Las Animas

La vida de Janikua había cambiado drásticamente desde que volvió al jacal de sus padres siempre tenía que cubrir su rostro ella jamás entendió el porque, era cierto que era diferente a sus hermanos su color de piel y ojos eran muy diferente, pero ese no era motivo para que su padre la despreciara de esa manera, sin embargo desde que había nacido Janikua la vida de Juana fue más difícil ya que las humillaciones se hicieron mucho más fuertes, pues desde que Jacinto vio a la niña algo le decía que esa niña no era su hija, pero su ego de macho herido no iba a permitir que el pueblo se riera de él, así que le pidió a Juana que tapara su vergüenza, la niña pocas veces salía el jacal y cuando lo hacía siempre iba cubierta con su rebozo, Jacinto solo estaba esperando sacar provecho de aquella niña pues después de todos años algún beneficio debía obtener.

Después de la última golpiza que Jacinto le había dado a Juana esta enfermo repentinamente, Janikua y sus hermanos al ver que su mamá cada día iba decayendo más decidieron llevarla al médico en contra de su padre pues él decía que era un chantaje de su madre, que no era nada, más ellos tomaron la decisión muy tarde pues antes de llegar a la clínica comunitaria Juana murió. Janikua se sentía devastada pues era la única persona que la amaba ahora que iba a hacer sin ella su destino se había vuelto más oscuro.

Los días pasaron, Janikua aún no se recuperaba del duelo de haber perdido a su madre cuando su padre ya la estaba maltratando, Janikua se encargaba de llevarle el almuerzo a sus hermanos y a su madre a las animas tenía que recorrer algunos kilómetros a pie, pero eso a su padre no le importaba, un día después de que llevará el almuerzo Janikua se metió al río, Cayetano que había seguido a la muchacha la observaba sin que ella se diera cuenta, vio como la muchacha se descubría el rostro dejando ver lo hermosa que era, poco a poco fue quitándose la ropa hasta quedar desnuda, fue en ese preciso momento que Cayetano se en capricho con ella, desde ese momento juro que esa mujer seria suya, miles de pensamientos cruzaron por su cabeza, era como si el demonio se hubiera apoderado de él, se dirigió lentamente hasta donde se encontraba ella, pero antes de que pudiera llegar alguien grito su nombre, Cayetano comprendió que no era el momento.

Janikua disfrutaba de lo fresca que era el agua, sin embargo un ruido entre la maleza la asustó recordando las palabras que le había dicho su madre – No debes mostrar tu rostro, los hombres de aquí son malos, su ellos descubren que eres diferente pueden ser muy crueles - , así que rápidamente salió del río y se fue hasta su jacal pues tenía que preparar la cena para su padre y hermanos.

Al terminar el jornal Cayetano se acercó a Jacinto y sin rodeos le dijo:

—¿Cuál es el costo de tu hija? —

—Esa muchacha no sirve para nada, con $5,000 pesos es suficiente, pero ya no acepto devoluciones, no quiero que me diga que no se lo advertí —

—Te los daré cuando me la lleves a la cantina —

Jacinto vio la oportunidad perfecta para deshacerse de Janikua además ya era tiempo de sacar algún beneficio además por fin podría librarse de aquello que le recordaba su vergüenza.

Jacinto llegó como de costumbre a su jacal, Janikua ya tenía preparada la cena, como todos los días se había cubierto el rostro para que su padre no la viera, su padre hermanos cenaron, pero justo cuando Janikua termino de recoger la mesa y limpiar, su padre la tomo del brazo.

—¿A dónde vas?, ni creas que vas a descansar, ya es tiempo de que tenga algún beneficio por criarte —

Janikua no podía desobedecer a su padre pues sabía que era peor, ella solo seguía a su padre como un cordero rumbo al matadero.