme en el medio, una mesa de luz de cada lado, un tele en la pared, un placard, lo que es casi inútil ya que no tengo ropa ni traje equipaje, no tengo nada para poner en él. Del otro extremo hay una puerta y es el baño. Mi propio baño, esto es como un hotel 5 estrellas para mi. Él me observa, mientras miro anonadada y creo que se da cuenta, porque suelta una sonrisa.
- Ven este es tu baño puedes pasar.
Al ingresar se ve enorme, las paredes son blancas, y el piso oscuro, tiene ducha y una bañera, no puedo creer que se tome el trabajo de poner tanto lujo en la habitación de sus empleados. En la casa anterior, teníamos un baño para todos, era grande, parecía el baño de una escuela, de un lado muchos retretes separados en cubículos, una media pared separaba las duchas del otro lado, separadas también con cubículos, y en la media pared, varios lavamanos y un espejo a lo largo, pero ese era el baño para todos, y éramos varios,y al menos de mi habitación, estaba lejos.
Al darme la vuelta quedó de cara al espejo y puedo observar porque todos me miraban, lo había olvidado. Tenía la cara golpeada. Aún la cubrían los goles del señor Vicenzo, por haberme visto en el pasillo con Graviano, lo traje conmigo como un regalo de despedida y quizás un recordatorio. El señor Verro se da cuenta de que me quedo viendo en el espejo.
- Está bien, estás bien ahora. Te dejo para que te pongas cómoda, luego viene Carmina.
Y se marcha.
El que me preocupa es el profesor Tiziano, creo que no me quedan dudas de que el es el cómplice y espía de Graviano dentro de la casa