ATENCIÓN!! Si aún no haz leído "Prisionera Del Ruso" Te invito a que lo hagas antes de continuar esta lectura ya que esta es una continuación que abarca la vida de Diego Manssiani.
Un hombre con el corazón roto, aferrado a un amor imposible que no ha podido dejar atrás.
Una mujer dispuesta a todo por el bienestar de su familia.
¿Fue un simple robo lo que los unió o sus destinos ya estaban entrelazados?
NovelToon tiene autorización de Lilith James para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Quedarme
—No tienes que hacer eso. Por favor, te prometo que me iré y nadie sabrá de mí— Pues para qué digo que no tengo miedo si es mentira.
No sé en qué tanto está pensando, pero me está poniendo los nervios de punta. Sentir que no tienes el control de tu vida es una sensación horrible.
—Está bien, voy a dejarte ir.
—¿De verdad?
—Sí, voy a dejarte ir, incluso ayudaré a tu familia, pero tengo una condición— Eso ya es algo, que me haya perdonado la vida es una oportunidad para pensar en un mejor plan para irme de aquí.
—Lo que sea, prometo hacerlo.
—Dejarás de robar— ¿Solo eso?
—Claro, por supuesto. Ya no lo haré más.
—Y lo más importante... Te quedarás aquí conmigo— ¿Quedarme con él? No, eso... yo no puedo quedarme aquí, tengo cosas más cruciales que hacer.
—¿Qué? ¿No puedes hacerlo?— Si digo que no es muy probable que no me deje con vida. Además, las personas que me enviaron aquí dijeron que esta casa pertenecía a uno de los más importantes narcotraficantes. Si me quedo aquí podría ser beneficioso, tan solo debo encontrar un momento para preguntarle a mi jefe si está de acuerdo.
—Entonces...
—Está bien, me quedaré.
—Bien— Se acercó y desató mis manos. —Pero recuerda esto, si te vas o intentas engañarme sabré que no estás nada arrepentida por lo que hiciste y me las pagarás.
—Lo entiendo— Es bastante intimidante la forma tan segura con la que habla. Pero sus ojos, esos ojos color avellana me miran con un anhelo bastante desconcertante.
—¿Cuál es tu nombre?
—Me llamo Rachel Fox.
—¿Y de donde eres?
—Soy Norteamericana— No lo soy, pero él no tiene por qué saberlo.
—Está bien, nos quedaremos aquí esta noche. Le ordenaré a alguien que te traiga ropa seca— Con todo esto había olvidado lo empapada que estaba por haberme caído en el estanque.
—Debo ir a hacer algo, no tardaré. Pero recuerda, no eres una prisionera aquí, puedes irte cuando quieras, pero si lo haces sabré que me estuviste mintiendo todo este tiempo y te mataré— Entonces, técnicamente si soy una prisionera.
Abandonó el lugar dejándome sola, momento que aproveché para tomar el teléfono que había en el estudio y llamar a mi jefe.
Si estás personas son criminales es claro que los dispositivos que los rodean son los más seguros de usar.
—¿Hola?
—Vladimir, soy yo. Rachel.
—Rachel, querida. Sabía que saldrías con vida de ese lugar.
—Si, me perdonaron la vida, pero a cambio tendré que quedarme en este estúpido lugar.
—Eso es bueno, sabía que en cuanto te viera el muy estúpido se ablandaría.
—¿Qué está pasando, Vladimir?
—Mi querida Rachel, eres maravillosa. Necesito que te quedes ahí y me informes todo lo que haga Diego Manssiani— ¿Diego Manssiani? Es...es el pez gordo que gordo que andaba buscando. No puedo creer que Vladimir Ivanov me lo acaba de poner en bandeja de plata.
Entonces quedarme aquí, no será una perdida de tiempo después de todo.