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Corazón De Cristal

Corazón De Cristal

Status: Terminada
Genre:Completas / Contratadas / Ascenso de clase social / Matrimonio entre clanes / Amantes del rey / Secretos de la alta sociedad
Popularitas:493.1k
Nilai: 4.9
nombre de autor: thailyng nazaret bernal rangel

Después de que el Rey Evans se llevara a la fuerza a Liliam, la vida de su hermana Sandra cambió bruscamente, su padre le ha dejado a cargo de las obligaciones de la hacienda, su vida deja de tener sentido para ella, pero comienza a tener un poco de luz cuando el General Itans llega a la hacienda para cumplir con la misión que el encomendó el rey, pero sin esperar lo que le tenía deparado el destino. Segundo libro de Corazón de Piedra.

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EL HERMOSO RETRATO

...SANDRA:...

— ¿ Habrá escuchado ? — Pregunté preocupada después de que se marchó el General Itans, no quería que mal interpretara nada.

Él no había mostrado nada en su rostro cuando entró a la cocina, estaba como de costumbre, formal y educado.

— No lo creo — Clara movió su mano con desdén — ¿ Me tomarás la palabra?

— No, Clara, eso no es bien visto... Yo no voy a forzar nada, el General Itans parece un hombre muy correcto y no ha mostrado ningún interés por mí, yo no voy a seducirlo... Además, pensar en mí es egoísta ahora, debo ayudar a mi padre y no quiero dejarte sola.

— Está bien, está bien, solo fue una idea — Movió sus manos en señal de rendirse — De acuerdo, si lo sé, yo tampoco quiero quedarme sola pero no puedes sacrificar tu futuro para satisfacer a mi padre... ¿ Y qué tal si es peor ? ¿ Y si te casas con un campesino? llevarás ésta misma vida de servicios, te mereces lo mejor.

Me tocó el brazo y se marchó a su habitación, mis manos siguieron en los platos sucios, al menos ya no me salían ampollas.

Dejé caer un par de lágrimas, pensando en las palabras de Clara, pero su idea era fatal ¿ Que clase de libros leía Clara ? Yo era una señorita respetable, digna y honesta, no podía hacer algo como eso para cambiar mi situación, era egoísta. Seducir al General Itans era una mala idea, además ni me gustaba, no podría forzarlo, ni forzarme a mi misma. Ni modo, mi destino había cambiado desde que Liliam se marchó y debía aceptarlo.

La imagen del General Itans debajo de mí llegó a mi mente.

...****************...

Habían pasado muchas semanas desde que el General Itans llegó a las tierras de mi padre. Yo seguía enfrascada en mi horrible rutina y mi padre en la suya junto al General Itans. Le había dado un recorrido por las tierras, le había mostrado los surcos sembrados y también le presentó a los campesinos, todos se mostraron muy educados, incluso se quitaron sus sombreros de paja para saludar al general, ante mi padre actuaban como si no estuvieran acosandome cada vez que yo les llevaba la comida.

Las tierras de mi padre estaban divididas por un pequeño muro de piedra, eran muy amplias y llenas de colinas, del otro lado estaba un pequeño bosque, no había más hacendados a kilómetros.

No hubo otro acercamiento con el general, él solo me dirigía la palabra por cortesía y luego seguia su camino, también me había tocado limpiar su cuarto en una oportunidad pero extrañamente se había marchado cuando le dije que debía limpiar, no me ayudó como la primera vez y me pregunté si era un caballero realmente o había fingido serlo.

Esos ojos azules me cautivaban en todo momento, eran tan preciosos, era como mirar dos lagos cristalinos pero esos ojos casi no me observaban como yo a ellos.

Me desperté con sus ojos en mi mente, de nuevo.

Todavía estaba oscuro, Clara roncaba levemente y sonreí, todas compartíamos ese defecto, me imaginé a Liliam despertando a su futuro esposo con sus ronquidos.

Me levanté y fuí al armario, busqué en el cajón mis pinturas mientras sostenía la lámpara de queroseno. Hace mucho que no habría ese cajón, allí estaban mis viejas pinturas, mis pinceles.

Los saqué con cuidado de no despertar a Clara y abrí los recipientes, aún servían, no estaban secas, el olor a óleo fue como un deshago para mí. Después de sacarlas todas abrí la puerta del armario, hurgue entre la ropa y el fondo, encontré mis lienzos. En uno pinté las tierras de mi padre, en otro a Liliam comiendo debajo de su árbol con su ropa de campesino y a Clara leyendo en un sofá, también a mi padre barriendo el patio. Me reí con esa.

Saqué un lienzo sin usar y también mi caballete, lo revisé y sorpresivamente no se lo habían comido las termitas.

Lo coloqué cerca de la cómoda, coloqué la lámpara de queroseno allí, también las pinturas y los pinceles, un vaso con agua para limpiar el pincel. No podía faltar el delantal, me tardé buscándolo pero lo encontré, aún tenía algunas manchas de la última vez que pinté.

Me lo coloqué y arrastré el banco delante del caballete, coloqué el lienzo allí.

Empecé a mezclar las pinturas para lograr el tono que quería y trace el pincel, mi mente recordando cada detalle. El azul claro, el dorado, el tono beige, rosa, blanco, todos los tonos. Me quedé sumergida en aquel lienzo, las manchas empezaron a tomar forma mientras intentaba comprender ese repentino deseo de volver a pintar, mi inspiración había vuelto después de tanto tiempo y no quería dejar de hacerlo, mi mano se siguió moviendo. El tiempo pasó y el amanecer se abrió paso por la ventana, los rayos iluminaron mi lienzo y me percaté de que había pintado el rostro del General Itans.

¿ Qué rayos me sucedía? Jamás había pintado el rostro de un hombre que no fuese mi padre, me sonrojé ante esa mirada, al menos había logrado que fuera su misma mirada.

Era mi mejor trabajo.

— Por el Creador... — Musitó una voz, Clara estaba detrás de mí, despeinada y con su blusón, su rostro soñoliento se tornó despierto de inmediato cuando notó lo que había pintado.

Tomé el lienzo y me levanté.

— No es lo que crees — Murmuré y sonrió.

— Ese hombre rubio obviamente es el General Itans — Dijo con un tono insinuante.

— No... Viste mal... Es un rostro inventado.

— Sí, yo no nací ayer Sandra — Se cruzó de brazos.

— No lo malinterpretes.

Dió un paso y me arrebató el lienzo de las manos.

— Dame eso — Le dí una mirada de enojo mientras la perseguía, empezó a correr por toda la habitación con mi lienzo — Clara, deja de comportarte como una niña.

— Si te gusta, si te gusta — Dijo varias veces con rostro de diversión, la perseguí mientras soltaba un gruñido.

— No me gusta.

— Claro que sí — Se subió en la cama y empezó a saltar, me trepé también y traté de quitárselo.

— Dámelo ya — Exigí mientras ella se reí.

— Está bien pero déjame verlo — Dejó de saltar y yo también, observó el lienzo y mi rostro empezó a arder de la vergüenza — Guao, quedó idéntico, hasta parece que nos estuviera observando, es muy hermoso éste retrato hermana — Me entregó, lo observé — Tienes un gran talento, podrías ganarte la vida haciendo retratos a personas importantes.

— No, es solo un pasatiempo, además, tendría que estudiar y no tengo tiempo — Bajé la cama, desanimada de nuevo.

— ¿ Vas a mostrarle ese retrato al General Itans? — Preguntó.

— ¡ Jamás! — Alcé la voz.

— ¿ De qué sirve que los hayas hecho sino se lo mostrarás ?

— Creerá lo mismo que tú si lo hago, a parte de tí nadie más debe saber que retraté al General Itans, nadie más ¿ Entendido? — La señalé en advertencia.

— Entendido hermana, tranquilízate — Se dejó caer en la cama y se arropó con las mantas — Pero es un desperdicio que no le saques provecho a tu talento.

Observé el cuadro, todo quedó idéntico, hasta sus labios.

Sonreí, orgullosa de mi misma pero evitando pensar en la razón por la que retraté al General Itans.

Aún estaba húmedo, así que lo dejé en el caballete pero lo cubrí con una manta.

— ¡ Sandra! — Gritó mi padre desde la sala.

Salí de la habitación y bajé las escaleras.

— ¿ Qué sucede padre? — Pregunté pero me detuve en seco, estaba junto al General Itans, en seguida me sonrojé, yo estaba descalza, en ropa de dormir y con mi delantal manchado de pintura.

Mi padre estaba vestido como si fuera a salir.

— Pensé que ya estabas lista — Dijo mi padre.

— Lo siento, se me fue el tiempo.

— ¿ Estabas pintando ?

Asentí con la cabeza, el General Itans me observó detenidamente.

— Me alegra que hayas retomado — Mi padre sonrió.

— Gracias.

— Voy a salir a Silon, iré al mercado a ver los precios de los productos y ver qué es lo que más se está vendiendo — Dijo mientras se colocaba su sombrero — Tú ayudarás al General Itans a revisar unas facturas.

Lo observé de reojo, noté que estaba reparando mi delantal.

— ¿ Qué hay de los campesinos?

— Les dí el día libre, vuelvo en la tarde — Se acercó y me dió un beso en la frente, limpió una mancha de pintura en mi mejilla.

— ¡ Qué tengas un buen viaje! — Le deseé.

— General Itans, dejo en sus manos a mi hija — Hizo un gesto con el sombrero, el general se inclinó.

— Buen viaje Señor Cuper.

Mi padre caminó hacia la puerta — Ah, llegó una carta de Liliam, la dejé en el escritorio.

Mi corazón saltó de alegría, mi padre se marchó.

Me quedé de pie en la sala, el General Itans entrelazo sus manos. Llevaba unos pantalones color café y una camisa mangas largas blanca, tenía el cabello despeinado. Observé su rostro, un retrato no podía abarcar tanta belleza, jamás podía lograr que se viera como él se ve en persona. No me dí cuenta de que me quedé observando su rostro detenidamente, sus ojos giraron hacia mí y aparté mi vista de él.

— Buenos días Señorita Sandra.

— Buenos días.

— Ya escuchó lo que dijo su padre.

— Sí, deme un momento, voy a cambiarme de ropa — Me volví hacia las escaleras.

— ¿ Usted pinta ? — Preguntó y lo observé de reojo.

— Hago el intento, no soy muy buena... Solo es un pasatiempo.

— ¿ Puedo ver sus pinturas ? — Preguntó y me puse nerviosa al pensar en el retrato.

Sin querer guié mi vista hacia la pared junto a la escalera, había un cuadro pintando por mí, colgado allí. El General Itans siguió mi mirada y se acercó a la pared.

— ¿ Usted pintó éste?

— Sí, general — Mis manos se enterraron en el delantal cuando se quedó observando cada detalle, era una cascada, quedaba en el pequeño bosque junto a las tierras de mi padre, Liliam, Clara y yo solíamos ir de pequeñas y yo aproveché en una oportunidad de pintarla. Incluso le coloqué mi forma y la fecha.

Se quedó tanto tiempo observando que me debatí entre aclarar mi garganta o llamarlo para que saliera de su ensueño.

— Es muy modesta al decirme que nos es muy buena, parece como si esa cascada estuviera del otro lado de la pared, es impresionante el realismo de los tonos — Dijo sorprendido y me observó, me sentí más nerviosa aún, nadie le había dado esa descripción a mis pinturas.

— Muchas gracias pero es mucho más impresionante en persona.

— ¿ Dónde queda ese lugar? — Preguntó.

— Está muy cerca de acá.

— Me encantaría ir en alguna oportunidad.

Sonreí y me llevé un mechón de cabello detrás de la oreja, siguió el camino de mis dedos con la mirada y sabía que mi rostro seguramente estaba carmesí.

— Claro, cuando lo desee puedo llevarlo.

Repentinamente se tornó serio y retrocedió, como si ya se le hubiera disipado la impresión por mi cuadro.

Subí las escaleras a trote.

Me cambié, colocándome un vestido sencillo color azul y me peiné el cabello, me lo dejé suelto. Ya que hoy no iba atender a los campesinos, ni a los animales, me arreglé un poco. Pinté mis labios de rosa y me coloqué mis zapatillas de tacón color blancas.

— Llegó una carta de Liliam, mi padre la dejó en su escritorio — Le avisé a Clara y ella dió un salto fuera de la cama.

— ¿ En serio ? Me muero por saber de ella.

— Ponte algo decente, el General Itans está abajo.

— Por eso te pusiste tan preciosa.

— No, no fue por eso — Puse los ojos en blanco.

Salió de mi habitación para vestirse en la suya, Clara debería llamarle armario a su habitación porque no la usaba para dormir.

Volví abajo y el General Itans aún se encontraba en la sala.

Caminé hacia él, observó mi ropa y mi cabello suelto, era la primera vez que me observaba tan arreglada, pero su mirada fue indiferente, Clara venía bajando también.

— Buenos días General Itans — Dijo ella, se recogió el cabello en una coleta alta y llevaba un vestido gris con zapatillas del mismo tono.

— Buenos días Señorita Clara.

Mi hermana se dirigió al estudio para buscar la carta de Liliam.

— ¿ No ha desayunado ? — Pregunté.

— Me comí una manzana.

— Oh, entonces prepararé algo.

— No es necesario señorita — Cortó y se giró hacia el estudio — Empezemos a trabajar de una vez.

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Mara
me suena a q la cuñada quería ser la vieja del nuevo duque/CoolGuy/
Ameiry Peña perez
Excelente
Cecilia Hidalgo
Wow hermosa historia me encantó, una muy bella narración y de trama excelente, ame a los protagonistas, te deseo mucho éxito en todo, muchas bendiciones, nos vemos en la próxima.
Isabel Peña
Excelente muy buena!!!!!!!!!!!
Bea Tastro
Excelente
Norma Garcia De Barros
excelente!!!!!!!✍️🫶👏👏👏👏👏
Mara
ahora él si muy digno no busca a una mujer por interés 🙄 quizá de puro amor se vive/CoolGuy/
Lorena Itriago
Excelente
Lorena Itriago
excelente
Jharumy Liviapoma manchay
Excelente
Lorena Itriago
clara es mayor o menor?
Nellys Bericote
Excelente
Anonymous
Hermosa la historia me fascinó
Yesica López
Muy beya/Smile//Smile//Smile//Smile/
Yesica López
Por el amor a Dios clara es mi favorita espero que no me desepcione al leer su novela
Yesica López
Haaa a que emoción
Yesica López
Hasta que dijo algo censato el viejo este /Shy//Shy/
Delfina Sánchez
Que difícil perdonar lo que hizo Itans 😢 y tener que verlo
Delfina Sánchez
Que paso con Itans 😢 😢
Delfina Sánchez
Es tan lindo Itans, lo amo
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