Siempre nos hablan del tiempo como algo lineal, primero el pasado, luego el presente y por último el futuro y también nos hablan de que el único tiempo real es el presente, porque el pasado ya pasó y el futuro no está hasta que llega, pero ¿Qué tal si no fuera así? ¿Qué pensarías si te digo que el tiempo, paradójicamente, es y no es línea a la vez? ¿Y que vivimos varios momentos al mismo tiempo y esto no se limita para nada al presente?
Te invito a descubrir poco a poco la complejidad de esta historia y a sumergirte en un océano de emoción a medida que leas su trama.
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Capítulo V, Andrew
Estaba a punto de comenzar el primer partido del torneo estatal estudiantil
de basquetbol. Se trataba de nuestro equipo, Los Dragones Negros, representando
a nuestro liceo, José Antonio, contra el equipo Jaguares Blancos, representando
al liceo Corazón de Jesús. Los Jaguares Blancos eran un rival especialmente
bueno, ellos habían sido los subcampeones del torneo estatal pasado, en aquella
ocasión sólo pudimos derrotarlos por una ligera diferencia lograda con mucho
esfuerzo.
Mis sueños se habían reanudado
tres días antes. Había estado soñando recurrentemente con fuego, uno que
comenzaba como una pequeña llama en una vela en medio de una cabaña y
rápidamente se extendía como un incendio que amenazaba con reducir a cenizas un
bosque entero. Si ese sueño tenía algún significaba era algo desconocido para
mí.
Las premoniciones estando
despierto se seguían presentando y no se habían limitado únicamente a los
partidos de práctica. Muchas veces se adelantaban a noticias que leía en
internet o que veía por televisión; la mayoría trataban de sucesos trágicos en
este u otros reinos, aunque también hubo una que trató de un niño prodigio del
ajedrez, de apenas siete años de edad, que había ganado el campeonato mundial
de ajedrez la semana pasada. Yo nunca antes había visto el rostro de ese niño
ni había oído hablar de él, pero en mi visión vi claramente su rostro y su
victoria en el campeonato, pude oír su voz y la de las personas felicitándolo e
incluso pude hacer algo que ver la noticia después por televisión no me permitió:
lo olí, el olor de su cuerpo y su ropa me llegó con intensidad a mi nariz,
mejor que si lo tuviera justo al frente.
Desde que estas visiones estando
consciente iniciaron, mi velocidad de pensamiento era mucho mayor.
El único inconveniente hasta
ahora era que no tenía ningún control sobre las visiones, podían presentarse en
cualquier momento y siempre era contra mi voluntad y aunque había aprendido a
concentrarme en mis actividades incluso mientras una visión me invadía, a veces
la visión era tan intensa y tan vivida que me sumergía en esta por completo y
entonces era imposible seguir atendiendo mis actividades mientras la visión
transcurría. Por fortuna, este no era el caso de las visiones que se
presentaban durante los partidos de práctica y esperaba que no lo fuera en este
partido real, de este modo las visiones, si se presentaban, serían una ayuda en
lugar de un estorbo.
Apenas empezó el partido vi
rápidamente quince versiones del partido pasar por mi mente, con pequeñas
variaciones, sólo en cinco de esas versiones ganábamos y empecé a jugar
tratando de asegurar que no acabáramos en alguna de las otras diez.
Desde el principio presionábamos
con la ofensiva, pero nuestros contrincantes le hicieron doble marcación a
Esteban, nuestro capitán, le quitaron el balón a Armando y pasaron a la
ofensiva. Unos segundos después encestaron un tiro de tres puntos.
El partido se mantuvo muy
parejo, aunque al final del primer tiempo íbamos perdiendo por un punto.
Había tenido otras dos visiones que mostraban otras variaciones del
partido. Al parecer el hecho de mirar el futuro ya de por si cambiaba el futuro
en sí y más aún cuando yo actuaba en consecuencia.
Para el segundo tiempo ya había
aprendido mejor sobre la forma actual de jugar de Los Jaguares Blancos y
destaqué no sólo individualmente, sino también haciendo lo posible por sacar lo
mejor del resto de mi equipo. Terminamos ganando sesenta a cincuenta y nueve.
—¡Estuviste fantástico, Andrew,
no hubiéramos ganado sin ti! —Me felicitó el capitán.
—¡Gracias, capitán!
—Haré una fiesta mañana en mi
casa para celebrar nuestra victoria y no puedes faltar.
—De acuerdo, capitán.
El transcurso de regreso a casa
fue tranquilo. Cuando llegué mi hermana acababa de bañarse y vestirse y me dijo
que mi madre había salido de comprar algo.
—Entonces ¿Ganaste? —preguntó
Andrea, aunque a juzgar por su tono ella ya había adivinado cuál sería mi
respuesta.
—Sí, ganamos.
—Y supongo que tu nueva
capacidad premonitoria ha jugado un papel esencial.
—Sí, la verdad el equipo del
liceo Corazón de Jesús jugaba mucho mejor esta vez que el año pasado, no sé si
hubiéramos podido ganar sin mis visiones de por medio.
—Yo cada vez tengo más sueños
cada noche, hermano, aunque aún no sé si son premonitorios y por el momento no
he tenido una premonición estando despierta como tú.
—Seguro la tendrás en algún
momento y en caso de que no, no te preocupes, creo que estarás de acuerdo en
que tiene su propio encanto el hecho de no saber lo que sucederá a futuro.
—Sí, pero mi perspectiva es
distinta ahora que sé que puedo ver el futuro. —Se apartó del ojo derecho uno
de sus negros mechones—. Si se tiene un don como ese es mejor poder
aprovecharlo al máximo.
—Bueno, sí, te entiendo.
—Suspiré—. Yo quisiera poder elegir cuando y donde y sobre qué tener visiones.
La conversación se cortó justo
ahí. Nuestra madre llegó media hora después, cenamos y parece que pasó apenas
un parpadeo cuando de pronto ya me estaba cepillando los dientes para después
acostarme a dormir. Poco después estaba dormido y empecé a soñar.
Estaba en un sitio muy oscuro y
rodeado de niebla. Caminé durante lo que me parecieron horas y no encontraba
nada aparte de esa niebla y el frío piso de concreto liso.
—¡¿Dónde demonios estoy?! —grité
con todas mis fuerzas.
—¡Estás cerca del lugar donde se
haya lo que buscas! —gritó una voz desconocida.
Me desperté, revisé la hora en
mi celular, eran las tres de la madrugada.
—Es de mala suerte despertarse a
esta hora tras una pesadilla y ya van dos veces muy cerca una de la otra… y
luego de la vez anterior ocurrió ese temblor… menudo mal augurio.