Él necesitaba con urgencia una solución inmediata a su problema, ella estaba en el lugar y momento justos.
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Una boda inesperada
Mía detuvo su andar al sentir el toque del hombre sobre su piel, dirigió su vista hacia Matt, mirándolo confundida.
-Cariño- dijo él observándola con un dejo de ansiedad en sus ojos-! Qué bueno que pudiste llegar, te llamé porque la abuela estaba dudando de mis palabras!- dijo él acercando a la muchacha cerca de su cuerpo, Mía se sintió incómoda, lo miró, notando en la mirada del hombre a su lado una súplica silenciosa- Pero, no pude comunicarme.
-¡Oh, si! - dijo la muchacha, llevando una mano a su cabeza en señal de descuido- es que seguramente mi móvil debe haberse apagado- explicó ella esbozando una sonrisa, mientras decidía seguirle el juego al hombre a su lado-¡Ya sabes como soy de despistada, cariño!
-Lo sé, cielo, lo sé- comentó sonriendo el joven al darse cuenta de que la extraña se prestaría a su juego- Ella es mi abuela, cariño- le dijo Matt señalando a la anciana frente a ellos, sin soltar la mano de Mía- estaba muy ansiosa por conocerte.
-¡Oh! Pues, entonces ya no debería estarlo- comentó Mía con una sonrisa- ¡Aquí estoy, abuela!- dijo la muchacha abriendo los brazos?
-¿Quién eres?- preguntó la abuela del joven, mientras en su cabeza buscaba aquel nombre, intentando recordar si alguna vez su nieto se la habría nombrado- No recuerdo que Matt te haya nombrado alguna vez?
-¿Cariño. No le hablaste a tu abuela de mí?- indagó la muchacha dirigiéndose a Matt- ¿Cómo es posible eso?- le reclamó- Pensé que me amabas- agregó haciendo un mohín.
-Perdóname, preciosa- dijo Matt con dulzura- Es que realmente quería que fuera una sorpresa para ella- Abuela ella es...
-Mía- le interrumpió la joven estirando su mano para saludarla.
-¡Es un gusto conocerte!- replicó la anciana- ¡Supongo, que planearé mi funeral otro día!- exclamó un tanto enojada- ¡casi me da un infarto por tu culpa! - agregó dándole al joven un golpe sobre su brazo- ¿Ustedes dos se van a casar? ¿Verdad?- indagó la abuela de Matt, y ambos jóvenes se miraron, Mía sorprendida por las palabras de la mujer frente a ella y Matt temeroso de la respuesta que la muchacha pudiera dar.
-Sí, sí eso haremos- respondió Mía, Matt sonrió aliviado.
-¡Eso es fantástico!- dijo la abuela del joven- Gracias a Dios, ¿Cuándo?
- Todavía no lo decidimos, abuela- comentó Matt, intentando salir con bien de aquella situación.
El corazón de Matt latía con fuerza mientras observaba a su abuela, con los ojos muy abiertos por la sorpresa, esperando su reacción ante la repentina propuesta de matrimonio. Mía, por su parte, parecía estar procesando la situación, con una mezcla de incredulidad y curiosidad en su mirada.
La anciana, con una sonrisa radiante, rompió el silencio que se había instalado en el lugar.
-¿Cuándo van a casarse, entonces, queridos?-preguntó con voz dulce pero firme.
El aire se volvió denso mientras la expectativa y la incertidumbre giraban en torno a las tres personas. Matt tragó saliva nerviosamente, buscando las palabras adecuadas para responder, pero antes de que pudiera decir algo, su abuela continuó.
-No puedo esperar más para ver a mi nieto casado. No quiero morir sin haber presenciado ese momento- agregó con un dejo de melancolía en su tono- Y sinceramente, cariño, tú pareces ser la mujer ideal para mí nieto.
Mía le lanzó una mirada rápida a Matt, quien le suplicó con los ojos que lo siguiera en el juego un poco más. Con una leve inclinación de cabeza, Mía asintió, decidida a jugar junto a él en esta extraña situación.
-Está bien- respondió Mía con una sonrisa forzada- Nos casaremos hoy mismo.
Los ojos de la anciana brillaron de alegría, y sin perder un segundo, tomó el brazo de Mía con entusiasmo.
-¡Perfecto! ¡Es hora de ir al registro civil!- exclamó, arrastrando a Mía hacia la vereda de enfrente, donde se encontraba el coche de su nieto, dispuesta a que la llevaran al registro civil, porque ella quería ser testigo de la boda tan esperada de su nieto.
Matt se apresuró a seguirlas, sintiendo una mezcla de nerviosismo y emoción por lo que estaba a punto de suceder. Mientras caminaban hacia el registro civil, las palabras de su abuela resonaron en su mente, recordándole la importancia de este momento no solo para ella, sino también para él y Mía. Solamente esperaba que la joven no se arrepintiera antes de tiempo.
A pesar de los nervios que la invadían, Mía caminaba junto a la abuela de Matt con una sonrisa firme en el rostro, tratando de ocultar sus emociones turbulentas, estaba metida en un asunto extraño y complicado, del cual no sabía como iba a salir. Cuando finalmente llegaron al registro civil y bajaron del automóvil de Matt, la anciana se apartó de ellos con una excusa improvisada.
-Ustedes esperenme aquí- dijo la mujer- ¡ no se casen todavía- Yo voy a ver si hay por aquí algún fotógrafo para inmortalizar este hermoso momento- anunció la anciana con entusiasmo antes de desaparecer entre la multitud de personas que entraban y salían del lugar.
Una vez que estuvieron solos, Matt se acercó a Mía con una mirada llena de gratitud y determinación.
-Gracias por jugar junto a mí en esta locura- dijo con voz suave, pero firme- Soy Matt- se presentó él.
-Soy Mía- replicó ella extendiendo su mano a modo de saludo, él la estrechó- Espero que sepas sacarme de esta- acotó la joven
-Prometo que solucionaremos todo esto lo antes posible- le dijo él. Solo necesito que sigas un poco más de tiempo con esta farsa.
Mía asintió, devolviéndole la mirada con complicidad.
-Estoy contigo, Matt. Vamos a hacer que esto funcione, ¿de acuerdo?- le dijo ella con sinceridad.
Matt asintió con una sonrisa reconfortante.
-De acuerdo. Sigamos con la farsa un poco más y luego veremos qué podemos hacer.
Con ese pacto silencioso entre ellos, se prepararon para enfrentar lo que fuera que el destino les tuviera reservado, unidos en su compromiso falso de manera temporal, pero firme el uno con el otro.
Cuando la abuela de Matt regresó al lado de la pareja, acompañada por un par de fotógrafos que llevaban sus cámaras listas para capturar cada momento.
-Bueno, chicos, ¡ya estamos listos para empezar!- anunció la anciana con entusiasmo mientras los fotógrafos se posicionaban.
Los falsos novios intercambiaron una mirada nerviosa pero determinada antes de seguir a la anciana hacia el lugar designado para la ceremonia civil. Se encontraron frente al juez, quien los miró con una sonrisa cálida.
-Buenas tardes- dijo el juez calidamente-¿Están listos para unir sus vidas en matrimonio civil?
Mía y Matt se miraron el uno al otro con una mezcla de emoción y nerviosismo antes de asentir simultáneamente.
-Sí, estamos listos- respondió Mía
-Así es, queremos casarnos- agregó Matt.
La anciana observó con orgullo a la joven pareja, con una sonrisa de satisfacción en su rostro. El juez procedió con la ceremonia, leyendo las palabras ceremoniales mientras los fotógrafos capturaban cada momento.
-Entonces, comencemos- dijo el juez y comenzó con su diatriba acerca del matrimonio, los deberes conyugales y demás generalidades, observando de manera intercalada a Matt y a Mía.
-Mía, ¿aceptas como tu legítimo esposo a Matt, hasta que la muerte lo separe?-indagó el hombre, ella dudó en sí estaba haciendo lo correcto o no. Matt le tomó la mano y la acarició con su pulgar, la muchacha de pronto sintió un escalofrío recorrer su columna, y respondió
-Sí acepto-
-Matt- dijo luego el magistrado dirigiéndose al joven- ¿aceptas a Mía como tu legítima esposa, hasta que la muerte los separe?
-Sí, acepto- respondió él con absoluta seguridad.
-Entonces en virtud de las facultades que me confiere la ley, y en presencia de estos testigos, los declaro marido y mujer- terminó diciendo el juez y tras poner sus firmas en aquellos papeles ambos jóvenes se vieron envueltos en un abrazo lleno de afecto por parte de la abuela de Matt, cada uno de los fotógrafos hicieron su parte, inmortalizando el momento.
-¡Felicidades, queridos! Que esta unión esté llena de amor y felicidad- les dijo la anciana cuando se apartó de ellos- Ahora, me van a disculpar,, pero yo tengo que ir a presumir la boda de mi nieto con mis amigas- agregó y se marchó dejando a ambos jóvenes de pie en medio