Si Me Pudieras Querer

Nico estaba en la cocina,  terminaba de preparar una sopa para Helena,  se había quitado la chaqueta y lucía una muy justa camisa blanca a la que le había subido las mangas y se había zafado los primeros tres botones para más comodidad. Mientras apagaba el fogón sonó su teléfono y lo contestó con el auricular que llevaba puesto.

- Parisi.

- Señor, ya tengo la información que me pidió- se quedó escuchando y no dijo nada- El personaje es muy simple, enseguida lo encontramos, se llama Raúl Sarmiento, trabaja en un consecionario de autos, no tiene relación alguna con sus padres o algún otro familiar, y tiene una orden de alejamiento interpuesta por su anterior pareja por abusos, lo demás es irrelevante, le gusta ir de bar en bar y muchas veces con prostitutas.- Nico mientras escuchaba se había girado, quedando de frente a Helena que ya estaba despierta y que él no había oído llegar a la cocina.

- Gracias- le dijo a quien estaba del otro lado del teléfono- sigue las instrucciones que te di antes.- y colgó sin más.

Helena estaba con la boca abierta,  admirando el hombre que tenía delante, tragó grueso y le dijo.

- Señor Parisi ¿ Que hace usted aquí?¿ Como entró a mi casa?- él puso una sonrisa ladina y respondió.

- No pienses que soy un acosador que hace copias de las llaves de sus secretarias para sorprenderlas mientras duermen- bromeó- Dani me abrió la puerta.

- ¿ Que?¿Dani sabe de esto? - dijo señalando su cara y su jefe asintió.

- Oh Dios, eso si es un problema.- ella se tapó la cara.

- No te preocupes,  no será un problema, ya nosotros hablamos- él trató de calmarla.

- ¿Porqué será que ahora estoy más preocupada ?

- No va a pasar nada Helena,  ven siéntate,  toma la sopa que hice, te vendrá bien.- le dijo tomándola de la mano para acercarla a la mesa.

- ¿ Usted cocinó para mí?- pregunto ella de pie, junto a él.

- Sí,  porqué te extrañas, yo se cocinar, y lo hago muy bien- le aclaró.

- Perdón,  es que nunca lo imaginé cocinando.

- ¿ Y puedo saber como me imaginaste?- se acercó más a ella.

Ella volvió a mirarlo y trató que no se notara lo nerviosa que la puso esa pregunta.

- No es que me lo imagine haciéndome algo, es que de siempre verlo en la oficina, no lo veo como un hombre de hogar. - dijo y se dio cuenta que mientras más explicaciones trataba de dar, más se enredaba.

- Pues soy un hombre de hogar- le dijo y siguió pegándose a ella, que ya no podía retroceder más pues a su espalda tenía la mesa- y de familia, y sueño con tener hijos y una esposa que me vuelva loco- le decía en el oído. - y podría hacerte lo que pidas.

- Señor Parisi- le habló ella con la poca fuerza que le quedaba por tenerlo tan cerca- la sopa, se va a enfriar- el carraspeó su garganta y se separó de ella.

- Tienes razón,  siéntate, ya te la traigo.- se giró y fue hacía la olla a servir la comida.

Comieron en silencio todo el rato.

- Helena¿ Te pasa algo? Es que estás muy callada.

- No, es que se me hizo raro despertar y encontrarlo en mi cocina.

- ¿ Quieres que me vaya?

- No, no.- el esbozó una pequeña sonrisa con su respuesta.

- Pues  te voy a decir algo, a mí no me molestaría para nada, despertar y encontrarte en mi cocina.- ella abrió la boca buscando aire sin saber que decir y se puso roja, pero antes de que pudiera contestar algo, Ding dong, se escuchó el timbre de la puerta.

- Están tocando- dijo ella desorientada, como si aquella no fuera su casa.

- Debe ser Dani,  vi que había olvidado sus llaves cuando salió. - ella fue a levantarse para tomar las gafas , prefería que no la viera así- No te cubras- le indicó él ‐ se pondrá peor, es mejor que te vea y le cuentes todo, voy a abrir.

Fue hasta la puerta y efectivamente era Dani que al ver a Helena corrió a ella.

- Helena ¿ Como ocurrió esto? ¿ Porqué no me avisaste? Lo hubiera matado.

- Por eso mismo no te dije, no quiero que tengas un problema por mí.

- Helena no creo que estés diciéndome eso.

- Bueno- dijo Nico interrumpiéndolos- como ya llegó Dani para hacerte compañía,  yo me voy.

- Gracias por todo señor Parisi,  perdone la molestia.- contestó ella.

- No es ninguna molestia, un gusto haberte conocido Dani.

- El gusto fue mío,  gracias por cuidar de Helena.

- Lo volvería a hacer.- salió de la casa con su chaqueta en la mano, mientras se acomodaba la camisa.

-¿ Me puedes decir cuando me iba a enterar que ustedes son tan íntimos como para que él te cocine y te cuide?- le dijo Dani.

- No inventes, el señor Parisi solo quiso ser amable, no somos íntimos.

- Señor Parisi,  yo  pensé que le ibas a decir Nico o Nick o algo más amoroso.

- Dani,  te voy a restringir la entrada en mi casa, eres una mala influencia.

- Jajajajajaja,  no me amenaces o cuando tu novio,  barra jefe, venga otro día lo dejo fuera.- se burló de ella.

- Dani no te inventes historias.- le dijo amenazándole con el dedo.

- ¿Tú estás ciega verdad? ¿ Tú no ves que ese hombre está loco por ti? - el chico no podía creer que ella no se daba cuenta de eso- Créeme que sí, yo no recuerdo haber mirado a una mujer como él te mira.

- Déjalo Dani,  yo no le gusto en verdad, y además yo no puedo mirar tan alto, yo soy solo una secretaria.

- No creí escuchar nunca eso de tu boca- le reprochó sus palabras- despierta Helena,  tú vales para eso y para mucho más. Y te puedo asegurar que le gustas a ese hombre y sé que él te gusta a ti, eso no es mirar alto, es mirar al frente.

- Ya deja el tema Dani y ven a comer que el señor Parisi hizo una sopa riquísima.- y con esto último se cerró la conversación.