Una tragedia marca la vida de Isabella Moretti. Años más tarde el amor vuelve a ponerla a prueba.
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CAPÍTULO 4
CAPÍTULO 4.
Por Isabella.
-Te conseguí una cita con el psicólogo para hoy a las 6 p.m. en punto. Me decía Mariana durante el almuerzo en el trabajo.
La verdad es que la escuchaba, pero no me interesaba. Sabía que no tenía sentido seguir asistiendo a esas consultas. Pero mis amigas creían que me ayudaban. Yo simplemente asentía para que crean que estaba interesada en ello. Pero la verdad es que no era así.
El día de hoy, estaba con demasiado trabajo. Valentino tenía algunas juntas para darse a conocer como nuevo CEO y yo tenía que encargarme de los demás pendientes y de asegurarme de que tenga todo lo necesario a su alcance. Luego del almuerzo volví a mi sitio de trabajo. Valentino debía regresar en un momento de un almuerzo, por lo que decidí adelantar lo que podía en caso de que me necesitara.
De repente, un hombre alto, más alto que Valentino, ingresó al piso por el ascensor. Un hombre de tez trigueña y pelo color azabache. Muy elegante, pero no se comparaba con la belleza de Valentino.
-Buenos días, preciosa. Estoy buscando a Valentino Marshall. -Exclamó divertido.
-El Sr. Marshall no se encuentra ahora, pero si me dice su nombre, le avisaré que vino a buscarlo.
-Pero qué modales los míos. - Dijo, inclinándose sobre mi escritorio. -Mi nombre es Francisco Guevara. Un amigo de Valentino. Y tu preciosa, ¿me dirás tu nombre? Ah, y no olvides anotarme tu número de teléfono. -Exclamo risueño.
Se veía desde lejos que ese hombre era un don Juan y que lo único que buscaba era coquetear. Aunque también parecía gracioso. Creo que solo intenta ser amable y hacerme reír por un rato. Sin embargo, no alcance a responderle, ya que Valentino acababa de acercarse. Noté su cara transformada por la molestia. No comprendía nada, creí que eran amigos.
-¿Ahora intentas seducir a mis empleadas? -preguntó.
-¿Cómo crees? Le decía a la señorita que necesito hablar contigo. Es todo.
-Bien. Ven a mi oficina.
Mientras se alejaba, Valentino me observó con molestia. Espero que la actitud de ese tonto no me traiga problemas con el trabajo. Mi jefe estuvo reunido con el hombre durante unas horas. Cuando este salió de su oficina, se acercó a mí ofreciéndome una sonrisa encantadora y elevando una de sus cejas.
-¿Ya lo anotaste, preciosa?
-No se dé que habla, señor. -Dije
-Tu número de teléfono. -Exclamo guiñándome un ojo. Creo que solo intentaba molestar a Valentino.
-Francisco. Creí que te ibas. -Exclamó Valentino, detrás de él, con sus brazos cruzados.
-Claro. Te veré mañana. Señorita, no se olvide. - Exclamó y finalmente se fue.
-¿Puedes pasar a mi oficina? -exclamó Valentino seriamente.
-Sí, señor. - Exclamé, siguiéndolo.
Ingrese a su oficina esperando lo que iba a decirme. Se lo notaba muy enojado, probablemente le había ido mal en alguna de sus citas, pero a pesar de todo, intenté pensar en positivo. Aunque eso no duro demasiado.
-Señorita Moretti. Quiero dejarle en claro que el hecho de que sea la asistente del presidente de la compañía no significa que pueda coquetear con cualquier persona que venga a verme.
-¿Qué? ¿De qué habla?
-La he visto coqueteando con Francisco Guevara. Señorita, esta es una empresa seria. No puedo permitir que las personas que trabajan aquí dentro hagan lo que quieran. Y usted debería entenderlo.
-No se dé que habla. En ningún momento coquetee con el señor Guevara. Él vino a buscarlo y yo…
-¿Y tú aprovechaste la oportunidad para estar de casamentera?
-¿Qué? ¡Qué dice! ¡Usted está totalmente loco! ¡Nadie le da el derecho a hablarme de esta manera! ¡Usted no tiene ni idea de lo que ocurre conmigo, ni con mi vida privada! ¡No le debo explicaciones! -Grite sumamente ofendida.
-¡Soy su jefe! ¡Y no voy a permitir que este de zorra por los pasillos!
-¡Usted no tiene escrúpulos! ¡No sabe lo que está diciendo! ¡Es un completo idiota!
Valentino se acercaba cada vez más a mí hasta estar a escasos centímetros de mí.
-Repita lo que dijo.
-Usted es un completo idiota. No tiene respeto por nadie. ¿Quién demonios crees que eres para tratarme de esta manera? Ni siquiera escuchas lo que tengo para decir. De todas formas, ¿qué te importa? ¡Es mi vida!
-Me importa porque esta es mi empresa y tú eres una simple empleada de mierda.
En ese instante, la furia salía por todos mis poros. ´Le estampé una cachetada en la mejilla y lo empujé con todas mis fuerzas y azotando la puerta de la oficina me dirigí a mi apartamento. No me importaba nada. Estaba enojada y no quería verlo. Es un completo idiota. Me dirigí a mi apartamento olvidando completamente la cita con mi psicólogo. Estaba cegada por la furia. Además, me estaba preparando para recibir mi carta de despido o peor, una denuncia por haber agredido a mi jefe. Me duche, cene y me dormí temprano. Era viernes otra vez.
****************
Por Valentino.
No he podido dejar de pensar en esa chica desde que la vi en el bar. No comprendo el porqué, pero hay algo que llama mi atención. Cuando regrese a mi oficina luego de la junta con los proveedores y la vi con el idiota de Francisco Guevara, la rabia nació en mí. No es que me importara lo que ocurría con la chica. Si no que no iba a permitir que Francisco enrede a mis empleadas en sus jueguitos. Se que a veces él lo hace para bromear con los empleados, pero con Isabella no lo permitiría.
Reaccioné mal. Lo reconozco. Sin embargo, jamás esperé que alguien me responda de esa forma. Digo, soy Valentino Marshall. Nadie se atrevió jamás a levantarme la voz y mucho menos a responderme de esa manera. Decidí no hacerle caso. Lo dejaría pasar por esta vez, probablemente el lunes vuelva con el rabo entre las piernas rogándome para que no la eche.
Por el momento debía preocuparme por las noticias que traería mi padre sobre las cavas en California. Su última acción como presidente de la empresa, fue encargarse de visitar California. La casa de los mil recuerdos y las cavas donde nuestro sueño comenzó. No hubiese podido ir por mi cuenta. Al llegar a casa, recibí una llamada de papá avisándome que regresaría a Chicago mañana sábado, por la mañana. Al parecer tenía buenas noticias, pero me las informaría en la cena de mañana por la noche. No comprendía por qué tanto misterio, pero así es mi padre. Deberé ser paciente.
gracias autora