El Mal Se Esconde En La Oscuridad

Llegamos a casa de mis abuelos y aun estábamos temblando; para no ser descubiertas dijimos que tomaríamos un baño porque estábamos sudadas.

Y si estábamos muy sudadas, pero fue por la carrera que dimos desde el Salao hasta Juan Pérez.

Tenía el corazón en la boca de los nervios cuando paramos en el riachuelo.

Al subir las escaleras conversamos del partido de futbol para no levantar sospechas y ser regañadas, aunque Sol no estaba de acuerdo y decía que era mejor contar lo ocurrido.

Le pedí a Lía que entrara el baño pues esta cayó de pompis a la orilla del riachuelo y tenía algo verde en sus pantalones.

Rosa fue la siguiente.

Mientras Lia se vestía, Sol nuevamente intento convencerme de contarle a todos lo que paso, pero no quise.

Al menos habla con tus padres me dijo ya frustrada, pero le dije que seguro me llevaría el regaño del siglo así que preferí callar y la convencí de también hacerlo.

Su turno de usar el baño llego y también mi abuelo para llamarnos a cenar.

Ve a bañarte en el baño de tus padres hija me sugirió.

Y yo tonta porque no lo pensamos antes.

Tome mis cosas y fui a bañarme.

Al salir mi abuelo Víctor me miro serio, paso algo, las vi llegar raras pregunto con mirada penetrante como tratando de leer mis pensamientos.

No abue, bueno Lia se cayó cuando salto en Juan Pérez y eso nos preocupó, pero nada más dije firme.

Segura que fue solo eso volvió a preguntar y me dieron ganas de contarte lo ocurrido, pero tuve miedo de que le contara a mama.

Nada más viejito lindo voy a bañarme tengo un hambre que me comería un elefante le dije el dicho de mi padre y ambos reímos.

Corrí a la habitación de mis padres antes que mi abuelo vuelva a hacerme preguntas y me convenza de contarle lo ocurrido.

Bajamos y la mesa estaba servida cenamos todos entre pláticas, bueno nosotras oíamos más que hablar.

Lo ocurrido nos había afectado en sobre manera.

Esa noche a diferencia de la anterior estaba bastante calurosa, el día había sido caluroso y aunque había refrescado seguía un calor raro.

Mi abuela Maria nos preparó un té de malojillo una planta medicinal y limón dijo para subir las defensas que hay mucha gripe.

Aunque tenía un sabor fuerte estaba muy rico.

Nos sacamos unas fotos juntas en el columpio mueble de enfrente y la subimos a las redes sociales.

Que planean para mañana chicas pregunto mi madre trayendo un banquito para sentarse.

Pensaba que podíamos ir con Javier y los chicos a los pozos de la gira, dijo Rosa emocionada.

Hummmm y en que irán porque queda bastante lejos para ir caminando pregunto mama.

Javier sabe manejar tía, podemos ir en la camioneta del tío Rafa, Rosa emocionada platicaba como haríamos y hasta que llevaremos para merendar.

Muy bien, tienes mi permiso Ali, pero mucho cuidado con los pozos prohibidos levanto la mano señalándome como advertencia.

Si mamita dije para tranquilizarla, mientras pensaba ni loca voy a esos pozos ya con lo que paso en el Salao es más que suficiente.

Estuvimos un rato más platicando de los pozos y su misterio oculto, mama nos dijo que un compañero que estudio con ella en el liceo murió ahogado en uno de los pozos prohibidos lo más raro era que el chico sabía nadar muy bien y hasta participaba en el equipo de natación.

Los que lo acompañaban dicen que entro al centro y luego gritaba que lo ayudaran que algo lo halaba de los pies a lo profundo, un remolino se formó y se lo trago muchos entraron al agua, pero no pudieron acercarse a él, el mismo remolino lo subió a la superficie sin vida.

Los bellos de mi piel se erizaron todos y un escalofrío recorrió mi cuerpo.

Era fase de luna nueva y la noche estaba oscura, el bombillo del postal no encendió y sentía una mirada en mí.

Estoy cansada mami dije fingiendo un bostezo, pero ten

ía tanto miedo que quería irme a la cama.

Vayan a descansar niñas nos dio un beso a cada una y nos echo la bendición.

Abrace a papa y le desee buena noche

Me sentí tan segura entre sus brazos que no quería soltarlo.

Fuimos a dormir el cuarto estaba frío por el aire acondicionado.

Me coloqué un pijama largo y me acosté junto a Rosa.

Lía y Sol en la otra cama.

Me costó dormirme y no fui la única porque Sol tampoco podía dormir.

Le platiqué del chico que me gusta y del beso que me robo el día antes de viajar, todo eso para olvidar un poco y despejar nuestras mentes.

Sol me contó de su novio, estudian juntos, pero él tiene 17 un año más que élla.

Me dijo que los besos que le da la dejan mojada y con ganas de más, pero tiene miedo de hacerlo.

Le aconseje esperar, si no te siente segura o preparada él debe esperarte, si no solo quiere eso y luego si te vi no me acuerdo.

Olvidamos el tema de la figura pequeña en el monte y nos quedamos dormidas.

Cortaron la electricidad o como dicen aquí se fue la luz, al principio no nos pegó, pues el cuarto estaba frío, pero rato despues el calor se comenzó a sentir y Lía se levantó a abrir la puerta corrediza de vidrio que da al balcón para que entrara aire.

No solo aire entro a la habitación porque sentía la presencia de algo observandome y ese escalofrío.

Me cubrí con la cobija y abracé a Rosa.

Rosa, Rosa, Rosa la sacudía, pero tiene el sueño más pesado que una roca.

Sentí que me halaban la cobija y por instinto encogí mis pies, quería gritar, pero de mis labios no salía sonido alguno, entre en pánico y lo peor de todo era que mis tres primás dormían ajenas a lo que me ocurría.

Cuando senti una mano pequeña y fria tocar mi pie derecho.

La puerta se abrio y mi abuelo ingreso a la habitación con una vela encendida.

Esa cosa huyo, pues ya no la sentía.

Me hice la dormida, la electricidad regreso y mi abuelito, cerro la puerta de vidrio, encendió una pequeña lámpara y salió luego de darnos un beso a cada una.

Esa para mí fue una noche horrible y la sensación de la mano fría quedo en mi mente.