Phoebe es obligada por su padre a casarse con un frío y anciano hombre por dinero.
En tanto que el terminó comprando una esposa, y aunque esta le reclamara que fue obligada, el alega que nunca le puso un arma encima para aceptar.
Siendo ese el caso, donde su relación con una enorme diferencia de poder y edad prevalece por lo alto, donde deberá acostumbrarse a su nueva vida, ¿Podrá ella encontrar la felicidad?
¿Podrá su corazón al final sentir amor?
O la vida, caprichosa por naturaleza, al igual que el destino, ¿Le deparará algo más que moverá su mundo de pies a cabeza?
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Borrador
Phoebe observaba el enorme edificio al que había sido llevada, un guardia se acercó al auto y abrió la puerta.
— Señora Della Giovanna, bienvenida dijo el guardia ayudándola a bajar, Phoebe lo siguió a su paso podía sentir las miradas y murmullos.
Phoebe fue guiada a una oficina espectacular al abrir la puerta vio un enorme florero lleno de orquídeas. Al otro extremo, estaba Angelo tomándose un café y leyendo el periódico. Phoebe sintió la tensión que había siempre entre ellos
Ángelo la observó detenidamente definitivamente el cambio de ropa y corte de pelo le habían sentado de maravilla.
—Nos vamos dentro de una hora, puedes sentarte anunció Angelo dejando el periódico sobre la mesa. Hoy tendremos una fiesta, espero que puedas comportarte a la altura.
— Sí, señor dijo ella.
Ángelo se exasperó, se puso de pie y se acercó bruscamente a ella. Asustada Phoebe retrocedió al sentir el contacto de su mano.
— No lo haces bien Phoebe, deja de mirar el piso mi esposa no mira el piso exclamó el furioso.
—¿Es que no sé que quiere de mí?, pregunto ella.
— Que quiero de ti en resumidas cuentas, ¡Todo Phoebe!, exclamó Ángelo. Deja de mirar el piso eres la señora Della Giovanna. Comportarte como tal.
En el camino de regreso a la mansión, las palabras de Ángelo resonaban incesantemente en la mente de Phoebe: "Lo quiero todo". Pero, ¿qué significaba exactamente "todo"? Era una pregunta que se repetía constantemente mientras el paisaje pasaba fuera de la ventana.
Ángelo, con sus 65 años, y ella, una joven de apenas 18, habían sido unidos en matrimonio por imposición de su padrastro. Esta situación la hacía sentirse atrapada, sin apoyo y sin entender por completo los deseos de su marido. Ni siquiera su madre había hecho el esfuerzo de contactarla para saber cómo se encontraba o si necesitaba algo.
Las palabras de Ángelo resonaban en su cabeza. También su comportamiento la confundia por un lado le dejaba claro que no aceptaria que su actitud lo pusiera en entredicho y por otro la regañaba cuando se escabullia. También el hecho de que no hubiera ejercido su derecho como esposo la desconcertaba. Phoebe se preguntaba si él realmente entendía lo que necesitaba y deseaba. La joven se sentía atrapada en una vida que no había elegido y con un hombre que, a pesar de su elegancia y poder, continuaba siendo un enigma para ella.
A medida que el coche se acercaba a la mansión, Phoebe se hizo una pregunta ¿ qué pasaba con sus deseos? ¿con sus sueños?.
Esa noche, Ángelo esperaba en la sala, vestido con elegancia para asistir a una cena de gala, la primera a la que asistiría junto a su flamante esposa. La mansión estaba iluminada con luces tenues, y una melodía suave de piano flotaba en el aire, creando un ambiente de sofisticación y encanto.
Mientras tanto, Phoebe se preparaba para la ocasión en su habitación. Había elegido cuidadosamente un vestido que había separado la señora Pasquale. Era un vestido de seda negra con detalles de encaje que realzaban su juventud y belleza natural. Se miró en el espejo, preguntándose si Ángelo aprobaría la elección.
En el momento en que Phoebe descendió la majestuosa escalera de la mansión, Ángelo se volvió hacia ella y su mirada se iluminó. Phoebe lucía absolutamente deslumbrante, y él no pudo evitar sentir un resplandor de orgullo. Tomó su brazo y la condujo hacia la puerta, donde los esperaba un coche reluciente que los llevaría a la cena de gala.
Mientras se adentraban en la noche llena de estrellas, Phoebe y Ángelo se dieron cuenta de que, a pesar de todas las diferencias. La cena de gala sería una oportunidad para que Phoebe descubriera más sobre el mundo de Ángelo y quizás, en ese proceso, encontrara respuestas a sus preguntas sobre lo que él quería y lo que realmente necesitaba en esta inusual unión matrimonial.
Como era de esperar, la aparición de la flamante esposa de Ángelo despertó todo tipo de comentarios a su paso. La gente los observaba con curiosidad y murmuraban entre ellos, fascinados por la juventud y la belleza de Phoebe, que contrastaban con la edad y la elegancia de Ángelo.
A medida que se adentraban en la elegante sala de gala, Phoebe se sentía tanto deslumbrada como incómoda bajo los reflectores sociales. Las miradas de admiración y los comentarios susurrados la hacían sentir vulnerable. Sin embargo, Ángelo la guiaba con seguridad a través de la multitud, presentándola a distinguidos invitados.
Phoebe, a pesar de su juventud, mostró una elegancia natural y una gracia que impresionaron a aquellos que la conocieron esa noche. La conversación fluyó con facilidad a medida que interactuaba con la élite social y aprendía sobre el mundo al que ahora pertenecía. Mientras tanto, Ángelo observaba con orgullo a su esposa.
La noche avanzó, y Phoebe y Ángelo bailaron juntos en el centro del salón.
A medida que la noche llegaba a su fin y regresaban a la mansión, Ángelo compartió una mirada cómplice con su esposa, reconociendo que había hecho un buen trabajo.