Linda es una mujer que a lo largo de su vida ha sufrido por su sobrepeso, aun así no se deja intimidar y trata de llevar una vida tranquila. Ella sufre porque su periodo es inestable, así que debe ir a una revisión.
Ethan es un CEO muy importante, su sueño es casarse y tener hijos, pero su novia se niega a ello porque no desea perder su figura, así que decide alquilar un vientre.
Pero no todo sale como se planea, Linda está embarazada, ¿pero cómo, si ella es virgen? En la clínica se han equivocado y ahora es Linda quien lleva al hijo de Ethan, ¿Cómo solucionaran esta confusión? ¿Linda estará dispuesta a entregar a su hijo cuando nazca?
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Primer encuentro del destino
Un día antes de la inseminación
Ethan: 📱(llamada)
— Sí, X, todo está bien. Ya hablé con Daiana, llegamos a un acuerdo. Mañana llega la muchacha para hacer la inseminación. No dijo nada, lo aceptó como si nada... aunque puso sus condiciones, ¿quién soy yo para decirle que no si la amo?
X: — Wow, amigo, qué sorpresa. ¿Así que ella accedió?
Ethan: — Sí, parece que sí. Mi mamá está feliz, dice que por fin la voy a hacer abuela.
X: — Jejeje, ya era hora. ¿Y tú qué piensas?
Ethan: — Yo la amo, X. Podría buscar otra que me dé hijos, pero no quiero a otra. Cuando nazca el bebé, le pediré que se case conmigo.
X: — Ahí está el romanticismo, hermano. Eso sí me gusta.
Ethan seguía hablando con X cuando, sin darse cuenta, un auto perdió el control y venía directo hacia él.
Linda:
Iba caminando tranquila cuando escuché una voz sexy que me hizo parar. Miré y era un hombre guapísimo, de esos que te hacen babear. Tenía esos ojos azules que parecen un cielo despejado, y una sonrisa que derrite. Pero él estaba tan concentrado en su llamada que no vio que un auto venía directo hacia él.
En ese instante, sin pensarlo, me lancé hacia él para protegerlo. Al caer, me raspé la rodilla, pero ni me importó. Caí encima de sus labios y sentí una chispa, una electricidad que recorrió mi cuerpo desde la punta de los dedos hasta el corazón. Sus labios eran suaves y cálidos, y el beso profundo y sorprendentemente dulce.
Lo extraño fue que él no me apartó ni un segundo; parecía que respondía al beso con la misma intensidad. Por un momento, todo el ruido del tráfico desapareció y solo existíamos los dos, atrapados en ese instante eléctrico.
Cuando la gente comenzó a acercarse, me separé con una sonrisa nerviosa y le dije:
— Disculpe, pensé que era mi novio, por eso lo besé.
¡Qué vergüenza! Pensará que soy una facilona, pero no me importó. Ese beso valió cada segundo.
Ethan:
Estaba hablando con X cuando de pronto sentí un peso sobre mí y unos labios posándose sobre los míos. Fue una sensación totalmente inesperada, una descarga eléctrica que me dejó sin aliento. El beso fue profundo, y por primera vez en mucho tiempo no quise detenerlo.
Una voz nos interrumpió:
— Joven, ¿está bien?
Me separé y la joven me dijo que pensó que era su novio. Antes de que pudiera preguntarle su nombre, salió corriendo.
¿Qué fue eso? pensé. Nunca había sentido algo así, y lo más extraño es que ella no es mi tipo: no es rubia, no tiene ojos claros y no es delgada... pero ese beso... ese beso fue diferente.
Linda:
— Sí, valió la pena el raspón en la rodilla. ¡Guau! Ese beso fue como nada que haya sentido antes. Creo que no me lavaré los dientes en años solo para que ese sabor a menta no se vaya.
Aunque un hombre así jamás se fijaría en mí, esta vez no salió corriendo. Ja, ja, ja. Parece que mi táctica de tirarme encima funciona. Creo que mi cuota de besos por esta vida está cumplida.
— ¿A dónde iba? Al súper, pero con semejante bombón, se me fundieron las neuronas. Ni siquiera me dio tiempo de preguntarle su nombre, y honestamente, no me importó. Seguramente me habría dado un nombre falso, y mejor así, porque no quiero complicaciones.
— Pero qué labios... y ese olor a maderas con pino... no puedo sacarlo de mi cabeza.