Colágeno

Estamos en el departamento, cenando con nuestras chicas, cuando al teléfono celular de Douglas entro una llamada, pude ver el identificador, en las llamadas era de su papá, así que disimuladamente, estuve pendiente de todo lo que decía.

—Hola, que más—Dijo Douglas

No sé que respondió o que dijo, pero lo que Douglas dijo me dejó frío

—¿De verdad papá, mi mamá te dijo que si van a volver?.

Douglas se despidió y llegó a nosotros con una sonrisa resplandeciente.

—¿Qué paso amor? ¿Por qué tanta felicidad? — pregunto su novia.

—Es que mi mamá y mi papá van a volver —Dice con una sonrisa más grande aún.

No pude lo juro, pero no pude disimular mi cara de inconformidad y de enojo, así que me levanté y me fui a la habitación.

—Amor espera, ¿Qué pasó? —Mariana va detrás de mí. 

—Nada no pasó nada, que podría pasar—Así que la agarre del cabello, la lance a la cama, le di la vuelta, le subí el vestido y entre en ella sin siquiera besarla, tocarla, pero a ella eso le encantó, ya que gritaba como una posesa, la trate como a una prostituta es que tenía tanta rabia ¿no sé por qué? Ella grita, pero antes de llegar, me doy cuenta de que no me coloque el preservativo, así que salgo de ella de inmediato, ella me mira sin saber qué paso, yo solo entro al baño, y me doy un baño de agua fría.

—¿Rodri que pasó? ¿Qué fue eso?—Pregunta confundida. 

—Nada, solo que no use el preservativo—Le digo sin darle importancia a su enojo. 

—Amor se supone que llevamos casi un año juntos y es normal que no lo usemos. 

—No vamos a hablar de lo mismo, mejor te vas para tu casa, no estoy de humor.

—Le digo señalando la puerta, ella solo se acomoda el vestido y sale de la habitación.

No sé qué demonios me pasó, tanto coraje por qué ella volvió con el imbécil de José Alfredo, si antes no la valoro por qué ahora lo va a hacer.

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Esos días siguientes José Alfredo se comportó totalmente diferente, la mayoría de las veces me invitaba el almuerzo, siempre en el salón, ya que no me da tiempo ni de salir a comer, por lo menos me envía tres mensajes al día, está noche quiere cenar, pero en la casa, acepte que viniera por qué se está esforzando, eso lo puedo notar Tampoco es que soy tan mala para no darme cuanta.

Él llega tan imponente como siempre, su aura desprende dominio por dónde se le mire, no les puedo negar que una de las cosas que me enamoro de él fue eso, como siempre le gusta tener el control de las situaciones, siempre tiene una solución para todo, pero un día todo ese control, se le salió de control ja, ja, ja, y buen término separándonos. 

—Traje tu vino favorito, —me saluda con un beso de media luna como le llaman. 

La verdad que ese contacto me recorrió todo el cuerpo hasta posarse en mi parte más íntima, debí ponerme roja por qué me miro divertido. 

Nos fuimos a la mesa, le pedí a Reina que sirviera la comida, ella sirvió, la verdad es que se lució con la comida, preparo el plato favorito de José Alfredo junto con mi postre favorito.

La cena estuvo muy rica, la verdad, pero el coqueteo que José Alfredo tenía conmigo durante toda la cena me tenía nerviosa, les juro que estoy toda mojada, no sé si es el efecto que este hombre causa en mí o será el tiempo sin tener intimidad. 

Después de tomarnos la botella de vino. 

—Bueno, creo que es hora de irme, —Dice levantándose del sofá. 

Yo lo miré sin entender de que iba todo, todo el rato no hizo otra cosa que coqueteando y

mandarme señales, y ahora dice que debe irse, si lo que piensa es que le voy a pedir que se quede, pues se equivocó. 

—Todo estuvo muy bien, gracias por la cena, por la compañía—Le digo caminando hacia la puerta clara señal que si pretende irse, pues no me importa. 

—Nos vemos mañana a la hora de la comida, —me da un beso cerca de mis labios que para mi duro una eternidad lo único que quería en ese momento era besarlo y hacer no sé cuántas cochinadas.

—Hasta mañana—Atino a decir. 

José Alfredo sale de la casa, y se va como si nada, él estaba pensando que le iba a rogar, es tan machista que espera que sea yo quien le pida que se quede, está clarito, la Katrina, esa que le rogaba por atención por amor sé a cabo, él mismo la mato. 

 Así que me dirijo al baño, lleno el jacuzzi, le coloco unas esencias, espuma, me sumerjo en ella. 

Qué relajante es, con una copa de vino mucho más aún, de repente comienzo a imaginar muchas cosas pervertidas, cosas que me gustaría hacer, comienzo a tocar mis senos mientras le doy un sorbo a mi copa. 

Sigo tocando mientras tengo mis ojos cerrados, acaricio mi cuerpo, hasta llegar a mi parte baja, allí me quedo dando suaves masajes en mi botón sensible, causando un escalofrío por todo mi cuerpo, después de un rato mi cuerpo convulsiona por el placer que me provoca, joder qué divino se sintió eso. 

Después de controlar mi respiración me hundo toda en el jacuzzi, después de mi baño me voy a la cama para quedarme dormida de inmediato.

Esa noche dormí como un bebé toda la noche, me levanto temprano como todos los días para ir al trabajo, la verdad es que dormí muy bien.