El Reinado De Juliette

Era un día lluvioso. Juliette partió a Xxnate en silencio. Aquellos ojos llenos de vida, ahora, sin brillo, se tornaron de un violeta intensamente oscuro, estaban hinchados de tanto llorar.

La persona que la acompañaba estaba preocupado pero no podía decir nada, cuando lo intentaba se formaba un nudo en su garganta.

A unos metros de la entrada de aquel reino, Juliette pidió que el carruaje se detuviera.

– Aún no hemos llegado Juliette – Se preocupó el asistente.

– No quiero que la vida de más personas corra peligro por mi culpa – Contestó la joven al bajarse del carruaje.

– No digas estupi… – Emir no terminó la oración, ver la cara de la joven lo paralizó.

– Emir… Por favor.

No era una expresión amenazante, era lo contrario, tenía una dulce y agradable sonrisa posada en sus labios. Tal vez esa sería la última que la vería. Emir no desconfiaba de las habilidades de la joven, pero no podía evitar preocuparse de que fuese demasiado para ella, pues la noticia que recibió fue muy impactante. Él sabía que aún no conocía por completo a la albina y justamente eso le ponía los pelos de punta.

La joven se marchó bajo la intensa lluvia, dándole la espalda al carruaje.

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Ya pasado un buen rato, el clima se volvió más intenso, hacía mucho frío, el cielo se oscureció debido a las grandes nubes negras que se juntaron sobre Xxnate y sus alrededores, la lluvia no tenía intenciones de parar y con ellas empezaron los fuertes relámpagos.

Esto preocupó demasiado a los 2 hombres que estaban en el carruaje, los caballos estaban tranquilos porque no podían ver ni oir, eso calmó un poco la ansiedad de los hombres, que se habían preocupado de que estos huyeran por el mal clima.

Pero su mayor preocupación fue que la joven no volviera después de tanto tiempo.

Un escandaloso rayo cayó muy cerca donde estaban, cegandolos momentáneamente. Cuando estaban volviendo a recuperar la vista, vieron lo que parecía un monstruo, pues: su figura negra era enorme y sus ojos brillaban intensamente mientras desprendía lo que parecía vapor de su boca, tal vez por el frío que hacía afuera.

Al parecer se dirigía hacia ellos, pues cada vez estaba más cerca, esto por supuesto que alarmó a los 2 hombres, deseaban que fuese su imaginación.

Otro rayo cayó solo que un poco más lejos e iluminó a aquel “monstruo”. Quedaron sorprendidos al ver que Juliette cargaba en cada uno de sus brazos a dos soldados de su reino, no se podría decir si aun estaban con vida. En su espalda cargaba con el cadáver de su gran entrenador: William Smith.

La muchacha se notaba bastante cansada, le costaba respirar correctamente, sus ropas, rostro e incluso su cabellos estaban manchados con aquel espeso líquido rojo. Fue entonces que los dos hombres se apresuraron a ir a ayudarla: aquellas personas eran muy pesadas, no entendían de dónde había sacado la fuerza para cargar con todo ellos a las vez.

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Llegaron a Ino Deseon, donde se encargaron de los dos soldados, llevándolos para tratar sus heridas y demás. Juliette se negó a que alguien más llevase el cadaver de William, se ofreció para hacerlo ella, al principio no querían dejarla por el estado en el que se encontraba, pues querían tratar sus heridas y revisar su condición, pero accedieron ya que esta se negaba a recibir atención médica si no se lo permitían.

Luego de ello, recibió tratamiento médico, al parecer no era nada muy grave o bueno al menos no para Juliette, necesitaria unas semanas para recuperarse o tal vez un mes.

El funeral de todos las vidas perdidas a causa de aquella horrible guerra en Xxnate, se llevaría a cabo tres días después de su finalización puesto que aún debían de rescatarse e identificar los cuerpos de los que lastimosamente ya no se encontraban con vida. Ese mismo día se llevaría a cabo un acto de reconocimiento para las personas que sobrevivieron y terminaron con la anterior.

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El día del evento llegó, pero duró poco, pues eran solo tres personas las que sobrevivieron, entre las cuales estaba Juliette.

Al finalizar Juliette se retiró para dirigirse a la tumba de sus seres queridos para poder de alguna manera “despedirse” e “disculparse” con ellos.

Primero se dirigió a la tumba de Amanda, se puso de rodillas y dejó un ramo de flores cerca de esta.

– Lo lamento, debería haber estado allí, tal vez la cosas no hubieran terminado de esta forma – Agacho la cabeza con tristeza.

– No se como decírselo a tus pequeños hijos, ¿como decirles a esos ojitos tan llenos de vida e inocencia que su madre está muerta y que no pude hacer nada para evitarlo?.

– De solo imaginar las lagrimas que caeran de esos ojitos cuando se los diga me destroza el alma – Se tapó aquellos ojos llorosos con las manos, no quería que cayeran lágrimas, pero de todas formas caían, una tras otra sobre aquella tierra húmeda.

– Dijiste que tenías algo para decirme, ¿Por qué rompiste tu promesa? ¿Por qué prometes cosas que no vas a cumplir? ¿Por qué me haces esto? – Dijo entre sollozos la joven.

Emir la observaba a lo lejos, hasta que se decidió a parar a la albina. Se acercó a ella y se paró a un costado.

– Juliette, basta, es irrespetuoso, dejala ir – Dijo Emir, con los brazos abiertos.

– Tienes razón, lo siento Amanda, descansa en paz, cuidare bien de tus dos hijos.

Juliette, prendió una vela y luego de ello, se volteo rápidamente para abrazar a Emir, en busca de un poco de consuelo en aquel abrazo.

– ¿Estás segura de que quieres seguir? Si aún no te sientes preparada podemos volver otro día…

– No, estoy bien, no puedo defraudar a los Smith, de seguro están esperando por mi…

Emir se limitó a escuchar las palabras de la albina, quiera que la joven descansará como era debido pero tambien sabia lo mucho que significaba aquellas tres personas para ella, incluso el mismo al oír la noticia se entristeció a pesar de no tener mucho contacto con ellos, no podía imaginar como le habría afectado aquello a Juliette quien era muy cercana a ellos.