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Gritos De Esperanza

Gritos De Esperanza

Status: En proceso
Genre:Matrimonio arreglado
Popularitas:3.9k
Nilai: 5
nombre de autor: KeliindA RojanO C.

Viviana es la menor de tres hermanas, su vida da un giro inesperado cuando se ve obligada a tomar el lugar de su segunda hermana para casarse con un Despiadado multimillonario y así poder salvar la vida de toda su familia, tras el matrimonio forzado Ares Grey la hace vivir un infierno por venganza... Acompáña a Viviana en esta historia desafortunada.

NovelToon tiene autorización de KeliindA RojanO C. para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Llegó el día

Él respiró profundamente, y pude ver cómo se estaba controlando su ira. Su rostro se relajó ligeramente, y su mirada se suavizó un poco.

—No voy a discutir contigo en este momento—, me dijo, su voz aún firme pero más controlada. —Necesitamos hablar, pero lo haremos cuando estés más calmada—Me miró fijamente, como si estuviera evaluando mi estado de ánimo.

—¿Es una broma?—, le pregunté, mi voz estaba llena de incredulidad y enfado. —¿En serio me estás diciendo que me calme cuando me tienes aquí a la fuerza y me obligas a casarme contigo mañana?— tome aire —Y tras de eso ahora estás aquí cogiendote a tu amante bajo el mismo techo que yo?—. Mi voz temblaba de rabia y desesperación.

Recorrí la habitación desesperada, sintiendo que estaba a punto de perder el control. —Dile a esta mujer que se largue—, le grité —O no respondo—, añadí, con mi voz llena de amenaza.

El me miró fijamente, y por un momento pensé que no iba a hacer nada. Pero sabía que ya había visto mi lado más intenso, y sabía de lo que era capaz. Con voz baja, le dijo a la mujer: —Vete—.

La mujer lo miró, y le preguntó si era en serio. Él la miró fijamente, y ella pareció entender el mensaje.

Tomó sus cosas y salió de la habitación, dejándonos solos. La tensión en la habitación era palpable, y sabía que la situación estaba a punto de explotar.

Me calmé un poco y, con voz casi en un susurro, le pregunté: —¿Por qué haces esto?—.

Mi mirada se dirigió a la suya, buscando respuestas en sus ojos. La habitación estaba en silencio, y solo se escuchaba el sonido de mi propia respiración.

El me miró fijamente, con su expresión ilegible. Por un momento, pensé que no iba a responder. Pero luego, su voz baja y suave rompió el silencio. —¿Qué quieres decir?—, me preguntó, con tono neutral.

Me sentí confundida por su respuesta. ¿No sabía por qué estaba haciendo todo esto? ¿No se daba cuenta de que me estaba destrozando?.

—Todo— le dije, mi voz temblando ligeramente. —El matrimonio, la forma en que me tratas, la mujer... ¿Por qué haces todo esto?—. Mi mirada se intensificó, buscando respuestas en sus ojos.

—¡Por qué así lo quiero, joder!— me respondió, su voz sonaba llena de autoridad y desdén. —No le doy explicación a nadie, y tú no serás la excepción—. Su mirada se endureció, y su tono se volvió más agresivo.

Luego, señaló la puerta con un gesto brusco. —Ahora, sal de aquí—, me ordenó, firme y sin vacilación.

Me sentí humillada y enfadada por su actitud, pero sabía que no tenía sentido discutir con él en ese momento.

Me di la vuelta y me dirigí hacia la puerta, sintiendo su mirada en mi espalda. Antes de salir, me detuve un momento y lo miré por encima del hombro. —Te odio—, le dije, mi voz baja pero llena de determinación.

Luego, salí de la habitación, cerrando la puerta detrás de mí con un golpe seco. La sensación de impotencia y rabia me acompañó mientras me alejaba de la habitación.

Me desplomé en la cama, rodeada de sombras y silencio. Las lágrimas brotaron de mis ojos como un río desbordado, lloré con una intensidad que me sacudió todo el cuerpo. El dolor y la desesperación se apoderaron de mí, y no pude contener el llanto.

Lloré hasta que mi garganta se sintió seca y mi pecho dolió. Lloré hasta que mis ojos se hincharon y mi visión se nubló. Lloré hasta que el cansancio me venció, y mi cuerpo se rindió al agotamiento.

Me quedé allí, tendida en la cama, rodeada de lágrimas y dolor. El silencio de la habitación fue mi único consuelo, y me envolvió en una oscuridad que me pareció casi palpable. Finalmente, el sueño me reclamó, y me hundí en una oscuridad profunda.

Me desperté con un suspiro, sintiendo mis ojos pesados y mi cuerpo cansado. No quería abrirlos, pero sabía que tenía que hacerlo. Me obligué a levantarme, y mi estómago rugió de hambre. También sentí la necesidad de ir al baño.

Me levanté con pereza y me dirigí al baño. Para hacer mis necesidades y tomar un largo baño, me lavé los dientes sintiéndome fresca. Me miré en el espejo y vi mi rostro cansado y demacrado.

Salí del baño y de la habitación, bajé a la cocina en busca de algo para comer.

Cuando bajé, la casa estaba llena de empleados que iban y venían, preparando todo para "el gran día". Los ignoré, sabiendo perfectamente lo que estaban haciendo. Me dirigí a la cocina, pero estaba llena de gente. La señora Luz, me vio y sonrió.

—Oh, mi niña, estás aquí—, dijo con una cálida sonrisa. —¿Tienes hambre?— asentí con una sonrisa, y ella me dijo: —Aquí tienes, mi niña. Sabía que bajarías para comer—.

Me llevó al comedor, este estaba más tranquilo que la cocina. Me senté y ella me trajo un plato de comida. Me puse a comer, disfrutando del sabor y la tranquilidad del comedor.

Me sentí un poco desconectada de todo aquello, como si estuviera observando una escena de una película. La actividad y el bullicio eran un contraste con mi estado de ánimo, que estaba más bien sombrío y reflexivo.

Mientras comía, no podía evitar pensar en lo que estaba a punto de suceder. La boda, el matrimonio, la vida que se avecinaba... Todo parecía tan incierto y aterrador.

Me pregunté si estaba haciendo lo correcto, si estaba lista para todo lo que implicaba casarme con Él. Pero sabía que ya no había vuelta atrás.

No había terminado de comer cuando la señora Luz se acercó a mí con tres mujeres detrás de ella.

—Mi niña, ellas te llevarán arriba y te prepararán— me dijo con una sonrisa. —Ya es medio día y el tiempo pasa volando. Necesitas estar lista para cuando caiga el sol—.

Con pereza, me levanté del asiento y comencé a subir las escaleras hacia mi habitación. Las tres mujeres me siguieron, charlando entre sí en voz baja. Me sentí un poco incómoda con su presencia, pero sabía que era inevitable.

Al llegar a la habitación, las mujeres se pusieron a trabajar de inmediato. Comenzaron a sacar vestidos, joyas y otros artículos de belleza, preparándose para ayudarme a prepararme para la boda.

Me sentí un poco abrumada por la cantidad de cosas que tenían que hacer, pero sabía que era parte del proceso.

Una de las mujeres se acercó a mí y comenzó a hablarme en voz suave. —¿Qué tipo de peinado le gustaría tener, señorita?—, me preguntó. Me encogí de hombros, sin saber qué responder. No tenía idea de qué tipo de peinado sería adecuado para la boda.

—Hagan lo que ustedes crean que esté bien— les dije, ellas se miraron entre sí y sonrieron.

—Eres muy bella, así que no necesitas mucho que hacer—, me dijo una de ellas con una sonrisa amable.

—Pero vamos a aplicarte algunas mascarillas de hidratación para eliminar esas ojeras que quieren salir—.

Me senté en la silla cómoda que trajeron para mí y cerré los ojos, sintiendo una sensación de resignación.

Me limité a aceptar que me hicieran lo que quisieran, sin oponer resistencia. Las mujeres comenzaron a trabajar en mi rostro, aplicando cremas y mascarillas suaves.

El tacto de sus manos fue calmante, y comencé a relajarme un poco. La tensión en mi cuerpo comenzó a disminuir, y me permití disfrutar del momento, a pesar de la situación. Las mujeres charlaban en voz baja mientras trabajaban, y su conversación fue un murmullo de fondo que me ayudó a calmarme.

Me pidieron que me mirara al espejo, y abrí los ojos para observar mi reflejo. Me quedé sin aliento al ver mi imagen. El maquillaje sencillo pero que resalta mis ojos y facciones junto con el peinado en un moño flojo recogido a la altura de mi cuello, este tenía algunas perlas de accesorios, dos mechones pequeños colgaban enfrente de mis orejas, todo me hacía parecer una persona diferente, alguien más elegante y sofisticada.

Una lágrima corrió por mi mejilla, y una de las mujeres se apresuró a tomarme de la mano. —Todo va a estar bien—, me dijo con una sonrisa suave. —Sé que estás emocionada, pero no llores, porque tus hermosos ojos se hincharon—.

Me miró con compasión y comprensión, y su tacto fue reconfortante. Me sequé la lágrima con la mano y respiré profundamente, intentando calmarme. La mujer me sonrió de nuevo y me dio un suave apretón en la mano. —Estás preciosa—, me dijo. —Su prometido se va a enamorar aún más de ti—. Sus palabras me hicieron sentir un nudo en la garganta, ellas creían que estaba enamorada y me casaba por amor, lo que no sabían que me casaba por qué me estaban obligando a pertenecer a un mundo donde no quiero estar....

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Anonymous
Lo voy a empezar a leer ( aunque no me gusta las que no están completas) porque vi que en los capítulos dice que la autora no ha dejado de actualizar ósea de publicar capítulos diariamente.
KeliindA RojanO C.: Hola, agradezco tu opinión, y claro que sí, estoy actualizando hasta dos capitulos diarios, la novela es nueva por eso no está concluida, espero que igual sea de tu agrado y agradezco tu paciencia, muchas gracias 😊
total 1 replies
Micedith Londono
la historia me gusta lo que no está bien es que la dejen inconclusa.
KeliindA RojanO C.: No lo está, sigo creando la historia hermosa! todos los días habrá actualizaciones
total 1 replies
Anonymous
Y el resto de los capítulos?
KeliindA RojanO C.: ¡La paciencia es nuestra mejor virtud!
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MARCE
🥰🥰🥰
MARCE
me gusta 🤩
MARCE
me encanta tu historia 😍
MARCE
me gusta 🤩
MARCE
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MARCE
me gusta ☺️😍
MARCE
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MARCE
me gusta 😊😍
MARCE
me gusta ☺️
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