Sabina, una conocida mafiosa, se ve obligada a criar a los hijo de su hermana luego de que está muere en un trágico accidente. Busca hallar respuestas para sabre toda esa situación y saber quien se atrevió a matar a su gemela.
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capítulo 4
POV Daniel
Me despierto sudado, con el cuerpo ardiendo en medio de la noche, otra vez. Ojalá pudiera entender qué significan estos sueños, pero solo lo sabré cuando la encuentre.
Desde el accidente, todo ha sido confuso. Cuando mi madre me dijo que Diana estaba embarazada, no dudé ni un segundo en volver con ella. No recordaba por qué habíamos terminado, pero no podía dejarla sola en esa situación. Al poco tiempo apareció la mujer de mis sueños... o de mis pesadillas. Desde entonces sueño con ella cada noche sin entender por qué. Nunca más la he vuelto a ver.
En mis sueños estamos juntos, felices. La tengo entre mis brazos, siento su risa, su aliento. Pero siempre, invariablemente, el sueño se convierte en pesadilla. Vuelvo a vivir el accidente. Y entonces despierto. Cada vez con más ansiedad, con más necesidad de respuestas. Quisiera preguntarle qué pasó, pero después de la manera en que la eché de mi vida... no creo que quiera volver a verme.
Estuvo a mi lado incluso cuando le rogué mil veces que se fuera. Y al final, fui un idiota con ella. La única manera que encontré para alejarla fue lastimándola. Ahora estos sueños no me dejan en paz, y sé que solo ella puede explicarme qué pasó realmente en el pasado.
Bajo las escaleras para buscar un poco de agua. Luego de cambiarme, hago algo de ejercicio para despejar mi mente. Pasadas las siete y media de la mañana, revivo en mi mente la llamada de Diana: sus padres nos han invitado a desayunar. Ya sé por dónde viene todo esto.
Poco después de haber alejado a Ámbar, Diana perdió al bebé. Desde entonces, insiste en que nos casemos. Pero no siento nada por ella. El amor que alguna vez existió ya no está, y no puedo seguir adelante sin saber qué pasó con la mujer que me persigue en sueños. Ignoro su mensaje y me dirijo al baño. Después de ducharme, me preparo para ir a la empresa familiar.
***
Narrador omnisciente
Ya completamente vestido, Daniel llegó a la empresa y se sumergió en el trabajo. No fue hasta pasado el mediodía que recibió la esperada llamada del investigador privado. Sin perder tiempo, lo citó en su oficina.
El hombre llegó puntual, con una carpeta en la mano. Daniel la tomó con cierto nerviosismo.
—¿Esto es todo? —preguntó, hojeando los documentos.
—No fue fácil encontrar a alguien con la escasa información que me dio —respondió el investigador—. Además, la mujer tiene poder. Solo conseguí datos actuales. No hay nada sobre su pasado, ni sobre su familia, ni siquiera sobre el padre de sus hijos.
—¿Hijos?
—Sí. Tiene gemelos, de aproximadamente cinco años. Aquí está todo lo que pude averiguar.
Daniel abrió la carpeta. Al ver su foto, un escalofrío le recorrió el cuerpo. No solo había encontrado a Ámbar, sino que ella era la dueña de la empresa con la que él quería asociarse para el proyecto hotelero. Sus ojos no podían apartarse de su imagen.
—Bien. Tal vez vuelva a contratarlo en el futuro —dijo, cerrando la carpeta.
Le pagó y el hombre se marchó. Poco después, su amigo Fabio entró a la oficina.
—¿Quién era ese tipo que acaba de salir? —preguntó con una ceja alzada.
—¿Ahora controlas a mis invitados?
—Uy... lo siento. Pero qué sensible amanecimos hoy. ¿Volviste a soñar con tu fantasma?
—Te he dicho que ella existe —replicó Daniel, al tiempo que tomaba la foto de Sabina y se la extendía—. Y esta es la prueba.
Fabio la observó detenidamente.
—Creo haberla visto antes…
—Es la dueña de Costa Azul y de varias cadenas hoteleras más.
—¡Claro! Es de ella de quien te hablaba. Espera… ¿ella es la mujer que te tortura todas las noches?
—Sí.
—Bueno, mírale el lado positivo. La volverás a ver, y quizás puedas aclarar tus dudas. Con el nuevo proyecto...
—Y nada —interrumpió Daniel—. Esa mujer se fue hace años. Rehizo su vida. Por lo que averiguó el investigador, incluso tiene hijos.
—¿Y eso qué? Si esa diosa de mujer me mirara, no me importaría que sus hijos me dijeran “papi”…
—Eres un bastardo.
—Me hieres profundamente —replicó Fabio, con tono dramático. Daniel rodó los ojos y guardó la carpeta en su caja fuerte.
—El negocio con los hoteles sigue en pie. Hay que agendar una reunión con su equipo.
—Yo me encargo —respondió Fabio, y se puso de pie.
Pero antes de que pudiera salir, las puertas de la oficina se abrieron bruscamente. Diana entró, furiosa.
—Hola, Day… —saludó Fabio con incomodidad, pero al no obtener respuesta, decidió marcharse rápidamente—. Mejor los dejo solos.
Daniel se sentó, sin siquiera mirarla.
—¿Necesitas algo?
—¿Solo eso vas a decir? ¡Te estuvimos esperando más de una hora! Mi padre está furioso con esta situación. No puedes seguir dejándome plantada, Daniel.
—Jamás confirmé mi asistencia.
—He soportado años de tus desplantes y humillaciones, pero faltarle el respeto así a mi padre, no...
—Tú misma lo estás diciendo, nadie te obliga a soportarme. Acepta que esto ya no tiene sentido. Dile a tus padres que tú y yo terminamos hace mucho.
—¿Cómo puedes decir eso? Después de lo que pasó con nuestro hijo... ¡me prometiste casarte conmigo!
—No quiero repetirme. Lo que pasó con nuestro hijo fue devastador, y lo lamento profundamente. Pero no puedo cumplir una promesa que ya no tiene sentido. No te amo, Diana. Y si tú no quieres ver eso, no puedo ayudarte.
—No puedes hacerme esto. ¡Te he esperado por años!
—Ese es el problema. Eres una mujer hermosa, de buena familia, educada. No deberías seguir esperando por alguien como yo. Lamento haber prolongado esto tanto, pero eres tú quien se niega a ver la verdad.
—Daniel...
—Por favor, vete. Y desde ya te advierto: esta vez, aunque llames a mi madre, no habrá marcha atrás. Mañana mismo daré a conocer que nuestro compromiso se acabó. Ya no quiero seguir fingiendo algo que no existe.
Diana se acercó para retenerlo, pero Daniel se apartó.
—Basta. Si tú no te vas, me iré yo.
Se soltó de su agarre y salió de la oficina, ignorando los gritos desesperados de Diana que resonaban tras él. Llevaba más de cinco años aguantando sus escenas, y sabía que si no ponía fin ahora, nunca lo dejaría en paz.
***
Por su parte, Diana, fuera de sí, dio vuelta todo lo que encontró a su paso en la oficina. Con los ojos llenos de rabia, murmuró para sí misma:
—Vas a pagarme por todas estas humillaciones, Daniel. No hice todo esto para que ahora quieras dejarme como si nada. Tú eres mío… y eso es un hecho.
Daniel le hace falta agallas
por fin van a poder ser felices
No sé siñe a la típica historia romántica, es un drama que marcó vidas e hizo justicia .
💯 recomendada 👌🏼😉