La historia de Brandon Nixon y de Rita Valdéz es un relato conmovedor de resiliencia y redención. Después de que un evento traicionero lo dejara en silla de ruedas, Brandon se encuentra en una encrucijada, no solo enfrentando las limitaciones físicas, sino también el dolor emocional de una traición. Rita por su parte busca desesperadamente un respiro del ambiente tóxico creado por su esposo agresivo. al aceptar el trabajo, como cuidadora de Brandon, Rita no solo encuentra un escape temporal, sino también una oportunidad de sanar y de reconstruir su vida. A través de su mutua dependencia, Brandon y Rita desarrollan una amistad inusual, pero fortalecedora, demostrando que incluso en medio de la adversidad, la esperanza y la compasión pueden florecer, ofreciendo nuevas perspectivas de vida y de amor.
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Capitulo 11 Su mirada intensa me quema
(*Rita)
Me sentía devastada y solo encontraba consuelo quemando las prendas de Ramón, pero luego de tomar un cuarto de la botella reflexione.
"Él me mintió"
"Él me engaño"
"¿Por qué debo estar aquí llorando?"
"Mejor debo disfrutar de mi libertad"
Reflexione derramando el licor avivando más las llamas, lance la botella a un lado y recordé la invitación de Bianca a su despedida de soltera, por lo que la llamo para confirmar donde iba a ser.
📱BIANCA... SOY RITA... ¿DÓNDE HACES TU DESPEDIDA?. Le pregunté ni bien atendió.
📱RITA... ME ALEGRO QUE ME LLAMES... CREI QUE ESTARIAS CON TU ESPOSO. Me respondió.
📱NO... EL VIAJO ("Tomo un viaje de ida y nunca más de regreso", pense).
📱OK... TE PASO LA UBICACIÓN. Respondió y cortó.
Mientras me enviaba la ubicación ingresé a la casa y tome una lencería de leopardo que no había usado aún para llevarle de regalo. Al recibir la ubicación me cambio usando un enterizo al cuerpo.
Me rocíe perfume y maquille como nunca había hecho. Cerré la casa y pedí un Uber que me llevo hasta la disco donde hacía Bianca su despedida.
Al llegar me encontré con otras seis enfermeras, todas nos conocemos del trabajo y tenemos esta relación cercana, yo siempre las trato amablemente, pero jamás soy muy íntima en revelar mi vida privada.
-RITA... QUE GUSTO. Me recibe Bianca que se nota lleva unos tragos encima, luce una corona de novia y tiene una máscara con la cara de su futuro esposo, lo conozco es otro enfermero que es nuestro compañero.
-Te traje un presente. Le digo entregándole la caja envuelta en un moño muy coqueto.
-GRACIAS... NO DEBISTE MOLESTARTE. Me dice abriendo emocionada y al ver la prenda diminuta se ríe nerviosa.
-PARA LA NOCHE DE BODAS. Le digo.
-MEJOR LA ESTRENO ANTES... ASI ME ASEGURO QUE NO SE ESCAPE. Responde divertida.
-VAMOS A NUESTRO LUGAR. Anuncia una de las chicas llamando nuestra atención.
Todas nos encaminamos al segundo piso, hay un par de sofás blancos con unas mesas enfrente repletas de bebidas que se ve ellas pidieron y unas picadas.
-TOMA RITA... BRINDEMOS. Me insiste, chocamos los vasos y bebo ese daiquiri que tiene más adornos que una carroza.
No estoy acostumbrada a este ambiente ruidoso, me había acostumbrado a las noches de películas y cena en la cama con Ramón. Él solo durante el día quería tener relaciones, en cambio a mí me atraía la noche, pero siempre debía apegarme a sus costumbres, ahora era libre de decidir que hacer con mi tiempo.
La verdad no estaba segura de que hacer, esto me abrumaba, trataba de sonreír y hacer de cuenta que prestaba atención a la charla que mantenían, pero lo cierto era que me quería ir.
-RITA... TU QUE ME ACONSEJAS... YA QUE TE CASASTE... DEBO HACERLO. Me consulta en un momento Bianca que se notaba tenía elevado el nivel de alcohol.
-NO TE GUÍES POR MI... CADA UNO LO HACE FUNCIONAR A SU MANERA. Le respondí.
-ESO ES CIERTO. Responde.
Al rato unos chicos se aproximan invitando a bailar, las chicas se incorporan aceptando y las veo que se menean muy alegres.
-¿Tú no bailas?. Me pregunta uno y niego con la cabeza mientras bebo mi trago.
Se sienta a mi lado y me susurra.
-Podemos ir a un lugar más privado y hacer nuestra propia fiesta. Me susurró en un tono sugerente, acariciando mi pierna hacia arriba, me gire propinándole una bofetada haciendo que su rostro gire 360 grados.
-Idiota. Le dije incorporándome molesta para alejarme de él.
Al avanzar choque con un hombre alto musculoso, levanté la mirada y me sorprendió ver al señor Brandon.
¿Que hacía aquí?
¿Será que estaba con alguien?
Le pregunté si quería unirse a la fiesta, en eso el tipo que quiso propasarse conmigo se atreve a decir que estaba con él, para mí sorpresa el señor Brandon me abraza de la cintura alejándome de ese tipo.
De repente siento que mis pies no tocan más el piso y veo a Noel que me recuesta en su hombro sin hacer ningún esfuerzo, se ve que creen que no puedo caminar, mejor para mí, estos zapatos me matan, no se para que me puse tan altos, no estoy acostumbrada, siempre ando de zapatillas cómodas.
La manera en que me mira el señor Brandon me da a entender que cree que estoy tomada, claro que tome, pero no al nivel de perder la cordura, en ese sentido soy consiente aún.
Noel me lanzó al interior del auto como si acomodara un bolso, por suerte los asientos son bien acolchados, los sentí blandos al caer.
El señor Brandon se sienta a mi lado, con él me siento en confianza de expresar mis emociones, varias veces lo escuché, fui su cojín de descarga emocional, por los que podía escucharme ahora a mi.
Le consulto que tenía de malo, para que no tenga suerte en el amor y le enseño mi figura, en una de esas él como hombre me de una opinión más acertada.
Ramón había pisoteado mi autoestima por tanto tiempo, haciendome creer que tenía defectos y él era el único que valoraba lo que yo era .
Él seño Brandon se puso nervioso al verme, se apresuró a vestirme, se ve que no soy lo suficientemente atractiva para que quiera vestirme y no lo contrarió.
Escuche que Noel le dijo que me llevarían a la mansión, les pregunté el motivó, el señor Brandon me dió una explicación larga, sentía que no eran del todo sinceros.
Pero eso ahora no era un problema para mí, la mansión era como mi segundo hogar, hace más de medio año que vivía ahí.
Otra razón que dijo el señor Brandon de que me llevaba era para asegurarse de que coma, más motivo para desconfiar que algo pasaba, él jamás se preocupo en saber si comía o no. Era yo la que lo impulsaba a comer.
Noel me alzó nuevamente llevándome escaleras arriba, que me cargue de ese modo me estaba gustando, jamás me habían alzado así, yo era siempre la que levantaba a mis pacientes.
Me divertía a su costa, creían que estaba tomada y no era capaz de tener equilibrio, por lo que le hacía la broma de volver a bajar las escaleras, pero el señor Brandon freno mi diversion al impulsar que me bañé.
"Tan mal uelo", pensé.
Puede ser, tengo impregnado el olor de la disco y conociendolo es muy delicado con los aromas, ademas de exigente con la limpieza y pulcritud de todo lo que lo rodea.
Él se instaló en la habitación sentado en el sofá, lo mire un momento, no tenía deseos de moverse hasta asegurarse que me bañé, por lo que le hice un baile desde el baño, lanzando mis prendas ante él, como señal de que me bañaría. Se ve que funcionó al rato escuché que salió.
Me introduje en la tina, sentí el agua caliente relajar mi cuerpo, llene de espuma, cubriendo mi cuerpo, me estire hacia atrás relajandome y me undi hasta el fondo, el sonido del eco que se formaba en mi oido por la burbuja de aire retumbaba, cuando de repente escuché que algo se estrelló contra el piso, me eleve comprobando que sin querer con mi rodilla toque el pote de crema haciendo que se estrelle en mil pedazos, antes que salga a juntar me sorprendió el señor Brandon ingresando de golpe en el cuarto de baño.
-Lo siento. Atiné a decir.
-No es nada. Respondió con la voz ronca y se puso a juntar los trozos de vidrios que le produjeron una herida en su dedo índice de la mano derecha.
No tenía mi botiquín ahí para curarlo, por lo que le tomo el dedo succionando para detener el sangrado, note que mi acción hizo que el iris de sus ojos se expandieran, su mirada intensa me quema, no se porque mi corazón se aceleró, mi cuerpo empezó a arder y de la nada el me toma del rostro apoderándose de mis labios.
Debía alejarme, eso no era correcto, pero a la vez me gustaba, era la primera vez que sentía un beso así de intenso.
Ramón siempre iba a lo concreto, de manera brusca, sin calentar la pava para el te, solo empujaba, apretaba, ordenaba lo que quería y probaba conmigo todo lo que veía en esas páginas para adultos que vendían la ilusión del máximo goce. En mi caso jamás sentí nada de eso.
Con Brandon descubro sensaciones únicas, es como si tuviera un imán y mi cuerpo fuera atraído por él, me recorre un cosquilleo único, mi corazón late acelerado como si quisiera salir de mi pecho, mis manos cobran vida propia recorriendolo completo, puedo sentir que los ejercicios hacen efecto, tiene marcado sus músculos, su fisonomia es firme.
Siento su desesperado intento por despojarse de sus prendas y antes que las rompa lo ayudo a desprender sus botones de esa camisa blanca en algodón fino. Me atrae contra su cuerpo, moldeandome a él, sentí como su piel se erizo por mi proximidad y en un momento su hombria golpea mi cuarto.
No recordaba que fuera tan así, grueso, musculoso.
¿A caso alzó pesas con ella?
Caminamos sin dejar de besarnos hasta que siento chocar la cama con mis piernas, por lo que me giro haciendo que él se acueste, y tener una mejor vista de lo que me comería.
Quería dominar la situación, saber lo que era estar arriba, me acomode sobre su vientre dejando que me invada completamente, se acopló tan bien como si fuéramos dos piezas de rompecabezas.
Me moví enérgica, y mi ritmo cada vez más se incrementaba, sentir que me movía todo, que me acariciaba mi interior y sus manos mi exterior, avivaron la llama de la lujuria, se me nublo el juicio, me enloquecí de placer, sonidos brotaban de mi boca, coreo la primer letra del abecedario, nunca emitía ningún sonido, ahora brotaban de manera involuntaria.
Él moldea en sus manos mis lomas y las saborea, me aprieta los glúteos, lo incentivo a que lo haga con más fuerza, me enrienda sus brazos en mi espalda acostandome a su lado, moldeamos nuestros cuerpos formando las diferentes letras del abecedario. Me giro sobre su eje dándole la espalda como jinete sobre su corcel, le succiono la lengua, me encanta sentir su aliento que exhala agitado. Me gira poniéndome frente a él, presionando su pecho contra el mío. Los dos jadeamos intensos, nos miramos con fuego en los ojos y siento como su hombría se sacude bruscamente en mi interior al llenarme con su escencia, es caliente y eso me gusta. Nos besamos apasionados sin separarnos.
Su aroma me gusta, sus besos y caricias son intensos, señal que me desea, no es como una tarea más, como algo físico, no es solo dos cuerpos danzando, sino que nuestras almas se conectaron.
Me sentía tan en las nubes cuando veo en su rostro un gesto de dolor.
Me preocupe, él recién estaba volviendo a la normalidad y por mi culpa estaba por quedar paralizado nuevamente.
Sin pensarlo le puse la inyección y le aplique el masaje que me enseñó la doctora japonesa en caso que presente un síntoma de endurecerse del dolor.
Se ve que funcionó porque a los pocos minutos él nuevamente me tenía acoplada a él.
Me tomé con más calma, y le brinde una atención con suaves movimientos. Pero tuvo un efecto diferente en él, que me taladro contra el colchón haciéndome ver las estrellas del firmamento. Me sujeto de las muñecas sobre mi cabeza, antes esa posición no me gustaba, ahora la gozaba al máximo. Sus manos recorren mi figura presionando cada parte, me hace un masaje de lomas como si fuera masilla entre sus manos, tiene una cordinación entre masajear y presionar las cimas rosadas de ellas. Su lengua me hace un examen de garganta tocándome la campanilla, siento su corazón golpear mi pecho y su jadeo agudo que ahogo en mi boca, me enloquece. Tuve múltiples or#as#os entre sus brazos que no sentí cuando me quedé dormida.