Alexander Stone es un atractivo y exitoso alfa, CEO de su propia empresa. Solo hay un problema: él, odia a los Omegas, así que, para trabajar como su secretario, este tiene que ser un Beta, requisito que Ethan cumple perfectamente.
Pero la constante exposición a las feromonas de Alexander, ocasiona un cambio en Ethan, él, se vuelve un Omega, por lo que debe ocultar este hecho de todos si es que desea mantener su puesto como secretario de Alexander. ¿Podrá Ethan ocultar para siempre su cambio de casta? ¿Qué hará Alexander si lo descubre?
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Primeros encuentros
POV Ethan
El segundo día en mi nuevo trabajo con lo que parecía que era la rutina frenética de la oficina. Me sumergí en mi trabajo, ocupándome de las diversas tareas que requerían mi atención. Sin embargo, una sensación de anticipación revoloteaba en el aire, alimentada por la posibilidad de un encuentro con Alexander Stone.
No entendía por qué todavía no había tenido la oportunidad de hablar con él más allá de entregar papeles y recibirlos, se suponía que como su secretario debía estar detrás de él como un perro faldero, o al menos así era lo que tenía entendido, pero él ni se inmutaba con mi existencia, parecía evitar cualquier interacción innecesaria y no entendía por qué.
Pasaron las horas, y justo cuando comenzaba a resignarme a otro día sin ver al CEO más de 20 segundos, la puerta de su oficina se abrió. Stone apareció en el umbral, con una expresión seria en su rostro y una determinación palpable a su paso.
-¡Ethan! Necesito que recojas unos papeles para mí, Están en la sala de archivos, en el tercer piso.- Me llamó, y se sintió como su voz resonaba en el pasillo.
Era la primera vez que me llamaba por mi primer nombre, y me extrañó siquiera que me dirigiera la palabra pues normalmente, solo me enviaba un correo con las instrucciones que debía seguir. Por supuesto asentí con rapidez, tratando de mantener la compostura a pesar de la emoción que sentí al finalmente tener una interacción más humana con él.
-Por supuesto, señor Stone.- Respondí un poco nervioso, por suerte sin tartamudear pero cerca de haberlo hecho.
Tomé el ascensor hasta el tercer piso y me dirigí a la sala de archivos. Mi mente estaba dando vueltas pensando en las posibles implicaciones de ese encuentro, me preguntaba si tal vez él comenzaba a valorar y considerar mi presencia en la oficina.
Recogí los documentos y regresé a su oficina, tocando la puerta antes, donde lo encontré revisando algunos informes en su escritorio. Con manos temblorosas le entregué los papeles, evitando el contacto visual.
-Gracias Ethan, eso es todo por ahora.- Dijo brevemente, tomando los documentos de mi mano, simplemente para seguir concentrado en su tarea.
Asentí con nerviosismo, deseando poder decir algo más, pero incapaz de encontrar las palabras adecuadas. Mi corazón de nuevo latía con rapidez, me sentía tan tonto por ponerme así solo porque él me llamó por mi primer nombre, aunque la ilusión se fue cuando me di cuenta de que él ahora me ignoraría y se sumergiría en su trabajo por un buen rato.
Regresé a mi escritorio, pensando en todo lo que estaba pasando por mi cabeza y mi corazón. Me quería convencer de que Alexander me gustaba solo porque era guapo y exitoso, pues la verdad ni lo conocía, y hasta ahora su personalidad era algo completamente inaccesible, era frustrante, pero puse los pies en la tierra un momento al darme cuenta de que un alfa dominante como él jamás se fijaría en un beta común y corriente como yo, que no tenía nada para ofrecerle.
