Obsesiones que matan, enredos irreparables, lascivia, seducción, lujuria y sobre todo la pasión.
La vida la a golpeado de muchas maneras, principalmente con un matrimonio irremediablemente roto, ella, siendo una arquitecta de renombre y una diseñadora famosa, se adentra en el mundo de los negocios.
Creyendo que su vida no mejoraría más, su exesposo quien se desposo nuevamente con su amante, vuelve y pone su mundo de cabeza.
Y cuando todo no podía ser peor, un Coronel, un exnovio de años atrás quien se encuentra comprometido, se reencuentra con dicha mujer que le provoca de nuevo una obsesión que dañara a los que están a su alrededor.
Por eso, nadie sabía que los engaños fueran tan placenteros como lo que despertó en la fría Celine Blackwood y el indomable Coronel Alexander Morgan.
Después de todo, ¿Los amantes lograran tener su final feliz? ¿Podrán los Villanos de esta novela sobrevivir a las adversidades?
Trilogía "Hijos del Engaño"
Enemy to lovers.
Tomo 1
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Capítulo III
¿Qué sientes al ver que todo va como nunca imaginaste? Eso es lo que veía, a mi madre, desde de haber caído en un deprimente lapso, pero corto de su vida la veía mucho mejor de lo que jamás pude haberme imaginado.
El fresco aire soplaba su melena castaña viéndose tan fresca y saludable, se veía feliz con Lovely.
—Desde aquí no lograrás nada Celine.
Reconocía esa voz, ese calor que era mi lugar desde mucho antes de haberme casado, el hombre que me dio su apoyo y me permitió hacer primera vez una sola cosa por mi misma.
—Ah mejorado, sigue yendo con el psicólogo.
—Una vez a la semana, ayer vino Adam a verla, también dijo lo mismo que tú, y si, se ve mejor.
Mire a mi papá, un hombre de cabellos negros y ojos grises, aún veía ese brillo al ver a mi madre, conocí su historia, un amor que venció todos los obstáculos, pero ahora, cuando todos nos estábamos marchando una depresión cayó sobre mi madre, empezó a sentirse sola junto con unas ganas insufribles de ya no querer subsistir en nuestro mundo, pero todo mejoró gracias al día en que me case.
—Cariño, quiero que dejes de pensar en todo —Dijo— Te casaste, sufriste esos años, no quiero que pienses que fue por una obligación debido a la salud de tu madre.
—Papá, quiero que sepas, que nada lo hice por la fuerza.
Lo abrace con fuerza trasmitiendo mi amor, los amaba, pero también sabía una cosa, que me había perdido a mi misma, ame aun hombre que no sentía lo mismo que yo, ahora sabía lo que quería, cosas con las que quería llenar el vacío en mi interior.
—Bueno, no sigamos hablando de cosas melancólicas, cuéntame, como va tu imperio.
Sonreí y tomado de su brazo juntos nos encaminamos hacia el jardín donde el resto de mi familia se encontraba. Así fue mi tarde, de lo mejor, justo como ahora que disfrutaba de su toqué.
Era una mujer con necesidades, eso era lo evidente, no lo ansiamos tan seguido, tampoco era un hombre ocupado, sino un hombre que buscaba experimentar con una mujer y yo, me vi en la necesidad de aceptar esta relación sin sentimiento, me encontraba en la silla con su cabeza entre mis piernas y lo disfrutaba.
—Esta todo bien.
—Si, no te detengas.
Aclare volviendo a meter su cabeza entre mis piernas, podía sentirlo, sentir ese escozor que me recorría la espina dorsala en un exquisito extasis que me hacía temblar del placer, siguió, no se detuvo en ningún momento hasta que termine de sentir el placer. Mi pecho subía y bajaba descontroladamente.
—¿Qué tal lo hice?
Sonreí ante su pregunta, cuando comenzamos con toda esta locura, le enseñe algunas cosas, pero el alumno superó al maestro, baje las piernas de sus hombros y me incline hacia el depositando un ligero beso en su frente.
—Deseas que conti...
El toque en la puerta, rompió toda la magia de nuestro encuentro y nos vimos frustrados, se colocó de pie arreglando su ropa y cabello y yo de la misma manera lo imite, me volví hacia mi escritorio y renové mi trabajo al igual que el lo hacía, tomando su posición en el sofá conforme me decía las cosas de la lista de socios.
—Adelante
Dije calmada, mientras anotaba o desechaba a los que no me importaban, o que eran demasiado egocéntricos como pata aceptar a una mujer entre las líneas de su empresa.
—Señora, el nuevo cliente esta afuera.
—¿Qué? Creí que nos veríamos dentro de tres semanas.
—Al parecer hubo un adelanto, señora.
—Bien, has que pase y trae algo de beber, por favor.
Liam sonrió con ligereza antes de salir detrás de mi asistente, suspire hondo al sentir una presión que inexplicablemente me daba una mala señal de que algo vendría, quizás, tan solo era que ya me encontraba paranoica.
Un suave toque resonó de nuevo y se trataba de mi asistente quien abrió la puerta permitiéndome el paso al hombre que entraba tan fresco como una lechuga. Así como la puerta se abrió, deseaba que volviera a cerrarse. Mis ojos se abrieron al compás de que lo vi, su musculatura robusta y delgada, ese cabello rubio, esos ojos negros y esa horrenda risa en sus labios.
—Señora, se encuentra bien
—Si, si, estoy bien, por favor déjanos
Dije sin apartar la vista de el, de esos ojos tan oscuros cual la noche. Me era un momento tan caótico en ese momento que no lograba comprender, que demonios hacia el aquí. No me levanté, no me inmute ante su presencia, permanece en mi lugar sin borrar la cara de desagrado que me tenía el verlo, no le demostraría lo contrario, no lo dejaría las puertas abiertas de nuevo.
—Hola Celine
Su voz ronca resonó en toda la oficina y yo mordí mi mejilla al sentir el tono tan familias con el cual pronunció mi nombre al sacarlo dentro sus labios. Eso, solo provocó que sintiera unas insufribles ganas de sacarlo a patadas de mi oficina, pero no podía permitírmelo, no después de todo lo que me hizo.
—Por favor, le pido que nos hablemos como es debido, de cliente a trabajador, puede hacerlo señor Mayers —Dije con una sonrisa cortes, pero en el apareció una sonrisa aun más grande de oreja a oreja.
—Oh, por supuesto que si, señorita Blackwood
Lo sentí, lo escuché, la ironía, el sarcasmo en su manera de dirigirse a mi me exaspero. Cerré mis ojos por un momento, inhalando, llenando mis pulmones para buscar no enfurecer e ir a cometer una locura.
—¿Qué es lo que deseas John?
Dije, finalizando con toda esta estupidez, sabía bien, que no lograría nada, lo conocía tan bien, que todo en el era transparente.
—Valla, que rápido dejas pasar las cosas, creí que habías cambiado, pero veo que sigues siendo la misma Celine de antes
Hablo mientras se sentaba en el sofá con comodidad, una comodidad que me hacía sentir incomoda, pues al contrario de él, yo no me sentía cómoda ni con la confianza de estar hablando con tal normalidad y tranquilidad con alguien, y mucho menos si, ese alguien, se trataba de mi ex marido.
—Hice una pregunta John, por favor, te pido de la manera más atenta, que no me hagas perder mi tiempo y saliva —Mencione tajante, esperando a que hablara, aun cuando su voz me molestaba de cierta manera.
—Por qué tan rápido Celi, no nos vemos desde hace tres años, no quiero apresurarme
—Pero yo si tengo prisa al contrario de ti, tengo una vida y trabajo, si no deseas algo más que una charla amistosa, temo que no te la daré, así que ahí esta la puerta
Su risa exploto, esa carcajada con un timbre de arrogancia y sorpresa, me hizo apretar la mandíbula. Lo conocía bastante bien, su machismo y ego eran su punto débil, el sentirse despreciado por mi, una mujer, el sexo débil no lo hacía más que aumentar sus ganas por estrangularme.
Sus ojos cambiaron, se veían más oscurosos casi inyectados por la ira, por mi desprecio evidente, pero no me importaba, ya no tenía ese mismo poder sobre mi, ya no me controlaba con facilidad, ya no era la misma de antes, o eso es lo que pensaba. Pues sobre todo, el me enseñó a ser distante, reservada, gélida y sobre todo precavida.
—Bueno, al ser una visita no bienvenida. Solo quería que tu agencia construyera y diseñará la mansión en la cual viviré con mi esposa
Pase saliva ante eso último, solo me limité a asentir y presione el botón del intercomunicador haciéndose escuchar la voz de mi asistente.
—Por favor, comunícate con Christopher y dile que hay un nuevo cliente que desea discutir asuntos de construcción y diseño...
—De inmediato.. Desea que cancele el la junta con el socio mayoritario a las ocho..
—No, ahora mismo iré al departamento de diseño, por favor, puedes traer los planos a mi oficina
—En segida señora..
Sin voltear a verlo y demostrar que su visita me era del todo indiferente, cerré todo en mi escritorio y me estaba preparando para marcharme, no queria estar en el mismo lugar donde el se encontrará, me daba pánico el solo hecho de verlo tan fresco y radiante, como si el pasado no importara.