En esta nueva aventura, Liz Asiria, la sirena bruja, se embarca en una travesía con su variado grupo de amigos: Kai, un vampiro con habilidades sobrenaturales; Basil, un dragón legendario conocido como Leviatán; Demian, un semidios con la esencia de Anubis en sus venas; Sirius, un hombre lobo Alfa con un instinto agudo; y Melissa, una cazadora experta. Juntos descubren una antigua puerta escondida en las profundidades del océano que los transporta a Akvy, un mundo lleno de enigmas y desafíos.
En Akvy, el grupo debe enfrentar una serie de pruebas mágicas y secretos oscuros que podrían desestabilizar tanto su mundo como el nuevo al que han llegado. Cada uno utilizará sus habilidades únicas para resolver misterios, luchar contra criaturas y descubrir la verdad detrás de la puerta interdimensional. La aventura pondrá a prueba su valentía y la solidez de su amistad mientras exploran este enigmático y peligroso nuevo reino solo para cumplir con la profecía de la "hija de Poseidón."
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Capítulo 22: Nessbit y Leviatán
Sin más advertencia, Nessbit lanzó un rugido ensordecedor que hizo temblar la cámara, y el combate comenzó. El dragón arremetió con una fuerza y velocidad asombrosas, lanzando torrentes de agua a presión y látigos de su cola gigantesca que partían la roca como si fuera papel. El grupo se dispersó rápidamente, cada uno buscando una forma de atacar al monstruo.
Kai, con su velocidad vampírica, se movió como un rayo, tratando de distraer al dragón y buscando puntos débiles en sus escamas.
Sirius, en su forma de lobo alfa, se lanzó a la batalla con furia, desgarrando y mordiendo con sus poderosas mandíbulas, mientras Demian invocaba la energía de Anubis para crear escudos protectores que desvían los ataques de Nessbit. Liz ayudaba a Demian con escudos de protección. Melissa, aunque humana, no se quedó atrás; con precisión, disparaba sus flechas encantadas, buscando cualquier punto débil que pudiera ralentizar al monstruo.
Basil, sintiendo la presión del momento y el peso de la responsabilidad, inhaló profundamente, permitiendo que la esencia del Leviatán que residía en su interior se manifestara. Sus ojos adquirieron un brillo intenso, y las escamas verdes con azul como tornasol comenzaron a emerger a lo largo de sus brazos, otorgándole una apariencia casi dracónica. Sabía que para enfrentar a Nessbit, un dragón marino de un poder ancestral, tendría que liberar una parte de la fuerza que había mantenido contenida durante tanto tiempo.
Con un rugido que resonó en toda la cámara, Basil se lanzó hacia Nessbit, desatando una ráfaga de fuego azul que salió disparada de su boca y manos. El fuego no era común; era una flama viviente, alimentada por la esencia del Leviatán, ardiente y poderosa, que crepitaba con una energía que parecía desafiar las mismas leyes de la naturaleza. Las llamas se abalanzaron sobre Nessbit con una ferocidad implacable, impactando de lleno contra la piel escamosa del dragón marino.
Nessbit, sorprendido por la intensidad del ataque, retrocedió momentáneamente, sacudiendo su enorme cuerpo para intentar apagar las llamas que se adherían a él como una segunda piel. Pero Basil no dejó espacio para que el dragón marino se recuperara. En un movimiento rápido, se abalanzó hacia el costado de Nessbit, sus garras ahora transformadas en afiladas extremidades cubiertas de escamas, desgarrando con fuerza las escamas del dragón marino.
Nessbit respondió con un rugido ensordecedor, abriendo sus mandíbulas para lanzar un torrente de agua a presión hacia Basil, con la intención de empujarlo y ahogarlo bajo una marea imparable. Sin embargo, Basil, sintiendo el poder del Leviatán fluir a través de sus venas, resistió la embestida, plantando firmemente sus pies en el suelo, mientras su cuerpo comenzaba a emitir una luz azulada, una señal de que estaba accediendo a una parte aún mayor del poder de su alma dracónica.
El agua comenzó a vaporizarse al contacto con el cuerpo de Basil, creando una niebla espesa que envolvió a ambos combatientes. Dentro de esa nube, Basil y Nessbit se enfrentaron en un feroz combate cuerpo a cuerpo. El dragón marino intentó aplastar a Basil con sus enormes garras y colmillos, pero Basil, alimentado por la furia y el poder del Leviatán, esquivaba con una agilidad sobrehumana, respondiendo con golpes de fuego azul y cortes precisos que debilitaban gradualmente a Nessbit.
En un momento crítico, Nessbit lanzó un zarpazo con todas sus fuerzas, alcanzando a Basil en el costado y enviándolo volando contra una pared de la cámara. El impacto fue brutal, y Basil sintió cómo el aire le abandonaba los pulmones. Por un segundo, el dolor lo hizo dudar, pero la visión de sus amigos luchando a su lado lo impulsó a seguir adelante.
Con un esfuerzo supremo, Basil se levantó, su cuerpo ahora rodeado completamente por el aura azul del Leviatán. Dejó escapar un rugido que sacudió la estructura misma de la cámara, liberando una onda expansiva de energía que empujó a Nessbit hacia atrás. Basil se lanzó hacia el dragón marino una vez más, pero esta vez no lo hizo solo como humano con el alma de un dragón; lo hizo como un dragón que había aceptado plenamente su naturaleza.
Al estar frente a Nessbit, Basil desató todo el poder de su aliento de fuego azul, apuntando directamente al cuello del dragón marino, donde la Llave del Olvido colgaba. Las llamas penetraron las escamas de Nessbit, quemando con tal intensidad que incluso el agua que intentaba extinguirlas era devorada en el proceso. Nessbit aulló de dolor, retrocediendo mientras intentaba liberarse del poder abrumador de Basil.
La batalla se tornó aún más intensa, ambos dragones luchando con una ferocidad digna de leyendas. Nessbit, en su desesperación, intentó usar su tamaño y fuerza bruta para aplastar a Basil, pero cada vez que lo hacía, Basil respondía con ataques más potentes, más precisos, y con una voluntad inquebrantable.
Finalmente, con un último esfuerzo, Basil canalizó todo el poder del Leviatán en un solo punto, lanzándose con velocidad vertiginosa hacia Nessbit. La colisión fue titánica, una explosión de luz azul y rugidos que resonó en la cámara. Cuando el polvo se asentó, Nessbit, herido gravemente y exhausto, finalmente cedió, cayendo al suelo con un temblor que sacudió la cueva.
Basil, jadeando volviendo a su fachada humana y cubierto de sudor, se quedó de pie sobre el cuerpo derrotado de Nessbit. Sus ojos aún brillaban con la energía del Leviatán, pero ahora, ese brillo reflejaba también la victoria y el control qué poseía. El dragón marino estaba vencido, y la Llave del Olvido era suya para tomar.
El grupo, agotado pero victorioso, se reunió alrededor.
"Lo lograste."- murmuró Liz, con una mezcla de asombro y alivio. - "Realmente lo hiciste."
Hades, aunque no lo admitió, miró a Basil con una nueva consideración. Quizás, solo quizás, este compañero no eran tan inútil como había pensado.
Pero no había tiempo para celebraciones. La Llave del Olvido estaba ahora en sus manos, pero sabían que su misión estaba lejos de terminar. Lo que les esperaba más allá de este desafío sería aún más peligroso, y solo como un verdadero equipo podrían tener alguna esperanza de salir victoriosos.
hiciste tanto por mi como yo por ti
y es gracias a ti que ambos podemos ser felices juntos