Un sexy genio y su mejor amigo. Pondrán el mundo de cabeza para conquistar a sus amores. Esas dos hermosas jóvenes fueron escogidas por ellos desde su niñez, pero no están dispuestas a ceder tan fácilmente y lucharán por cambiar el rumbo de su destino. Sin contar que estos dos leones territoriales no están dispuestos a dejarlas escapar.
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CAPÍTULO 5
Dimitri sintió una opresión en su pecho. Era evidente que ella quería propiciar una cercanía entre ellos. Pero él había decidido olvidarla y no tenía planeado cambiar de opinión.
Entonces él tomó las manos de Luna sutilmente y las alejó de su cuello. Mientras se giraba para quedar frente a ella.
—No, Luna. Te acompañaré a acostarte de nuevo, pero no me acostaré a tu lado. Eso no es apropiado.
Luna abrió la boca por sorpresa. No podía creer que Dimitri la despreciará de esa manera.
¿Apropiado? Este malcriado y mal portado, que iba a saber de lo que es apropiado. Un hombre que ha pasado su corta vida detrás de ella, cometiendo actos inapropiados para retenerla, ahora le salía con esta estupidez.
Luna bufó, se cruzó de brazos como una niña malcriada y caminó hacia la escalera, pisando fuerte con sus elegantes zapatos.
Dimitri no pudo evitar reír ante su actitud infantil, pero no emitió ninguna palabra, solo se levantó y caminó hacia la habitación para buscar unos cobertores y caminar detrás de ella, hasta que bajaron juntos las escaleras.
Dimitri le extendió la mano a Luna con un cobertor. Luna lo tomó de mala gana, se acostó junto a la chimenea y se cubrió hasta la cabeza con el cobertor.
Dimitri negó con la cabeza y se recostó en el sofá. La lluvia caía a cántaros. Los relámpagos volvieron a alumbrar el cielo y Luna estaba a punto de llorar. Ella sobresaltaba con cada estruendo, pero su orgullo era más fuerte que su miedo. Entonces se aferró al cobertor y trató de dormirse.
Dimitri estaba sentado en el sofá, observando cada movimiento de su niña malcriada. Él se moría por acostarse a su lado, pero sabía que no lo resistiría. No podrá evitar acariciarla, besarla y amarla.
De pronto en el exterior de la cabaña se escuchó un fuerte ruido. Al parecer, un relámpago había derribado un gran árbol.
El estruendo acabó con el orgullo de Luna. Ella se levantó y corrió hacia Dimitri.
Ella se lanzó sobre sus piernas, se acurrucó en su pecho y abrazó su cuello.
Dimitri solo acarició su cabello y la abrazó. El calor corporal invadió el interior del cobertor. Luna se sintió muy cómoda y sin poder evitarlo le dejó un pequeño beso en el cuello.
—Descansa Luna —le susurró Dimitri al oído. Mientras le daba un beso en la cabeza.
Dos horas más pasaron y Dimitri no había podido dormir, el aroma de Luna lo tenía hechizado y su cercanía y su calor estaban haciendo estragos en él.
Luna abrió los ojos y se encontró con el pecho desnudo de Dimitri. Él tenía dos botones de su camisa sueltos y Luna sonrió al ver sus tatuajes.
Ella subió su mano y acarició el cuello de Dimitri. Él permaneció inmóvil ante este íntimo contacto. Había decidido olvidarse de ella y no caería en la tentación.
Luna sintió el cuerpo de Dimitri estremecerse y volvió a sonreír.
Ella estaba dispuesta a llevarlo al límite. Entonces, volvió a acariciar su pecho y tomó su tercer botón para soltarlo.
Dimitri quería ignorar todas estas tentadoras sensaciones. Él tomó la mano de Luna para detener su avance, pero ella estaba decidida a seducirlo.
Entonces ella alejó la mano de Dimitri de la suya y sin demora metió su mano para acariciar los chocolates de su mafioso de juguete.
Dimitri la tomó por ambos brazos con fuerza y la alejó de él, pero Luna insistió en abrazarlo y se aferró a él para besarlo en los labios.
—Te deseo Dimitri, hazme tuya —le susurró Luna entre besos, pero estás palabras hicieron que Dimitri volviera a la realidad y se alejara de ella.
—No, Luna. Esto no está bien. No quiero que después te arrepientas y me culpes. Lo mejor será que duermas en la habitación y yo me quedaré aquí.
Luna se sintió realmente humillada. No era posible que él la despreciara de esa manera.
Entonces, ella no pronunció ninguna palabra, solo se quitó su incómodo vestido, sus zapatos y caminó en ropa interior hacia la chimenea.
Dimitri no pudo evitar recorrer cada rincón de su cuerpo con la vista. Él se deleitó con esas hermosas curvas que lo enloquecían.
Dimitri aclaró su garganta, al verla sentarse junto a la chimenea, pero Luna solo se recostó y fijó su mirada en el fuego que ardía frente a ella.
Luna quería que su primera vez fuese con Dimitri y le pareció que él ambiente era lo suficientemente romántico para perder su virginidad, pero la había lastimado profundamente el hecho de que él la despreciara.
Dimitri pudo observar como Luna se limpiaba una lágrima disimuladamente y se sintió como el hombre más imbécil del mundo.
Entonces se quitó la camisa y se acostó junto a ella.
Luna no emitió ninguna palabra, solo se aferró al cuerpo de Dimitri y cerró los ojos para disfrutar de calor corporal y ese aroma tan varonil.
Dimitri cerró los ojos al sentir el contacto de la piel desnuda de Luna rozar con su piel.
Ellos se quedaron inmóviles por algunos minutos, pero después Luna dibujó con su dedo cada línea del tatuaje de Dimitri, ella acariciaba su pecho, su cuello y llegó hasta su vientre. En ese momento, Dimitri decidió dejar de luchar contra la corriente.
Él también acarició la espalda de Luna y ella dejó escapar un pequeño gemido.
Ninguno de los dos emitía ninguna palabra, solo sus cuerpos se comunicaban entre sí.
—Te amo —le susurró Luna a Dimitri, mientras mordía levemente el lóbulo de su oreja.
Más capítulos por favor 🙏.
Gracias.