Como toda historia comienza con un “yo era tal persona bla bla bla bla, mori y reencarne en tal villana, protagonista, o extra” bueno pues mi historia comienza así...
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CAPÍTULO 4
CAPÍTULO 4: REENCUENTRO EN EL JARDÍN
El día de ir al palacio para hablar con Adara finalmente había llegado. Kristen se había preparado meticulosamente, planeando cada palabra que diría para disculparse y retomar su amistad. Sin embargo, al subirse al carruaje, una sensación de ansiedad la invadió.
—Kristen: Esto será un fastidio, no sé si podré aguantar las casi tres horas en el carruaje (pensó, sintiendo un llanto interno). Ah, y todo por estos vestidos que me impiden ir a caballo. Tendré que diseñar vestidos más cómodos sin perder el estilo de esta época.
A lo largo del viaje, Kristen se sumió en sus pensamientos, tratando de encontrar la manera perfecta de abordar el tema que la preocupaba. Sabía que debía ser cuidadosa; no quería ser el centro de atención, así que su única opción era hablar en anonimato.
Al llegar al palacio, Kristen quedó asombrada. Nunca había visto un lugar tan magnífico. La arquitectura era impresionante, y el jardín de la entrada era un espectáculo de colores y fragancias. Mientras admiraba el paisaje, Mía, la doncella de Adara, se acercó para guiarla al jardín de la Emperatriz, que Adara había solicitado para su encuentro.
—Mía: Bienvenida, Lady Kristen. Por aquí, por favor.
Kristen siguió a Mía, observando cada rincón del palacio. Al entrar al jardín, se encontró rodeado de hermosos rosales rojos, amarillos y blancos. Era un lugar mágico, lleno de vida y color. Mía le informó que Adara llegaría en unos minutos, y Kristen agradeció la información mientras la doncella se retiraba.
A los pocos minutos, apareció Adara, y su rostro se iluminó al ver a Kristen.
—Adara: Me sorprendí mucho cuando recibí su carta.
—Kristen: Adara, sé que esto es muy arrepentido, pero tengo mucho que decirte y tanto por qué disculparme. (Su expresión se tornó triste).
—Adara: Te escucharé, pero antes, sentémonos. Desaparecido en combate…
—Mía: Sí, señorita Adara.
—Adara: Ya puedes empezar a servirnos el té.
—Mía: Claro que sí, señorita.
Kristen esperaba con nerviosismo que Mía sirviera el té y se retirara. Cuando finalmente se quedaron solas, las palabras parecían atoradas en su garganta. Sin embargo, finalmente se armó de valor.
—Kristen: Espero que me puedas perdonar por la forma en que te traté la última vez que hablamos, y sobre todo por mis palabras de ese día. Sé que tú tratabas de ayudarme, y sé que tal vez sea un poco tarde, pero…
—Adara: Sí, de hecho tardaste mucho. Me va a costar un poco perdonarte, pero no por lo que pasó ese día, sino porque terminaste con nuestra amistad y no trataste de disculparte. Me ignoraste en cada reunión que tuvimos y no contestaste ninguna de mis cartas…
—Kristen: ¿Qué? Espera, ¿de qué cartas hablas? Yo no recibí ninguna carta tuya. No te ignoraba, solo pensé que estabas enojada conmigo. Además, pensé que ya no te importaba y que me ignorabas.
—Adara: ¿Cómo que no te llegó ninguna de mis cartas? ¿Me estás diciendo la verdad o solo lo dices para que pase por alto que ignorabas mis cartas?
—Kristen: ¿Cómo puedes pensar eso? Claro que te estoy diciendo la verdad. Yo no recibí ninguna carta de parte tuya. Jamás te he mentido ni he tratado de hacerlo. Además, esa fue una de las razones por las que me deprimí más, ya que pensé que ya no te importaba o que me habías olvidado. Eres prácticamente mi hermana, y por mi culpa te había perdido. Eso era lo que pensaba, pero voy a averiguar sobre esas cartas.
—Adara: Sí, lo sé. Sé que jamás me mentirás. Yo también te ayudaré a averiguar sobre las cartas. Además, tú también eres mi hermana, y no por una tonta pelea iba a dejar de hablarte. Sé que dijimos cosas, pero eso no implica que no supiera que te ibas a arrepentir y querrías arreglarlo. Por eso te mandé esas cartas, ya que sabía que tú no darías el primer paso.
—Kristen: Espera, ¿tú me envías una carta por iniciativa propia? Pero si yo… ah, ¡maldición! Esto no puede ser. Creo que esto también tiene que ver con quién me envenenó. Claro, ahora entiendo todo…
—Adara: ¿Qué te envenenaron? ¿Cuándo? ¿Cómo es que te envenenan y yo ni me entero?
Kristen sintió que el aire se volvía denso. La revelación de que había cartas perdidas y la mención de un envenenamiento la llenaron de inquietud. Sabía que había más en juego de lo que parecía, y que su amistad con Adara era solo la punta del iceberg.
—Kristen: No tengo todos los detalles, pero sé que alguien está detrás de esto. Y si esas cartas no llegaron, tal vez haya algo más que no sabemos.
Adara ascendió, su expresión se tornó seria. Ambas sabían que debían investigar más a fondo, no solo para recuperar su amistad, sino para descubrir la verdad detrás de los misterios que las rodeaban.
—Adara: Entonces, ¿qué haremos ahora?
—Kristen: Primero, debemos averiguar qué pasó con esas cartas. Y luego, tal vez podamos descubrir quién está detrás de todo esto.
Ambas se miraron, unidas por un nuevo propósito. La amistad que habían perdido estaba a punto de renacer, y juntas enfrentarían los desafíos que se avecinaban.
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Duque Izan de la Vega
Edad: 28 años
Magia: Agua y Rayo Morado
Habilidad: Fuerza
Duquesa Clarisa de la Vega
Edad: 28 años
Magia: Viento y Luz
Habilidad: Sanadora
Adara de la Vega
Edad: 10 años
Magia: Agua y Luz
Habilidad: Sanadora