NovelToon NovelToon
LIBERAME. Saga Destruyeme Parte II

LIBERAME. Saga Destruyeme Parte II

Status: En proceso
Genre:Posesivo / Arrogante / Dominación / BDSM / Escena del crimen / Enfermizo
Popularitas:3.8k
Nilai: 5
nombre de autor: DayMarJ

Soy Eros Montalbán. A simple vista, un estudiante brillante de medicina. Pero por dentro, soy otra cosa. Algo que no encaja. Algo que no se puede domar.

Desde niño he sentido esa pulsión: el cosquilleo en los dedos, la sed, la oscuridad. Mi madre me enseñó a mantenerla bajo control, a domar la bestia… pero incluso ella sabe que es cuestión de tiempo. Porque la sangre de Lucas Santori corre por mis venas, y su legado me pertenece.

Mientras el mundo celebra mi genialidad, yo observo desde la sombra. No busco amor, ni redención. Busco respuestas. Y si el precio es desatar lo que llevo dentro… entonces que el mundo arda.

NovelToon tiene autorización de DayMarJ para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

CAPÍTULO 6

⚠️⚠️⚠️ ADVERTENCIA DE CONTENIDO ⚠️⚠️⚠️

Este capítulo contiene violencia explícita, escenas sangrientas, tortura y contenido perturbador que puede resultar sensible para algunos lectores. Se recomienda discreción.

Si eres menor de edad, impresionable o prefieres evitar descripciones crudas de violencia, te sugerimos omitir este capítulo o avanzar con cautela.

🔺 CONTENIDO NO APTO PARA TODO PÚBLICO 🔺

...ΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩ...

..."No fue el destino quien los unió, fue la podredumbre de sus almas; iguales en su tormento, idénticas en su oscuridad."...

DIAS ANTES

HELENA.

Contengo la respiración cuando siento que roza mis piernas. Lucho contra las náuseas que me produce ver la perversión en la cara de este viejo.

Él es un hombre mayor, de ojos claros y sonrisa impecable. Podría pasar por alguien atractivo a simple vista. De esos tipos que aún conservan el encanto de la juventud en los rasgos… pero basta con mirarlo dos segundos más para notar la sombra detrás de su mirada. Esa que se arrastra como un parásito pegado a su alma.

Sé perfectamente qué clase de hombre es.

Un enfermo. Un maldito depredador. Un hijo de puta que se disfraza de profesor amable y sabio, mientras hunde las manos en el infierno que él mismo ha construido.

No es solo un rumor entre pasillos. No es solo lo que se dice en voz baja en los baños de mujeres o en los grupos de WhatsApp.

Lo he visto.

He visto cómo se queda mirando a las chicas con esos ojos asquerosos. Cómo les sonríe como si no pasara nada, mientras alarga las palabras, mientras “ofrece ayuda”, mientras insinúa. Y peor aún… sé de una que cayó. Una chica con la que hablé, una vez, llorando en un baño, repitiendo que no podía decir nada, que nadie le creería.

Y si eso fuera poco…

Tiene una hijastra.

Una niña callada, retraída, que evita el contacto visual con cualquier hombre. Y no es difícil adivinar por qué.

Todos lo sospechan. Nadie lo dice. Ella no ha denunciado.Le tiene miedo y con razón. Él tiene poder. Tiene conexiones. Tiene esa apariencia de “hombre intachable” que lo convierte en intocable para la mayoría.

Pero yo no.Yo lo veo como es.

Y hoy es el día en que ese bastardo va a pagar por todo.

El aire está cargado. No huele a cigarro ni a perfume barato. Huele a encierro, a sexo sucio, a humedad podrida.

Estamos en un motel de mala muerte, en la zona más asquerosa de la ciudad. Aquí no vienen los que buscan placer, sino los que tienen algo que ocultar.

Las paredes están descascaradas, manchadas de humedad, como si el tiempo mismo hubiese vomitado sobre ellas.

Las sábanas… ni siquiera están limpias. Tienen manchas que no quiero identificar. Lucen igual de asquerosas que el colchón hundido que parece gemir solo con mirarlo.

No hay luz natural, solo un foco tembloroso en el techo que parpadea, como si también se resistiera a ver lo que está a punto de suceder.

Y él, Lorenzo Serrano, está ahí, sentado en la cama, con esa sonrisa torcida y esos ojos de hielo que no parpadean.

Un hombre que muchos aún llaman “respetado docente de anatomía”. Un enfermo con título. Un monstruo con corbata.

No puedo evitar recordar a Sofía. Mi amiga.

La única que tuvo el valor de decirme lo que le había hecho.

—Me chantajeó, Helena —me contó, temblando, entre lágrimas—. Dijo que si no me acostaba con él, me haría perder la materia… y mi beca.

Lo hizo y no se detuvo ahí.

Cuando la culpa lo alcanzó, cuando comenzaron los rumores, cuando una compañera lo vio entrar con ella al consultorio… él no tuvo reparo. No se defendió como un hombre. Se defendió como una serpiente.

Dijo que fue ella quien se le insinuó. Que era una obsesionada. Una alumna inestable que lo acosaba.

Y como si no bastara con manchar su nombre, mostró fotos. Fotos íntimas que él mismo le había tomado el día que abusó de ella.

Dijo que eran “pruebas”, que ella las había tomado con su celular para “seducirlo”.

Mentiras. Asquerosas, malditas mentiras.

Las fotos se filtraron.Y Sofía no lo soportó.

La sociedad, cruel como siempre, la destruyó en redes. En los pasillos. En su casa.

La presión, la vergüenza, el dolor… la empujaron al borde.

Y un día… simplemente dejó de contestar los mensajes. Decidió irse por su propia cuenta, quitarse la vida, sanar el dolor y la verguenza para siempre.

Él la uso, la destruyó, y ahora está aquí, intentando hacer conmigo lo mismo.

Pero yo no soy Sofía. No voy a llorar. No voy a rogar. Y si este desgraciado cree que me tiene en sus manos…Está a punto de descubrir cuán equivocado está.

La puerta rechina de lo vieja cuando se abre.No necesito mirar.

Sé perfectamente quién es.

Todo estaba planeado.Yo sería la carnada.El anzuelo para este maldito cerdo.

Lorenzo ni siquiera se inmuta al principio. Cree que tiene el control, como siempre. Cree que puede seguir jugando a ser el depredador.

Pero esta vez no es él quien caza.

Antes de que siquiera pueda girarse o preguntar quién ha entrado, una sombra veloz lo atrapa.

Un brazo fuerte, preciso, como una garra de acero, le envuelve el cuello.

Serrano intenta resistirse, pero apenas logra emitir un gemido sofocado antes de que el estrangulamiento lo reduzca.

Sus piernas patalean torpemente. Sus ojos se abren, desorbitados, mientras trata de tomar aire.

Pero no hay aire para él. Solo el silencio que precede al castigo.

En cuestión de segundos, se desploma, desmayado, inerte como la basura que es.

—Bien hecho, pequeña-dice, su voz grave, profunda, cargada de satisfacción.

Me levanto de la cama lentamente.

Mis ojos se encuentran con los de mi tío, el único hombre en este mundo por el que metería las manos al fuego.

Y, aún temblando por la adrenalina, le susurro con rabia contenida:

—Quiero que sufra, tío. Quiero que pague con sangre el daño que ha hecho.

Él asiente. Y yo sé que lo hará.

Porque en nuestra familia, la venganza no es una opción, es un deber.

Lo sacamos por la puerta de atrás. Ya me había asegurado de que no quedaran cámaras ni rastros de nuestra presencia en ese asqueroso motel. Era el lugar perfecto para atraerlo, lo suficientemente sucio y olvidado como para desaparecer a alguien sin dejar huellas.

Durante el camino hablamos sobre lo que sigue. Sobre cómo debería morir. No hay debate sobre si debe hacerlo… solo sobre cómo. Porque está claro que merece sufrir y mucho.

Llegamos al lugar. Una vieja casa de campo en mitad de la nada, alejada de cualquier mirada curiosa. Bajamos al sótano, el sitio donde se ejecuta la verdadera justicia. El sitio destinado para los que no merecen redención.

Lo amarramos a una silla vieja, oxidada, tan rota como su alma. Lo despertamos a cachetadas.

Serrano parpadea, confundido. Está asustado. No entiende qué hace aquí.

—Sé todo de ti, Lorenzo —le digo con frialdad—. Sé lo que hiciste con Sofía, con tu hijastra. Y no solo con ellas… también con Lucía, con Valentina, con todas las chicas que usaste y luego arruinaste. Eres un maldito cabrón.

Sus ojos se clavan en el otro hombre que permanece en la sombra, quieto, observando.

—¿Y ese hijo de puta quién es? —escupe, tembloroso.

—Yo lo llamo el Verdugo —respondo con una sonrisa seca—. Porque eso es lo que hace: se encarga de que cada quien tenga exactamente lo que se merece.

El hombre comienza a forcejear en la silla, la furia reemplazando al miedo. Empieza a gritar, a escupir insultos entre dientes, a lanzar amenazas vacías con voz temblorosa.

—¡Maldita zorra! ¡No saben con quién se están metiendo! ¡Van a pagar por esto! ¡Los voy a—!

—Está hablando demasiado —interrumpo con frialdad, sin siquiera mirarlo directamente.

Extiendo la mano sin decir nada. Mi tío a mi lado entiende de inmediato. Me pasa las tijeras metálicas, pesadas, frías como la intención detrás de mi gesto.

Me acerco lentamente a Serrano, que se retuerce en su asiento al verlas brillar bajo la tenue luz del sótano.

—Es hora de callarte permanentemente, profesor.

—¡NO! ¡NO, POR FAVOR! ¡NOOO!

Pero no me tiembla la mano. No esta vez.

Sus gritos se convierten en alaridos desgarradores cuando la hoja atraviesa su lengua, silenciándolo de una vez por todas. La sangre brota como un río oscuro, caliente, sucio… igual que él. Arrojo la parte de su lengua mutilada al suelo limpiándome con asco la sangre de ese malnacido.

Mi tio, su verdugo permanece inmóvil, observando. Su rostro impasible. No hace falta que diga nada. Ambos sabemos que esto apenas empieza y que ahora es su turno.

El hombre llora y se retuerce, ahogándose casi con su propia sangre. La escena me provoca una carcajada que no me molesto en contener. Mi tío me lanza una mirada cómplice, ladeando una sonrisa torcida. Luego toma el alicate y me hace la señal. Asiento. Ya entendí.

Lo observo acercarse al bastardo, sin prisa. Lo hace como quien disfruta cada segundo del proceso. El verdugo está en su elemento.

Los gritos que siguen son inhumanos. Cortos, desgarrados, entrecortados por el dolor. Mi tio destroza a golpes y sin compasión cada uno de sus testicul0s,sin prisa, produciendo el mayor dolor posible. Me cruzo de brazos y miro sin pestañear. Aquí no hay redención. Solo justicia.

Luego con una calma que podria helar la sangre de cualquiera cierra el alicate en el miembr0 del hombre y lo retuerce hasta que este destroza una parte. No hay palabras para describir los sonidos que salen de su boca mutilada. Solo gritos sordos, bestiales. Se convulsiona, con los ojos tan abiertos que parecen a punto de explotar.

Mi tío se detiene un momento, lo observa extasiado.

—Aún no acabamos, colega —murmura.

Mi tío sujeta la parte que queda del miembr0 ensangrentado con precisión. Sus manos no tiemblan, su rostro permanece impasible. Comienza a retorcer, lentamente, como si quisiera que cada fibra se rompiera por separado.

El profesor, o lo que queda de él, forcejea con un dolor tan brutal que los sonidos que emite ya no parecen humanos. Se convulsiona, escupe sangre y lágrimas, intentando gritar sin lengua, sin dignidad, sin alma.

La carne cede.

Poco a poco.

Hasta que finalmente, con un desgarrador chasquido húmedo, el trozo que quedaba se desprende. Mi tío lo lanza al suelo como basura inútil.

El cuerpo del hombre se estremece violentamente. Un espasmo lo sacude entero. Y con la última fuerza que le queda, cae de lado, aún atado y ahora inconsciente.

Un hilo de sangre caliente serpentea por el suelo de cemento.

Y yo, simplemente, sonrío.

El cuerpo aún tiembla, apenas consciente, cuando mi tío se acerca de nuevo. Lo zarandea un poco hasta que el desgraciado abre los ojos con esfuerzo. El rostro se le ha deformado entre el dolor, el miedo y la sangre seca.

—¿Sabes lo que se siente ser destrozado por animales? —le susurra mi tío al oído, con una calma espeluznante.

El tipo intenta moverse, pero ya ni fuerzas tiene para gritar.

—Ve por Kira y Otto, pequeña —me dice sin apartar la mirada de su presa.

Asiento en silencio y salgo de la habitación. Afuera, en la oscuridad del terreno, esperan como estatuas las dos bestias que entrenamos desde cachorros. Kira, la hembra, mezcla de lobo canadiense y pastor alemán. Otto, más grande, más fiero, parte malamute, parte infierno.

Les abro la puerta del sótano.

No dudan.

Bajan con paso firme, olfateando la sangre antes de lanzarse como si reconocieran el mal en aquel cuerpo inútil.

Gritos ahogados, carne desgarrada. No necesito mirar. He visto suficiente.

Mi tío observa la escena con la tranquilidad de quien ve llover tras una ventana. Se gira hacia mí con una sonrisa serena.

—¿Lista para la universidad en unos días?

—Sí —respondo, sin emoción.

—¿Sabes lo que tienes que hacer?

Lo miro a los ojos, con determinación.

—Lo tengo muy claro, tío.

1
🤎 Lisseth 🤎
Excelente gracias
Nancy RoMo
lucas solo esta haciendo q lo odien y cuando sepan la verdad lo van a odiar mas 😮‍💨
Alejandra 🩷
ahora sí está mal todo!! Lucas está cometiendo un error al no decirle la verdad a Valeria , por qué ahora eros piensa que su mamá lo traicionó 🥹
Alejandra 🩷
eso! chingatelo por cobarde ! jajajaj
Alejandra 🩷
inteligente el muchacho 🥹👏de tal palo ya está la astillita
Mar
jajajaja esto está muy bueno maratón dame un lindo maraton /Sob//Sob//Sob//Sob/
Nancy RoMo
esto esta de infarto necesito mas x favor 🥺🙏🙏🙏
🤎 Lisseth 🤎
Excelente gracias
Alejandra 🩷
ahora sí Lucas sabrá lo que eros puede llegar hacer por su madre! maratón porfis porfis 🥹❤️‍🔥
Alejandra 🩷
a la madre!!!!! ahora sí se va a poner sabroso!!!!👏
Alejandra 🩷
y aquí eros demostrando que no lo va a perdonar cuando sepa la verdad!
Jesica Ortiz
entonces... si es Lucas, Dante es el papá de Helena, y serian primos con Heros?!
Nancy RoMo
entre mas tarde en contarle la verdad a valeria, mas va a odiarlo despues
Nancy RoMo
la q mas sufrio en todo esto fue valeria 😣, lucas siguio una vida sin dolor de perder a nadie
🤎 Lisseth 🤎
Excelente gracias 🙏
🤎 Lisseth 🤎
Vez Lucas aunque te cueste mucho trabajo aceptarlo la amas con locura
🤎 Lisseth 🤎
Aunque él no lo quiera aceptar el la ama 🤔🧐🤨
Melisa Salvador
Me encanta la descripción de los capítulos, muy buenos
Alejandra 🩷
deja te doy otra cachetada para que reacciones ! 😉 ella necesita saber para que no le llore a un muerto, por qué sin memoria o con memoria tu eres su lucas !
Alejandra 🩷
aaaaa verdad!! no que no !?😂😅👏ya callo!
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play