Denver fue condenado a prisión por el femicidio de quien fuese su novia.
Lleno de venganza al salir juro vengarse de quien consideraba había sido su principal verduga y causante de haber ido a prisión siendo inocente. Esto sería su libertad a cambio de la que el perdió.
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Una propuesta indecorosa
Me pareció mirar algo de culpa en su mirada.
Me esquivo la mirada, salió de mí con una expresión bastante frívola. Se fue al baño sin mediar palabra alguna.
Rápidamente, arregle mi vestido y cabello. Baje del escritorio con mis piernas temblorosas.
Deseaba salir rápido en busca de mis amigas para irnos a casa.
No quería pasar por el momento incómodo de no saber que decir.
Aunque deseaba un poco más, disfrute todo esto, pero ya era suficiente por esta noche.
Tratando de hacer él menos ruidos posible traté de abrir la puerta, pero tenía pasador.
-¿Tan rápido piensas huir de mí?
Me giré para encontrarme con su mirada. Me miraba de arriba abajo detallando cada parte de mi.
Debo aceptar que este tipo es de muy buen ver. Uff tremendo adonis con esos ojos como un gato, su boca parece que tuviera un corazón.
Me sorprendió cuando lo vi caminar así mi.
Logro decir entre tartamudeo:
- La… la, señalando hacia la puerta, el terminando por mí la frase
-La puerta está cerrada. Me aseguraba de que no escaparas.
La noche aún no termina. Escápate conmigo a un lugar más privado para ambos.
Aquí podrían entrar en cualquier momento.
No lograba decir algo completo
-Ehhh.. Se acercó a mí y tomo mi quijada me beso primero el labio inferior mordiéndo muy sutilmente luego tomando mi boca completamente mientras me iba caminando hasta pegarme contra la pared.
Sin poder evitarlo se escapó un gemido de mi boca, se separó de mí y me preguntó:
-¿Quieres más?
Yo quería más está noche, lo quería todo sin pensar en nada ni reservarnos nada, sin dudarlo tomé su mano.
-¡Vamos!
Salimos de la habitación que al parecer estaba destinada a ser una oficina.
Tomado de la mano caminamos entre la multitud de gente haciendo espacio para guiarme donde estaban mis amigas.
Me guío para la zona VIP.
Mia al verme carrio abrazarme, me susurro en el oído:
-¡Tu cara te delata!.
Me despedí sin darle mayor información.
-Bebe, nos vemos mañana y te lo cuento todo. No sé preocupen por mí.
-Tranquila bebé, no me preocupo, Den, es de esos perro que ladra, pero no muerde o talvez no muerde de forma que deba preocuparme por ti.
Quise preguntar, pero Mía, me lo impidió empujándome hacia aquel hombre.
La verdad es que no me interesaba saber nada porque no querría recordarlo al día siguiente.
Condujo por largo rato, debo haberme quedado dormida cuando abrí mis ojos estaba acostada en una cama tan grande que talvez podrían dormir hasta cinco personas o poco más.
Las luces estaban prendidas, pero eran muy opacas se veía hasta algo triste el ambiente.
El estaba de espalda parado, frente a un espejo sin camisa con solo un mono blanco, debo decir que es un hombre bastante alto e imponente se le veía la espalda rasguñada la curva que había entré su espalda y su columna se notaba de una manera tan sensual.
Sentí deseo de llorar, ni comprendía por que razón. Limpie bruscamente mis lágrimas y decide ponerme manos a las obras, no fui aquel lugar precisamente a llorar.
Me levante de la cama y me quite sin pudor alguno mi vestido rojo, el cual cayó al suelo. Camine hacia el, al notarme volteo sonriendo, esa sonrisa algo picara y malisiosa pregunto con un ascentico que lo poco que hablaba provocaba un escalofrío en todo mi cuerpo, pero no de una forma de miedo si no con mucho deseo.
-¿Continuamos?
Sus ojos estaban algo rojo como si fuera a llorado talvez sería tanto alcohol o no se, pero no quería indagar en su pasado no está noche.
Lo besé con tanto deseo que creó que debí tener guardado hace mucho tiempo en mí y no lo sabía hasta esta noche.
Él me volteo bruscamente y encaminó hacia la peinadora, donde me dejo de frente al espejo, se veía mi imagen. Tomo mi frente con su mano y la pego a su pecho desnudo aún tenía mi cabello recogido mi maquillaje intacto.
Mi pecho en un perfecto brasier rojo, bastante agitada mi respiración, su mano libre la uso para recorrerla por mi abdomen perfectamente desnudo en caminó a un lugar muy sensible de mi cuerpo.
Metió su pierna entre las mias desde atrás asegurándose que su presión se sintiera en mi trasero, su mano entro en mi sexo escapando un gemido de mi boca, la imagen tan ciertamente morbosa con este hombre tan divinamente guapo, rápidamente mi cuerpo reaccionó entre gemidos seguidos del orgasmo más espectacular.