La guerra de poder empieza con la traición de tu propia sangre. Elizabeth, ¿podrá encontrar el verdadero amor?
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En el palacio.
...Narradora...
Todos quedaron impresionados al ver a Elizabeth llegar del brazo del Duque, nadie se imaginó que la hija que expulsaron un día de la ciudad y con la que rompieron todo vínculo se convertiría en la gran Duquesa.
Isabela al ver a su hermana del brazo del Duque, sintió cada músculo de su cuerpo paralizarse
Su respiración se aceleró y no puedo evitar sentir celos por la buena suerte de Elizabeth. Cuando fue expulsada de la ciudad, fue de día más feliz de su vida.
Creyó que por fin se había desecho de ella. Durante muchos años, Carlota enveneno el corazón de Isabela, poniéndola en contra de su hermana melliza.
Ambas compartieron el mismo vientre, nacieron el mismo día, y son hijas del Sumo Sacerdote.
Ambas pertenecen a la última dinastía de Sacerdotes, ¿Por qué? Elizabeth tenía que ser la elegida de los dioses y ella solo conformarse con ser la sirvienta personal de una mujer rica.
No solo por tener el cabello rojo como la sangre y ser hermosa. Por 12 años, Elizabeth tuvo todo, era momento de qué todo cambiará.
Isabela apretó discretamente los puños de su mano, sin bajara cabeza frente el Duque y su esposa.
Ese gesto de soberbia de Isabela, molestó al Conde. Él también reconoció a Elizabeth, era la primera mujer que se le fue escogida para él, sin embargo, después de lo que hizo, la odio.
La odio tanto que maldice su presencia. Desde muy pequeños, Bruno se hizo a la idea de casarse con Elizabeth, ella era la Elegida para compartir su vida y darle hijos.
Sin embargo, al salir del Palacio y volver a su hogar, junto a su padres, Elizabeth se sintió libre, buscó en brazos de un forastero lo que sería para él.
Fue una traición, no solo a él; sino a la ciudad entera. Aun así, ahora era la esposa del Duque, bajó la cabeza ante ella y su majestad.
Carlota fue la más afectada al ver a los dos frente a ella. No solo la presencia inesperada de Elizabeth la hizo temblar.
Si no que también la del Duque. El hombre a lado de su hijastra fue conocido por ella. Carlota sostuvo con fuerza la mano del hombre a su lado, evitando caer al piso.
Sus piernas temblaron, al igual que cada parte de su cuerpo. El Sumo sacerdote sintió los movimientos compulsivos de su esposa.
La sostiene con fuerza, evitando que desmaye.
..."Es él... Es él. __ Se dijo a sí misma Carlota. Sin quitarle la vista de encima al Duque....
Imprudentemente, sus largas uñas se clavaron en la palma de sus manos, sintiendo un escalofrío por todo su cuerpo.
Su cara se puso pálida, el miedo de ser descubierta la hace temblar.
______ Soberbia. ___ Fue una sencilla frase que dice el Duque, pero, que puso a temblar a todos los que se encontraban a su alrededor.
De inmediato, todos inclinaron sus cabezas frente a ellos. Eso hizo inmensamente feliz a Elizabeth.
Durante años deseó ver a sus enemigos bajar sus cabezas, ahora que lo había logrado se sentía inmensamente feliz.
El Duque David, hace un ligero gesto con su mano, ordenándoles que pueden levantar sus cabezas.
______ Es un placer para nosotros tenerlos aquí. ___ Dijo el Conde Cordialmente, ignorando la presencia de Elizabeth.
_____ Mi esposa Jade, está cansada. La podrían llevar a sus aposentos.
David discretamente miró la reacción de Isabela y su madrastra Carlota. Ambas mantuvieron una expresión de amargura, aun así, no se negaron a llevar a Jade a su aposentos.
Ambas hacen una leve reverencia, y dice Isabela.
______ Señora Jade, por favor, venga conmigo, la llevaré a sus aposentos.
Isabela que llevaba un majestuoso vestido rojo, con encaje dorado que cubría su escote de corazón, y sus lujosas joyas que usaba en su cuello y en sus orejas.
Una corona sencilla, pero, que valía miles de monedas de oro. Su cabello rubio estaba recogido. Su maquillaje era sencillo, solo destacando sus labios rojos.
Toda su belleza se vio opacada por la belleza de su hermana Jade. Su cabello rojo combinaba a la perfección con su vestido verde esmeralda, cada joya que usaba fue mandada hacer solo para ella.
Cada piedra preciosa de su vestido fue mandado traer de otro continente. No había esposa más consentida que Jade.
Isabela caminó lentamente subiendo cada escalón hasta llegar al pasillo. Había varias habitaciones, aun así, la hacía enfuerecer darle la mejor a su hermana.
______ Estos son tus aposentos. ____ Isabela le ordena a su sirvienta personal que abra la puerta.
Elizabeth se mantuvo callada, observando cada gesto de su hermana y de su madrastra. Sabía perfectamente que su presencia las hacía enfurecer.
Cuando iba a decir algo, la puerta de la habitación de a lado derecho se abre y sale una pequeña niña con varias sirvientas a su alrededor.
_____ Madre... Madre...
Al escuchar que la pequeña llama a Isabela como Madre, Elizabeth voltea a verla; quedando impresionada con el parecido que la niña tenía con Isabela.
_____ Esmeralda, vuelve a tus aposentos. ____ Ordenó Isabela, sin querer que Elizabeth conozca sobria.
Con un solo movimiento de sus dedos, Elizabeth, (Jade) Dejó que la niña se acercara a ella.
_____ Hola, pequeña, ¿Sabes quién soy? ___ Usó un tono de voz dulce; como el canto de un ave.
Eso hizo enfurecer todavía más a Isabela. La cual no quería que su hija tuviera ni un contacto con Elizabeth.
_____ No... ¿Es invitada de mis padres? ¿Pertenece a nuestro círculo social?
_____ Soy la Duquesa de Dinamarca, la hermana de tu madre. ¿No habías escuchado de mí?
Esmeralda desde muy pequeña ha escuchado varios nombres entre ellos el del Duque David y su esposa Jade.
La niña hace una leve reverencia frente a Jade, y dice.
______ Su majestad, para mí es un placer conocerla.
Esmeralda estaba muy buen educada. Isabela planeaba comprometer a su hija con el hijo del Duque David.
Esa fue una de las razones por las cual había enseñado a su hija con tanta devoción.
Jade dio un ligero paso hacia delante, las sirvientas de la pequeña Condesa se abren para que pueda acercarse a ella.