Lucia tiene que vivir bajo el odio de su propia familia sin saber el porqué, toda su vida ha sido así. En la escuela conoce a Liam, un chico que parece interesarse en ella, pero para su sorpresa, Fernanda, la hermana de Lucia, está enamora de Liam, lo que causara mayores problemas para Lucia…
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ES HERMOSA!!
Mientras Lucía y Abby recorrían los pasillos de la universidad, tratando de ubicar sus respectivos salones, en otro lugar de la ciudad un joven de ojos grises se preparaba para comenzar el día.
Liam Thompson, frío por fuera, aún más frío por dentro.
Y mientras él ajustaba su camisa frente al espejo, en la planta baja su padre ya tejía planes que no le consultaba.
—Buenos días, Liam. Te presento al señor Richard Hudson, padre de Fernanda Hudson. Estudiará contigo este año —anunció Frederick, el padre de Liam.
—Buenos días, padre… Buenos días, señor Hudson —respondió el chico con educación distante.
—Buenos días, Liam —saludó Richard con una sonrisa protocolaria.
—Dígame Thompson, señor Hudson. Liam es para mis amigos. Que tenga un buen día… Adiós, padre.
—Oh… Okey. Igualmente, joven Thompson.
Apenas cruzó la puerta, Richard miró a Frederick con cejas alzadas.
—Tu hijo es muy frío y serio, Frederick.
—Sí… es así desde la muerte de su madre —respondió, sin añadir más palabras.
El silencio habló por él.
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Afuera, recostado sobre el capó de un auto deportivo, Max esperaba. Cuando vio salir a su amigo, alzó las cejas.
—¡Buenos días, amigo! Pensé que no ibas a salir. Te he esperado por una hora.
Liam rodó los ojos.
—No seas llorón, Max. Recién llegaste. Y me encontré con el padre de Fernanda… al parecer, ella también estudiará conmigo este año.
—¿Es en serio? Esa niñita viene loca por ti desde el año pasado…
—Ni lo digas. Es insoportable. No entiende que no quiero nada con ella.
—Bueno, vamos ya. Seguro están entrando. ¿Te vas en tu coche?
—Claro, no pienso esperarte a la salida de clases —dijo con una sonrisa sarcástica.
—¡Chistoso! —resopló Max, riéndose mientras entraban al auto.
Cinco minutos después, llegaron a la universidad. Liam aparcó en su lugar habitual y salió con paso seguro. Max iba unos pasos detrás, distraído.
Estaban cerca de su salón cuando, al doblar una esquina, algo —o alguien— chocó contra él de lleno.
Ambos cayeron al suelo. Ella, encima de él.
—¡¿Qué te pasa?! Fíjate por dónde vas... estu... —pero las palabras se le atragantaron.
Liam la miró, y por un segundo el mundo pareció detenerse.
Su rostro. Su voz. Esa energía...
Era hermosa. Había algo en ella que lo desarmó en el acto.
—Lo siento, de verdad —dijo ella, incorporándose rápidamente—. No fue mi intención chocarme contigo. Voy tarde…
Liam parpadeó, aún impactado.
—Disculpa tú… no te vi venir. ¿Dónde queda tu salón?
Unos pasos más atrás, Max se quedó boquiabierto. Jamás había escuchado a Liam disculparse con nadie. Siempre respondía con dureza, incluso groseramente. Verlo así lo dejó sin palabras.
—La verdad no sé muy bien… —respondió la chica, nerviosa—. Solo sé que es el salón “C”. ¿Sabes por dónde queda? Perdón por preguntar, es que... voy tarde.
—No te preocupes, yo te llevo. Estás en primer año, supongo.
—Sí, es mi primer año. Por cierto, me llamo Lucía… y tú… ¿podemos ir caminando mientras me dices?
Liam esbozó una pequeña sonrisa.
—No te preocupes, vamos. Max, ven y cierra la boca o se te meterán moscas.
—¿Eh...? ¡Sí, ya voy! —dijo Max, recuperándose del shock.
—Me llamo Liam. Y él es mi amigo, Max.
—Un gusto en conocerlos.
—Igualmente —respondió Max, aún incrédulo.
Llegaron frente al salón. Liam tocó la puerta suavemente.
—Bueno… aquí es —dijo.
—Gracias… y perdón nuevamente por la caída.
Lucía se giró hacia la puerta justo cuando esta se abrió de golpe.
—Buenos días, señorita —dijo el profesor con una ceja arqueada—. ¿Se le hizo tarde? La clase comenzó hace cinco minutos.
Lucía tragó saliva, sonrojada.
Y detrás de ella, recostado en la pared, Liam solo observaba. Por primera vez en mucho tiempo, algo dentro de él se había movido. Algo que no entendía… y que no sabía si quería entender.